Desde el caso de Karen Ann Quinlan, las perspectivas de quienes sufren daño cerebral grave se han quedado fijas en la mente del público. Esto ha llevado al abandono colectivo de estos pacientes, que reciben poco más que lo eufemísticamente llamado “custodia médica”. Trazando un paralelo con el movimiento de los derechos civiles en los Estados Unidos, y a partir del creciente conocimiento científico acerca de los pacientes en estado de conciencia mínima, este artículo desafía las antiguas presunciones y argumenta que la conciencia es un derecho humano básico, y que estos pacientes necesitan estar más plenamente integrados en la sociedad.
Publicado en BIOÉTICA, NEUROÉTICA, LIBERTAD Y JUSTICIA Editorial Comares, S.L. CGran Capitán, 10 – Bajo 18002 Granada Telf.: 958 465 382 • Fax: 958 272 736 E-mail: libreriacomares@comares.com http://www.editorialcomares.com http://www.comares.com ISBN: 978-84-9045-073-4 • Depósito legal: Gr. 1396/2013
Joseph J. Fins, M.D., M.A.C.P.The E. William Davis, Jr., M.D. Professor of Medical EthicsChief, Division of Medical EthicsProfessor of MedicineProfessor of Public HealthProfessor of Medicine in PsychiatryWeill Medical College of Cornell University&Member, Adjunct FacultySenior Attending PhysicianThe Rockefeller University & The Rockefeller University Hospital