Algunos datos sobre la reproducción asistida en Estados Unidos

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De los 60,2 millones de mujeres que hay en Estados Unidos  en  edad  reproductiva,  alrededor  de  1,2  millones (2 %), han realizado una consulta médica relacionada con algún problema de infertilidad, durante el año anterior a la consulta actual, y alrededor del 15 % han requerido los servicios de una …

De los 60,2 millones de mujeres que hay en Estados Unidos  en  edad  reproductiva,  alrededor  de  1,2  millones (2 %), han realizado una consulta médica relacionada con algún problema de infertilidad, durante el año anterior a la consulta actual, y alrededor del 15 % han requerido los servicios de una unidad de infertilidad en algún momento de su vida, según se comenta en un editorial del New England Journal of Medicine con motivo de la publicación de un magní­fico artí­culo, también publicado en la misma revista (N Engl J Med, 350; 1639, 2004), sobre la situación de la reproducción asistida en ese paí­s.

         Es indudable que la reproducción asistida tiene un gran interés, no solo para las parejas afectadas  por un problema de infertilidad, sino también para la sociedad en general, pues alrededor de ella se plantean importantes problemas, no solamente biomédicos, sino también éticos. Por ello, nos parece de gran  interés transmitir a nuestros lectores lo más destacado que sobre esta materia se vaya publicando.

         Las principales causas de infertilidad en las mujeres son: obstrucción de las trompas, adhesiones pélvicas, endometriosis y anovulación. En el hombre la principal causa es la pobre calidad del semen.

         Dos importantes acontecimientos se han producido en los últimos 50 años, motivo de objetiva esperanza para las parejas infértiles: el descubrimiento de fármacos que pueden favorecer la ovulación (aproximadamente tres cuartas partes de estas mujeres consiguen quedarse embarazadas después de uno a seis ciclos de tratamiento) y el gran desarrollo que han adquirido las técnicas de procreación asistida.

         Con respectos a estas últimas, y con independencia de la valoración ética y moral que las mismas merecen, derivada del hecho de iniciar una vida humana fuera del contexto natural  de donación corporal, fruto del amor, entre un hombre y una mujer, y del no desdeñable  número de vidas humanas que se pierden con estas técnicas, el principal problema técnico  relacionado con las mismas son los embarazos múltiples que se producen. Así­ en el año 2001, el 35,8 % de todos los niños nacidos vivos utilizando  técnicas de reproducción asistida lo fueron como consecuencia de embarazos múltiples. De ellos más del 3,8 %, se gestaron en embarazos triples o con mayor número de embriones. Por el contrario, en la población norteamericana general, los nacidos tras embarazos múltiples no superaron el 3 %.

         Los embarazos con múltiples fetos se asocian a un mayor número de riesgos, tanto para la madre  como para los hijos. Así­, para la madre hay riesgo aumentado de hipertensión, anemia, desprendimiento de placenta, placenta previa, parto prematuro y necesidad de cesárea. Para los niños, prematuridad, bajo peso al nacimiento, anomalí­as congénitas y mayor posibilidad de fallecer en el embarazo, parto o prematuramente, tras el nacimiento.

         Según datos de Sanidad de nuestro paí­s, la mortalidad perinatal pasa del 9,1 por mil en los embarazos simples, al 25,4 por mil en los dobles y al 42 por mil en los triples. También es de interés señalar que España es el paí­s europeo con más embarazos múltiples. En efecto, de acuerdo con los datos de la Sanidad catalana, los únicos disponibles, entre el 33 % y el 36 % de las mujeres fecundadas in vitro desarrollan embarazos  múltiples, rondando el 12 % (siete veces más que hace 10 años) los embarazos de trillizos. Es importante señalar que este porcentaje en Suecia y Dinamarca es de alrededor del 0,4 %. Así­ mismo la proporción de embarazos gemelares se ha duplicado en la última década.

         En el momento actual, la nueva Ley de Reproducción Asistida no permite fecundar más de tres ovocitos, ni implantar más de tres embriones por ciclo. Aunque las numerosas excepciones previstas en dicha ley, hace que este tope de  embriones implantados prácticamente no tenga vigencia. El actual Gobierno tiene previsto modificar esta ley para permitir implantar mayor número de embriones.

         En 1999, con intención de reducir el número de gestaciones múltiples, se publicaron unas guí­as por  diferentes sociedades cientí­ficas de Estados Unidos, que trataban de regular el número máximo de embriones que se podrí­an implantar. En ellas, se especificaba que en las mujeres menores de 35 años, con embriones de buena calidad, no se deberí­a implantar más de 2 embriones.

         En el número del New England Journal of Medicine (350; 1639, 2004) anteriormente referido, se comentan los resultados conseguidos tras la aplicación de estas guí­as. En general se puede decir que los embarazos de tres o más embriones  ha disminuido desde 1997, lo que parece confirmar que  la adhesión voluntaria a estas directrices de las diversas sociedades cientí­ficas han dado su fruto. En efecto, en este trabajo  se analizan los datos de las técnica de reproducción asistida recogidos por el Centro de Prevención y Control  de las Enfermedades, de Atlanta, desde 1995 a 2001, suministrados por un gran número de clí­nicas de reproducción asistida de ese paí­s.  El número de embriones transferidos por ciclo comenzó a descender  a partir de 1997, con la principal disminución (11 %) entre 1998 y 1999. Por el contrario el número de embarazos y nacidos vivos por ciclo de estimulación aumentaron ligera, pero sostenidamente, desde 1995 a 2002.   Sin embargo, el número de embarazos gemelares no varió entre 1997 y 2001. Por el contrario,  los embarazos con tres o más fetos disminuyó de forma significativa de año en año, con una disminución importante  (20,8 %), entre 1998 y 1999. Otro dato de interés es que,  pese a que ha disminuido el número de óvulos fecundados por ciclo, ha aumentado (de 20 % a 27 %) el porcentaje  de embarazos

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