Un reciente estudio liderado por investigadores japoneses, publicado en PNAS Nexus en febrero de 2025, ha desarrollado un método innovador para eliminar el cromosoma extra característico de la Trisomía 21 utilizando la técnica de edición genómica CRISPR/Cas9. Este avance representa un hito en la investigación del Síndrome de Down, una condición genética que afecta a uno de cada 700 nacidos vivos y que puede causar discapacidad intelectual y otras alteraciones funcionales.
La Técnica CRISPR/Cas9 en la Eliminación del Cromosoma 21 Supernumerario
El método desarrollado por el equipo japonés se basa en el sistema CRISPR/Cas9, una herramienta de edición del genoma que utiliza una enzima (Cas9) guiada por una molécula de ARN para cortar el ADN en lugares específicos. En este estudio, se diseñaron decenas de guías de ARN para actuar sobre múltiples segmentos de uno de los tres cromosomas 21 presentes en fibroblastos de la piel de un bebé con Trisomía 21. El objetivo era destruir selectivamente el cromosoma extra, restableciendo así la normalidad cromosómica con dos copias del cromosoma 21.
Para lograr la eliminación completa del cromosoma, los investigadores alteraron los mecanismos de reparación del ADN, bloqueando la actividad de los genes reparadores mediante ARN antisentido e induciendo múltiples cortes en el cromosoma diana. El estudio demostró la eficacia de esta técnica tanto en células troncales pluripotentes como en células diferenciadas.
Desafíos Técnicos y Éticos Pendientes
A pesar del prometedor avance, el informe subraya la existencia de importantes desafíos técnicos y bioéticos.
- Diferencias entre la edición in vitro e in vivo: La modificación genética realizada en células in vitro difiere significativamente de las posibles intervenciones in vivo en cigotos, donde las alteraciones podrían propagarse a todas las células del organismo de forma imprevisible.
- Experimentación en embriones: La aplicación de esta técnica en embriones humanos plantearía serias objeciones éticas, ya que se considera experimentación que podría dañar su integridad y vida. Actualmente, no es posible diagnosticar la Trisomía 21 hasta que el embrión tiene al menos 6-8 células.
- Efectos desconocidos en la línea somática: Aunque el estudio se realizó en células somáticas (no reproductivas), se desconocen las posibles consecuencias de reintroducir estas células “curadas” en el bebé, así como los efectos a largo plazo en su identidad.
- Riesgos off-target: Existe la posibilidad de que la técnica CRISPR/Cas9 produzca efectos no deseados en otras partes del genoma (efectos off-target), cuyas consecuencias son aún impredecibles. Los propios investigadores reconocen la necesidad de comprender mejor el mecanismo de pérdida cromosómica y evaluar las posibles consecuencias a largo plazo.
- Implicaciones para la línea germinal: La aplicación futura de esta técnica en embriones o células germinales, que provocaría cambios hereditarios, plantea graves preocupaciones éticas por la alteración del genoma humano y sus posibles efectos en generaciones futuras.
- Acceso y equidad: La disponibilidad de esta tecnología avanzada podría generar desigualdades sanitarias si no está accesible para todos.
- Actitudes sociales y eugenesia: La posibilidad de corregir genéticamente la Trisomía 21 podría reforzar actitudes negativas hacia las personas con esta discapacidad y tener implicaciones en decisiones eugenésicas relacionadas con el aborto.
El Posicionamiento de la Fundación Jérôme Lejeune y de la Cátedra Internacional de Bioética Jérôme Lejeune
La Fundación Jérôme Lejeune considera este estudio interesante e innovador, pero subraya que aún está lejos de una aplicación clínica segura. Desde la Cátedra Internacional de Bioética Jérôme Lejeune, se enfatiza que cualquier desarrollo tecnológico para personas con discapacidad intelectual de base genética debe priorizar el valor intrínseco y la dignidad del ser humano desde la concepción.
Se hace un llamamiento a la prudencia y la responsabilidad en el uso de estas investigaciones, para no generar falsas expectativas y evitar posibles daños a personas con Trisomía 21. Se considera poco ético el uso de CRISPR/Cas9 en la línea germinal y embrionaria debido a su inseguridad, efectos off-target y consecuencias imprevisibles. Sin embargo, se considera ético promover estudios a nivel somático siempre que se garantice la salud y seguridad del paciente a corto, medio y largo plazo, precedidos por estudios preclínicos en animales.
Conclusión
El estudio japonés representa un avance significativo en la investigación sobre la Trisomía 21 y el potencial de la edición genética. No obstante, plantea importantes cuestiones bioéticas que deben ser cuidadosamente consideradas antes de cualquier posible aplicación clínica en humanos. La prudencia, la seguridad del paciente y el respeto por la dignidad de las personas con Trisomía 21 deben ser los principios rectores en el desarrollo de estas tecnologías.