Bélgica despenaliza la eutanasia Tras su vecina Holanda, Bélgica es desde el segundo país del mundo en haber despenalizado la eutanasia. Desde el lunes 23 de septiembre, está en vigor una ley que autoriza a un médico a poner fin a la vida de un paciente, siempre y cuando, éste, en …
Bélgica despenaliza la eutanasia
Tras su vecina Holanda, Bélgica es desde el segundo país del mundo en haber despenalizado la eutanasia. Desde el lunes 23 de septiembre, está en vigor una ley que autoriza a un médico a poner fin a la vida de un paciente, siempre y cuando, éste, en plena lucidez y consciencia, lo haya demandado por escrito y de forma reiterada.
Tras un extenso proceso legislativo, el senado belga encontró en julio esta fórmula legal, respaldada por la mayoría liberal y socialista. Fue un proceso duro, que nos describe el redactor de la norma, el senador socialista Philippe Mahoux:
“Discutimos sobre este tema en Bélgica desde hace muchos años. Ha sido objeto de un largo debate en el Senado con intervenciones de médicos, personal, filósofos, representantes de la sociedad. Las sesiones han sido televisadas para informar a la opinión pública”.
Tras la adopción del texto, en julio, ha correspondido a la administración ejecutar los trámites necesarios que, culminan hoy martes día 24, con el establecimiento de una comisión de control y evaluación. Estará encargada de velar por el correcto entendimiento de la ley en cada uno de los casos.
Entre sus miembros, hay médicos, académicos, juristas, y especialistas en el contacto con los pacientes incurables. Una plantilla que respeta los aspectos políticos y lingí¼ísticos de este país, donde los enfermos del norte se expresan en neerlandés y los del sur, en francés.
La instalación de la comisión de control da vía libre a las posibles solicitudes. Eso sí, aún hay detalles por determinar, como cuál será el formulario que los médicos deberán rellenar y remitir a la comisión cuatro días después de dar respuesta a la última voluntad del paciente.
La despenalización de la eutanasia en Bélgica llega tras un debate social muy participativo y difícil. Algo propio del peculiar carácter de este pequeño país centroeuropeo, donde una de las tradiciones católicas más arraigadas del viejo continente, convive con iniciativas sociopolíticas de tono marcadamente liberal.
Los obispos encabezaron la activa. Mientras que la asociación para el derecho a una muerte digna, una organización con ramificaciones en otros países de Europa, fue la punta de lanza a favor de la norma.
La llegada de la ley sobre la eutanasia abre una alternativa para que enfermos crónicos decidan cuándo y en qué condiciones desean poner fin a sus vidas. Pero sobre todo, dicen sus defensores, tiene la virtud de regular una actividad que ya existe, que es relativamente frecuente, pero que ha sido secreta y, por tanto, susceptible de excesos.
“Para evitar esos excesos, la ley incluye condiciones estrictas. ¿Cuál era la situación antes de que la ley existiese? ¿Se aplicaba la muerte asistida? La sociedad no ejercía demasiado control”, nos explica de nuevo Philipe Mahoux:
A partir de ahora, el médico belga que practique una eutanasia no estará cometiendo una infracción, siempre y cuando se haya asegurado previamente de que el paciente es mayor de edad, está consciente y en pleno uso de sus facultades en el momento de la demanda. Deberá estar claro, que la petición es voluntaria y firme, en ningún caso sujeta a presiones exteriores. Además, la dolencia del interesado habrá de ser incurable y ocasionarle un sufrimiento físico o mental constante e insoportable
Para, reducir el riesgo de que se tomen decisiones de forma precipitada, el médico deberá mantener al paciente permanentemente informado sobre su estado de salud y su esperanza de vida, evocando en todo momento las alternativas que puedan sanarle o paliar su mal.
Entre la demanda escrita del paciente, que en todo momento puede echarse atrás, y la ejecución de la eutanasia deberá respetarse el plazo mínimo de un mes.
El poder legislador no limita el derecho a los enfermos en fase terminal. Basta con que la enfermedad sea crónica y siempre que el enfermo este consciente. Ahora bien, se abre una pequeña vía a la excepción al prever la existencia de una “declaración anticipada” o testamento vital. Se trata de un documento en el que cada ciudadano, mayor de edad, puede consignar su voluntad de que se le practique la eutanasia en caso de que un accidente o una grave enfermedad no le permita expresarse.
Una medida que no acaba de convencer a los especialistas belgas. Su experiencia les dice que la mayoría de personas que se ven en condiciones penosas de salud, prefieren pese a ello aferrarse a la vida. Y que no es lo mismo apostar por la eutanasia en un caso hipotético, que hacerlo cuando se está decidiendo de verdad si cruza o no el umbral de la muerte.