Células madre del cordón umbilical: mitos y realidades

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Se sabe desde hace más de 30 años que la sangre obtenida del cordón umbilical (CU) tras el parto contiene células madre con capacidad de regenerar las células de la sangre. Fue en 1988 cuando, por primera vez, se utilizó esta fuente de células para realizar un trasplante en un …

Se sabe desde hace más de 30 años que la sangre obtenida del cordón umbilical (CU) tras el parto contiene células madre con capacidad de regenerar las células de la sangre. Fue en 1988 cuando, por primera vez, se utilizó esta fuente de células para realizar un trasplante en un niño de 8 años que padecía una Anemia de Fanconi a partir del CU de su hermano recién nacido. Este procedimiento realizado hace 18 años en París consiguió la curación del paciente, hoy adulto.

En 1991 se creó el primer Banco de Cordón Umbilical en Nueva York, lo que permitió, en 1993, el primer trasplante de CU a partir de un donante no familiar. Desde entonces se han realizado en varios países más de 6.500 trasplantes utilizando sangre del CU, cedida de forma altruista a los más de 60 bancos de CU sin ánimo de lucro existentes en el mundo.

Las células madre del cordón umbilical forman parte de lo que se considera células madres adultas, distintas de las embrionarias. Desde el punto de vista científico, el trasplante de células madre de CU ha demostrado su eficacia en algunas patologías. Por ejemplo, en pacientes -niños y adultos- con enfermedades de la sangre (leucemias, linfomas y otros tumores), así como enfermedades congénitas y adquiridas no cancerígenas (Anemia de Fanconi, Síndromes de Inmunodeficiencia Severa Combinada, Talasemia, etc.). Las características de las células madre del CU las hacen particularmente atractivas, ya que su utilización se ha asociado a una disminución de algunas de las complicaciones más graves relativas al trasplante de células madre hematopoyéticas (sanguíneas).

Como en otras áreas del trasplante, España es un país pionero en este campo. Con más de 20.000 unidades de CU recolectadas en los bancos públicos de cordón -sólo superadas por EE. UU.-, en 2005 se realizaron en España 62 trasplantes a partir de estas células donadas.

Sin evidencia científica de eficacia terapéutica para el propio donante

El interés en la utilización de las células madre para el tratamiento de distintas enfermedades degenerativas de origen neurológico, cardiaco, diabetes y otras muchas ha llevado a considerar las células de CU como una posible alternativa terapéutica. A pesar de su relativa eficacia en otras patologías, es fundamental comprender que -en estos momentos y, previsiblemente, en los próximos años- no existen evidencias científicas que justifiquen la utilización de células madre del CU -ni de otras fuentes- para tratar estas enfermedades, fuera de su uso en estudios de investigación. Incluso en el caso de demostrar la eficacia, no hay razones científicas que sugieran un mayor potencial de las células de CU frente a las de la propia médula del paciente.

Uno de los mayores obstáculos para el éxito del trasplante de células madre del CU a partir de donantes no familiares es la escasez de unidades disponibles, particularmente en el caso de grupos étnicos específicos con menor representación. En los bancos públicos de CU existen algo más de 200.000 unidades para trasplantes en todo el mundo. Además, un número no determinado de bancos privados -instituciones con ánimo de lucro- almacenan unidades de CU, previo pago, para su potencial utilización por los propios donantes. Sólo el Banco de Cordón de Arizona cuenta con 400.000 unidades: es llamativo que, aparentemente, hasta hoy ninguna de ellas se haya utilizado para tratar a su donante. Si se hubiera hecho, debería haberse publicado. Existen criterios científicos que, cuando menos, hacen poco probable que esto ocurra.

En enfermedades en las que el uso de células madre de CU han demostrado su eficacia, como leucemias y otros cánceres, las células de CU del propio paciente serían de muy escaso interés. Está ampliamente documentado que uno de los mecanismos por los cuales las células madre de un donante contribuyen a curar una leucemia es su capacidad de reconocer las células “malas” del paciente y destruirlas. Este fenómeno desaparece cuando el donante es el propio paciente. De igual forma, se ha demostrado que, en niños y jóvenes con leucemias, las células malignas están ya presentes en las células del cordón del niño. Por tanto, parece más eficaz emplear células de CU de un donante y no las propias de uno mismo.

A la vista de los alentadores resultados conseguidos mediante el trasplante de células madre de CU y del coste económico de los bancos públicos, el Gobierno de EE. UU. ha invertido más de 20 millones de dólares en promover las donaciones altruistas. Además, ha realizado un estudio para determinar la manera de mejorar la organización de la red pública de bancos de CU y, como consecuencia, se ha promulgado una ley dirigida a financiar los bancos públicos y favorecer estas donaciones.

Sin duda, es legítimo el derecho de los padres a congelar el CU de sus hijos, por si en el futuro pudiera ser de utilidad, pero hoy no existen criterios científicos que apoyen su eficacia. Por el contrario, unidades de CU cedidas de forma altruista constituyen en la actualidad una fuente de células madre de enorme interés y aplicación clínica.

Publicado en Diario de Navarra, 2-20-2006

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