Crean embriones humanos para aislar células madre y luego los destruyen

Los cientí­ficos del Instituto Jones para la Medicina Reproductiva de Norfolk, en el Estado de Virginia, que comenzaron sus experimentos en 1997, ven en estas células madre una gran promesa para la regeneración de tejidos dañados. Pero el anuncio ha sido hecho público cuando un gran debate ético y cientí­fico tiene lugar en Estados Unidos y sobre la mesa del presidente George W. Bush está la decisión de autorizar o seguir vetando el uso de fondos federales para estas investigaciones.

El comité de ética del Instituto Jones consideró que «la creación de embriones para propósitos de investigación está justificado y era nuestro deber darle a la humanidad el mayor conocimiento sobre el desarrollo humano temprano». El equipo que llevó a cabo el experimento estaba encabezado por Susan Lanzendorf y Gary Hodgen. Extrajeron óvulos de 12 mujeres, que firmaron documentos de consentimiento y a cada una de las cuales se le pagó de 1.500 a 2.000 dólares (entre 285.000 y 380.000 pesetas), mientras que los donantes de espermatozoides recibieron 50 dólares (9.500 pesetas). De los 162 óvulos recogidos e inseminados con esperma de donantes, se crearon 50 embriones. Los investigadores destruyeron 40 de esos embriones para obtener sus células madres. Según recogió ayer The Washington Post, «la creación de embriones nuevos solamente con el propósito de destruirlos para la obtención de sus células troncales contradice las recomendaciones recientes de la Comisión Nacional Asesora de Bioética, el Instituto Nacional de Salud y el cuerpo asesor de ética de la Comisión Europea».

Para el psiquiatra Luis Rojas Marcos, director del sistema de hospitales públicos de Nueva York, «siempre que se produce un avance cientí­fico se reavivan los miedos ancestrales a todo lo nuevo», pero a su juicio «los avances de la ingenierí­a genética redundarán en la curación de muchos males y enfermedades, ya que estas células madre o pluripotenciales pueden servir para desarrollar órganos o tejidos. El aspecto curativo es el más valioso. A mí­ no me plantea ningún problema ético».

Hasta ahora los investigadores habí­an usado células madre procedentes sólo de embriones donados, creados en las clí­nicas de reproducción asistida, y que de todos modos hubieran sido destruidos. De ahí­ que no se trate de un gran avance cientí­fico. Estas células ya se habí­an podido aislar a partir de embriones congelados que habí­an sido desechados por parejas que los habí­an facilitado para tener descendencia y habí­an cambiado de idea o logrado lo que pretendí­an por otros medios. Hay miles de embriones congelados en clí­nicas de fertilización en todo Estados Unidos. Sin embargo, es el aspecto ético del asunto el que ayer caldeó el debate mientras Bush duda si permitir que dinero de los contribuyentes sea destinado a este tipo de investigaciones.

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