El 100% de los embarazos con diagnóstico de síndrome de Down acaba en aborto Prácticamente el 100% de las mujeres embarazadas que se someten a la amniocentesis para conocer las posibles patologías que puede tener el embrión, aborta si los resultados indican que el feto padece síndrome de Down. Así …
El 100% de los embarazos con diagnóstico de síndrome de Down acaba en aborto
Prácticamente el 100% de las mujeres embarazadas que se someten a la amniocentesis para conocer las posibles patologías que puede tener el embrión, aborta si los resultados indican que el feto padece síndrome de Down. Así lo manifiesta el jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Donostia, Juan Larraz, quien sostiene que «este elevado porcentaje se debe a que las mujeres que no quieren interrumpir la gestación simplemente no se someten a esta prueba».
DAVID TABERNA. /DV. SAN SEBASTIAN
En Euskadi el 72% de las mujeres que dan a luz tiene más de 30 años. Este retraso en el momento del parto tiene una incidencia directa en las probabilidades de que el feto padezca algún tipo de patología. Exactamente, las estadísticas indican que la mujer embarazada de 35 años tiene una probabilidad de 1 entre 250 de que su hijo padezca una trisomía 21 (un síndrome de Down). Con 38 años, las probabilidades ascienden a 1 entre 115, y con 40 años, a 1 entre 69.
El retraso del parto ha provocado que las amniocentesis que se realizan en el Hospital Donostia vayan aumentando proporcionalmente año tras año. En el 2001 se sometieron a esta prueba que detecta las posibles patologías del feto 962 mujeres. Juan Larraz, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Donostia, destaca que de las amniocentesis que se realizaron el año pasado «no recuerdo ninguna malformación severa que se haya detectado y que la pareja no haya decidido interrumpir».
De los 4.208 partos que se registraron en el 2001 en el Hospital Donostia, 17 bebés nacieron padeciendo una trisomía 21, lo que representa el 0,40% de los nacimientos. «Casi el 100% de las amniocentesis que diagnostican Down acaban en aborto. Lo que ocurre es que la mujer que no quiere interrumpir su embarazo no se somete a esta prueba», aclara el doctor Larraz. «Generalmente suele ser por motivos ético-religiosos o porque la pareja llevaba mucho tiempo buscando ser una familia, y quieren tenerlo de todas maneras. Además, con la amniocentesis -prueba que detecta la mayoría de los Down y el 100% de todas las cromosomopatías- hay un riesgo de 0,7 de pérdida fetal, un porcentaje alto para una mujer mayor que va a tener un hijo con 40 años y después de buscarlo durante demasiado tiempo».
Mayores de 35 años
A pesar de que el riesgo de que el feto tenga el síndrome de Down aumenta considerablemente si la madre tiene 35 años o más, «la mayoría de los bebés con una trisomía 21 son de madres que no alcanzan esta edad». La explicación es sencilla: una de las condiciones que impone Osakidetza para someterse a la amniocentesis es que la madre tenga 35 años en el momento de quedarse embarazada.
Junto a los años de la madre existen otras indicaciones que Osakidetza acepta para que a una mujer embarazada se le ofrezca la amniocentesis. En primer lugar, podrá acceder a esta prueba la mujer que haya tenido previamente una anomalía en los cromosomas. En segundo lugar, en los casos en que la ecografía haya detectado una malformación grave o dos menores. En tercer lugar, si los progenitores tienen una traslocación cromosómica. En cuarto lugar, si el padre o la madre es portador de una inversión cromosómica. Y como última opción, si uno de los padres tiene síndrome de Down. «Una posibilidad que muchos desconocen, pero que se puede dar ya que las personas con síndrome de Down pueden engendrar perfectamente», aclara Larraz. «Aún así, en el Hospital Donostia no hemos tenido ningún caso de este tipo».
Prueba alternativa
Las condiciones que estipula Osakidetza para que una mujer se someta a una amniocentesis conlleva «que se nos escapen los síndromes de Down de madres menores de 35 años», explica el jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Donostia. «Para paliar esas carencias existe otra prueba que detecta, además de los casos de Down, la trisomía 18 (síndrome de Edwards): es el screening bioquímico, que se realiza a partir de una extracción de sangre». Esta prueba, que se realiza entre las semanas 12 y 13 ó 16 y 18 de embarazo indica en pocos días sí hay riesgo elevado o bajo de que el feto padezca un síndrome de Down. «A los de alto riesgo se les ofrece la posibilidad de que se sometan a la amniocentesis», comenta Larraz, quien sostiene que «con el screening se detecta un 60% de los Down».
Al igual que la amniocentesis, el screening bioquímico también tiene sus desventajas. Por un lado, esta prueba tiene falsos positivos porque un error de tan sólo una semana a la hora de indicar el día de gestación, puede incluir el resultado del diagnóstico del feto en el grupo de riesgo cuando en realidad su hijo puede estar en condiciones perfectamente saludables. El otro inconveniente es que Osakidetza tampoco subvenciona el screening bioquímico.
Diagnóstico tardío
El posible daño para el feto que supone la amniocentesis (0,7 de pérdida fetal) es una de las principales barreras con las que chocan las mujeres embarazadas que forman parte del grupo de riesgo al pasar de los 35 años de edad. «El médico debe tener una actitud informadora, debe ser frío, no implicarse y dar consejos asépticos. Hay que intentar huir de las posiciones direccionistas», comenta Larraz. «Aún así la final no puedes eludir la clásica pregunta: ‘¿Y usted qué haría?’».
Otro conflicto que alcanza tintes mucho más dramáticos y que afectan a la relación médico-paciente tiene sus raíces en la tardanza con la que puede llegar un diagnóstico. «A veces en la ecografía que se realiza en la semana 18-20 no se detecta ninguna malformación, y, en cambio, diez semanas después llega un diagnóstico que indica graves patologías. Como la interrupción legal del embarazo tiene como fecha límite la semana 22, se establece una gran controversia que a los médicos nos afecta de manera muy importante. La impotencia es total porque no puedes hacer nada por esa mujer, aunque sabes que su feto tiene serias patologías. Ves la angustia de la pareja y te destroza», confiesa Larraz.
Publicado en Diario Vasco, 15 abril 2002