El aborto y su relación con la salud de la mujer. Informe del ORMALC: 2005-09-28

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El Observatorio Regional para la mujer de América Latina y el Caribe, ORMALC*, ha presentado un informe en el que desmiente algunas de las falsas creencias sobre el aborto y su relación con la salud de la mujer. En dicho informe, el ORMALC afirma que la evidencia es contundente en … El Observatorio Regional para la mujer de América Latina y el Caribe, ORMALC*, ha presentado un informe en el que desmiente algunas de las falsas creencias sobre el aborto y su relación con la salud de la mujer. En dicho informe, el ORMALC afirma que la evidencia es contundente en demostrar que la legalización del aborto no reduce su incidencia, no disminuye las tasas de mortalidad materna y no contribuye a la salud de la mujer. Asimismo, denuncia que el aborto está siendo utilizado principalmente como un método de planificación familiar, lo cual contradice abiertamente el espíritu de las conferencias del Cairo y Beijing, y señala que la legalización de esta práctica viene a convertirse en una forma de discriminación para la mujer, que es la primera perjudicada, por las secuelas que ello reporta.

La legalización del aborto no reduce las tasas de mortalidad materna

Si se hace un análisis comparado de las legislaciones de los países relativas al aborto y las tasas de mortalidad materna se encuentra que no existe una correlación estadística ni bases científicas para afirmar que a mayor liberalización exista una disminución de la mortalidad materna. Hay países donde el aborto es ilegal o muy restringido, y donde se presumen altos índices de abortos clandestinos, que tienen menores tasas de mortalidad materna que otros donde esta práctica es ampliamente permitida y donde es llevada a cabo en condiciones “seguras”. En la India, por ejemplo, donde existe una legislación que permite el aborto en casi todos los casos desde 1972, es donde más muertes maternas ocurren. Cada año, se registran alrededor de 136.000 casos, equivalentes al 25% del total mundial, que para el año 2000 se calculó en 529.000. En contraste, Irlanda, donde el aborto es ilegal prácticamente en todos los casos, posee una de las tasas de mortalidad materna más bajas del mundo (5 por 100.000 nacidos vivos), tres veces inferior a la de su vecino el Reino Unido (13 por 100.000 NV) y a la de Estados Unidos (17 por 100.000 NV), países donde el aborto es ampliamente permitido y los estándares de salud son altos.

Un análisis serio de las estadísticas demuestra que el factor crucial para la reducción de las tasas de mortalidad materna no es la legalización del aborto sino el mejoramiento del sistema general de salud y el aumento del número de partos atendidos por personal calificado. Chile, que posee una de las legislaciones más restrictivas del mundo con respecto al aborto, pero donde el 100% de los partos son atendidos por personal calificado, tiene la segunda tasa de mortalidad materna más baja de América Latina, menor incluso que las de Cuba y Guyana que son los únicos países de la región donde el aborto es permitido sin restricciones. Las mayores tasas de mortalidad materna de Sur América las presentan Bolivia y Perú, cuyas legislaciones permiten el aborto en algunos casos, pero donde la atención calificada del parto es apenas del 35% y del 41%, respectivamente.

Aborto legal no es lo mismo que aborto seguro

Aunque sea legal, ningún aborto es completamente seguro. Las mujeres pueden sufrir serios daños físicos, psicológicos y emocionales, e incluso la muerte como resultado de abortos legales practicados en las mejores condiciones. De las 68.000 muertes maternas anuales debidas a abortos “inseguros” estimadas por la OMS, casi la mitad ocurren en la India, donde el aborto es legal.

Un prestigioso estudio llevado a cabo en Finlandia entre 1987 y 2000 que vinculó los registros de nacimientos y abortos a los certificados de defunción para determinar los riesgos relativos de mortalidad en los 12 meses posteriores al embarazo, encontraró que la tasa de mortalidad materna por causa del aborto legal es 2.95 veces mayor que la del parto. Las mujeres que dieron a luz tenían la mitad de la tasa de mortalidad de las mujeres que no estuvieron embarazadas en el año anterior a su muerte. En contraste, las mujeres que tuvieron un aborto inducido tenían 46% más probabilidades de morir que aquellas que no habían estado embarazadas, 60% más probabilidades que quienes tuvieron un aborto espontáneo y 195% más probabilidades de morir que las mujeres que dieron a luz.

Algunas de las complicaciones físicas que se pueden sufrir después de un aborto inducido son: infección, hemorragia severa, desgarramiento cervical, peroforación del útero, placenta previa, parto prematuro, incremento del riesgo de un futuro embarazo ectópico y mayor probabilidad de contraer cáncer de seno. Se calcula que el 60% de las mujeres que abortan sufre algún problema emocional posterior. El más conocido es el llamado Síndrome postaborto (SPD), un tipo de trastorno de estrés post-traumático (TEPT) caracterizado por síntomas como depresión, ansiedad, conducta agresiva, pesadillas, pensamientos o actos suicidas, bulimia, anorexia, abuso de alcohol y drogas, y ruptura de relaciones de pareja. El mismo estudio llevado a cabo en Finlandia constató que la tasa de suicidio en el año posterior al aborto era tres veces más alta que la media femenina y siete veces más alta que la de las mujeres que habían dado a luz

La legalización del aborto no reduce su incidencia

Contrario a lo que comúnmente se dice, la legalización del aborto no conduce necesariamente a una disminución en las tasas de incidencia. Desde 1973, año en que fue legalizado el aborto en Estados Unidos, se han llevado a cabo unos 35 millones de abortos legales sólo en ese país. En España 1 de cada 6 embarazos termina en aborto, veinte años después de la legalización, el número de abortos ha crecido en un 400%. Algo similar ocurre en el Reino Unido donde esta práctica se ha incrementado en un 272%. En todos estos países, las tasas de aborto entre las adolescentes se han multiplicado en los últimos años.

Por todas estas razones, el ORMALC concluye su informe haciendo un llamado para que no se confunda a la mujer haciéndole creer que por el hecho de ser legal el aborto deja de ser dañino para ella y para la sociedad.

Comments 1

  1. Azucena says:

    a ver, a ver, hay varios puntos que señalar sobre su artículo. Para empezar, no cita ninguna fuente de información, ¿de dónde saca el concepto de “Síndrome postaborto”? ¿quién lo propuso, en qué estudio? ¿cuál es el nombre del “prestigioso estudio” llevado a cabo en Finlandia y en donde se puede corroborar esa información? así mismo, ¿cuál es la evidencia empírica y científica que demuestra los trastornos que menciona para las mujeres que abortan, como la anorexia, el alcoholismo, las drogas, etcétera?
    por otro lado, no me queda clara la siguiente cita: “Hay países donde el aborto es ilegal o muy restringido, y donde se presumen altos índices de abortos clandestinos, que tienen menores tasas de mortalidad materna que otros donde esta práctica es ampliamente permitida y donde es llevada a cabo en condiciones “seguras”.” Es decir que ¿prefieren que los abortos ocurran en la clandestinidad a que ocurran con mayor probabilidad en condiciones seguras e higiénicas? ¿están defendiendo así la clandestinidad?
    Otro punto que señalar es que en Irlanda el aborto ya es legal desde el 2018. Así es, un país intensamente católico ya aprobó ley de despenalización del aborto. Por último, me parece que no están considerando las condiciones sociales y étnicas de los abortos que ocurren en la India.

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