El diseño inteligente es un disparate para la ciencia y una blasfemia para la religión

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Entrevista con Francisco Ayala.
Nació en Madrid en 1934, pero está nacionalizado estadounidense. Lleva allí cuarenta años. Es biólogo especializado en Genética y en Evolución y actualmente dirige este departamento en la Universidad de California, en Irvine. Preside la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), editora de la revista «Science», y es premio Gabarrón 2007 a la Ciencia y a la Investigación. Acaba de coordinar el estudio «Ciencia, Evolución y Creacionismo» .

-Antes de iniciar su carrera científica en los Estados Unidos fue ordenado sacerdote dominico en España. ¿Mantiene su fe?
-Prefiero no contestar a esa pregunta, porque entonces se atribuyen mis ideas a mis creencias, cuando son absolutamente independientes.

-De eso precisamente trata su estudio, ¿no? La ciencia y la religión son independientes y compatibles…
-Sí, cuando es una ciencia seria, que saca conclusiones válidas, y cuando la religión no hace afirmaciones sobre temas que no le competen.

-A lo mejor el problema es que ambas tienden a ser omnicomprensivas, a querer explicar el mundo por sí solas…
-Hay muchas personas que creen que el conocimiento científico es el único válido. Se han escrito libros afirmando que la ciencia puede probar que Dios no existe. Eso es una barbaridad, porque sobre Dios la ciencia no tiene nada que decir. La ciencia se ocupa de lo que observan los sentidos y de lo que ocurre en la Naturaleza. Dios, el mundo espiritual, la religión y la moral trascienden la ciencia. Ya lo decía San Agustín en el siglo IV: ¿Qué me importa a mí como cristiano si la Tierra está en el centro del Universo o no lo está?

-Entonces, cuando un aspirante a la Presidencia de Estados Unidos sostiene que ni él ni su familia descienden del mono, ¿a lo mejor es porque lo consideran una vergüenza, porque sacan conclusiones morales de simples hechos naturales?
-Eso pasa cuando las gentes hablan de cuestiones de las que no tienen ni idea. La ignorancia científica es por desgracia algo muy extendido. Hay varias razones para ello: la enseñanza científica es muy pobre en las escuelas, a los científicos se nos da muy mal divulgar la ciencia, luego los medios de comunicación hacen a menudo un papel muy malo…

-¿Y por dónde empezamos a arreglarlo?
-Pues un poco por todas partes, mejorando la educación, tratando de convencer a los medios de comunicación de que se preocupen. «The New York Times» ya tiene una sección fija de ciencia…

-Y ABC también, oiga.
-Naturalmente, esas son las honrosas excepciones… Y, como le decía, los mismos científicos tenemos que hacer muchísimos más esfuerzos de divulgación. Yo he escrito varios libros en inglés y en español, el último en español acaba de salir en Alianza Editorial, se titula «Darwin y el diseño inteligente»…

-Hablemos del diseño inteligente. Usted lo desenmascara como una componenda innecesaria entre Creación y Evolución…
-Es que a estas alturas el diseño inteligente no intenta conciliar nada, lo que hace es negar que la evolución se pueda explicar científicamente. Entre sus promotores sólo hay un científico que además no es evolucionista sino bioquímico, Michael Behe. Behe, a diferencia de otros, por lo menos acepta la Evolución en general, pero hace una propuesta completamente ridícula: que Dios interviene de vez en cuando para crear entidades que no podrían aparecer solas. Por ejemplo, el flagelo de las bacterias. O el sistema de coagulación de la sangre en los mamíferos. O el sistema inmune. Bueno, pues todos estos pasos evolutivos resulta que están perfecta y científicamente explicados.

-No hace falta que baje Dios a coagular la sangre…
-Bueno, es que si el diseño inteligente es científicamente un disparate, desde el punto de vista religioso es mucho peor: es directamente una blasfemia. Atribuye a Dios el haber diseñado algunos organismos tan mal, tan mal, que un ingeniero hace eso y le despiden. ¿Cómo vas a responsabilizar a Dios de que la mandíbula humana sea demasiado pequeña para contener todos los dientes, y haya que sacar las muelas del juicio? Cuando eso se explica perfectamente por el aumento del cerebro: a medida que éste aumenta disminuye la mandíbula, esa es la explicación.

-A lo mejor en el mundo falta… ¿humildad evolutiva?
-Ningún defensor del diseño inteligente es un buen teólogo. Empiezan con una buena actitud: creen que la ciencia es materialista y lleva a la negación de Dios. Entonces, como han estudiado la evolución de manera superficial, escriben estos libros llenos de barbaridades. Son unos ignorantes que por defender a Dios le señalan como al mayor abortista del mundo. Cada año mueren cientos de miles de niños al nacer, y de madres al dar a luz, porque el canal del parto humano todavía no está suficientemente adaptado al crecimiento del cerebro. Hay más de 20 millones de abortos espontáneos cada año en los dos primeros meses de gestación por la imperfecta segregación de cromosomas…

-Con o sin diseño inteligente, mucha gente se pregunta cómo Dios permite eso…
-La evolución es un hermoso proceso sin adjetivos. No hay más ni menos fuerte, no hay mejor ni peor. La ciencia no está para hacer juicios de valor.

estudio «Ciencia, Evolución y Creacionismo» .

ANNA GRAU. NUEVA YORK

 Publicado en ABC.es el 8.1.2008

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