El primero fue el corazón, pero ya se han obtenido en laboratorio hígado, riñones, páncreas y pulmón, eliminando las células del órgano, manteniendo su estructura y reinfundiendo células madre propias del órgano. Lo ha hecho el equipo de Doris Taylor, de la Universidad de Minnesota, que ha explicado a diario médico el desarrollo del proceso.
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14/02/2008
Doris Taylor trabajó con Philipe Menasché en el primer trasplante de fibroblastos a un paciente con infarto agudo de miocardio. Desde entonces se dedica a la terapia celular, aunque ya ha conseguido el siguiente paso: desarrollar órganos eliminando todas sus células y reimplantando las troncales del tejido concreto. En animales ya ha logrado un corazón (ver DM del 14-I-2008), hígado, riñón, páncreas y pulmón.
Ahora dirige el Centro de Regeneración Cardiovascular de la Universidad de Minnesota, donde intentan conseguir el mismo objetivo pero empleando órganos humanos.
Lo primero que consiguieron fue un corazón y empezaron con células fetales de ratón para, después, pasar a adultas. A continuación emplearon la estructura del corazón de un cerdo, al que implantaron células porcinas hasta introducir troncales humanas, con las que se logró que el corazón latiera. "Aún quedan unos tres años hasta pasar a los ensayos clínicos. Es importante que vayamos despacio y seguros. Si tenemos dudas sobre la eficacia del método, tendremos que esperar. Yo siempre digo que si se lo puedo hacer a mi madre ha pasado el filtro necesario de seguridad", ha comentado a Diario Médico Taylor, que participa en el Simposio Internacional sobre Investigación traslacional de las enfermedades cardiovasculares, que se está celebrando en la Fundación Ramón Areces, de Madrid.
La investigadora ha recordado que cuando empezaron a trabajar en este campo contemplaron la posibilidad de emplear parches para reparar zonas cardiacas dañadas por un infarto agudo de miocardio. Se inició con la intención de utilizarlos en niños con corazones hipoplásicos, puesto que se puede desarrollar un ventrículo completo para implantarlo. "Lo mejor de la nueva estructura es que se dispone del sistema sanguíneo que se puede anastomosar al resto del corazón, lo que significa que podemos emplear parches de amplio grosor, aunque por el momento sólo disponemos de resultados en animales".
Después del corazón ha venido el páncreas, el riñón el hígado y los pulmones. Taylor apuesta por el hígado. Piensa que será el primer órgano que estará disponible para su empleo en clínica. "El hígado no necesita contraerse y es fácil de regenerar". Con el riñón las cosas cambian, puesto que se necesita disponer de células en las dos localizaciones del órgano para conseguir un buen sistema sanguíneo. En cuanto al páncreas, también ha descelularizado uno de animal, ha rescatado las células madre, las ha cultivado y las ha vuelto a implantar. "Es un órgano importante por los islotes y su implicación en la diabetes".
La investigadora no ha mostrado pudor al señal que su grupo quiere ser el primero en conseguir un órgano humano completo, "por lo que a lo mejor nos centramos en uno más simple que el corazón. No podemos llegar a todo, necesitamos colaboraciones con otros grupos".
El equipo de Francisco Fernández-Avilés, del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, es un candidato. "Estaría encantada de trabajar con grupos españoles, ya que hay un buen sistema de donación de órganos, con lo que se pueden aprovechar los descartados para trasplante, y los trabajos con animales son más rápidos".