El Nobel de Medicina John Sulston manifiesta en Bilbao que el principio que debe inspirar la regulación de los avances de la genética “debe ser la ética y no los beneficios económicos”

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El cientí­fico de la Universidad de Cambridge John Sulston, premio Nobel de Medicina 2002, ha manifestado en Bilbao que el principio que debe inspirar la regulación de los avances de la ciencia genética debe ser la ética y no los beneficios económicos. En cuanto a la investigación con células madre …


El cientí­fico de la Universidad de Cambridge John Sulston, premio Nobel de Medicina 2002, ha manifestado en Bilbao que el principio que debe inspirar la regulación de los avances de la ciencia genética debe ser la ética y no los beneficios económicos. En cuanto a la investigación con células madre embrionarias, se ha mostrado partidario de permitir “una investigación sin lí­mites”, únicamente cercenada en la aplicación de sus avances. “Habrí­a que separar el descubrimiento de cómo crecen estas células madre con la aplicación de las mismas”, ha apuntado, sin explicar cómo debiera ser este control.

El experto en Bioquí­mica y Medicina de la Universidad de Cambridge ha inaugurado las undécimas jornadas sobre Derecho y Genoma Humano, que congrega en la Universidad de Deusto a un grupo de académicos, juristas y cientí­ficos para abordar los últimos avances genéticos desde un punto de vista jurí­dico y ético.

Carlos Marí­a Romeo, director de la Cátedra lnteruniversitaria Fundación BBVA-Diputación Foral de Bizkaia de Derecho y Genoma Humano, Universidad de Deusto y UPV, ha presentado a John Sulston como el paradigma del “cientí­fico humanista”, al que ha reconocido el mérito de “salir del laboratorio” para mirar su entorno y reflexionar sobre las consecuencias éticas de los avances genéticos. También el rector de Deusto, Jaime Oraá, ha elogiado la preocupación del premio Nobel por unir ética y ciencia.

Tras concluir la conferencia inaugural sobre el genoma humano, John Sulston ha mantenido un encuentro con periodistas al que ha llevado una idea central: los poderes públicos deben controlar la aplicación de los avances de la genética mediante la articulación de un sistema legal inspirado en principios éticos y no en la obtención de beneficios particulares.

Considera que el negocio con el conocimiento del genoma humano no es “ético”, pero “tampoco es práctico” porque, a su juicio, viene a ser como silenciar una información que debe estar puesta al servicio del interés general. Mediante un ejemplo, ha explicado que no hacer público el conocimiento genético es como escribir una novela y permitir al público únicamente la lectura de su reseña literaria y no de la obra en su conjunto. “Esta serí­a la situación si la investigación del genoma humano fuera privada”, ha indicado.

El cientí­fico ha explicado que la investigación genética es muy importante para la sociedad, pero tanto o más es “equilibrar” el interés privado de las empresas farmacéuticas con el “bien general”. Y sus años de experiencia en esta materia le lleva a sacar la conclusión de que “se trata de respetar el bien general mucho más de lo que se hace”.

Ley basada en la ética y en la convivencia

Sulston ha recordado que las empresas deben estar sujetas a la ley y que corresponde a la sociedad hacer una regulación “favorable para todos” y, a continuación, ha remarcado que “la ley debe estar hecha pensando en la ética y en la convivencia, y no en la obtención de beneficios”. Respecto a la titularidad privada o pública de la investigación en terapia génica, el premio Nobel de Medicina ha señalado que los beneficios “deben tener un papel”, pero sin perder el legado histórico de la “asistencia médica universal”. “Lo importante no es de dónde viene el cuidado médico, sino cómo llega ese tratamiento al individuo”, ha afirmado.

Por su parte, Carlos Marí­a Romeo, director de la Cátedra lnteruniversitaria y catedrático de Derecho Penal de la UPV, le ha agradecido al doctor Sulston la introducción en el debate cientí­fico del término “solidaridad genética”, con el que se refiere a una transmisión sin trabas de los avances del genoma entre los paí­ses desarrollados y “los pueblos más pobres”. “Es una exigencia moral”, ha concluido Romeo.

Publicado en Médico Interactivo

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