El Papa y la solución del sida

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¿Qué dijo el Papa camino de África?

Philippe Visseyrias de France 2: Santidad, entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?

 

Benedicto XVI: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos… Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen.

Justo Aznar en el periódico La Provincia comenta

El pasado día 17 de marzo el Papa inició su visita apostólica a África empezando por Camerún. En uno de sus primeros discursos, pronunciado en Yaundé, la capital camerunesa, Benedicto XVI afirmó con fortaleza que el preservativo no es la solución para erradicar el sida del continente africano, en donde existen más de 20 millones de personas infectadas por el VIH. Sin duda, una terrible realidad que hay que tratar de combatir y de la cual los países occidentales deben sentirse también responsables.

Nada más hacer esta manifestación, dirigentes políticos de España y Francia, así como algún miembro de la ONU, la criticaron con virulencia. Sin duda, el más radical ha sido nuestro ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, que ha manifestado que España enviará al continente negro más de un millón de preservativos. Esta es su solución al problema. Esta es la apuesta de nuestro Gobierno. Así mismo, el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, ha asegurado que el Pontífice está "muy mal aconsejado y que en el futuro procure hacer sus recomendaciones basándose en la evidencia científica".

Pues bien, esta es la evidencia científica:

1. El uso del preservativo no elimina totalmente la posibilidad de contagio por el VIH. La evidencia científica confirma que la reducción media oscila entre un 80% y un 85% aproximadamente. Esto significa que tanto en las relaciones sexuales esporádicas, como en la convivencia habitual entre parejas heterólogas (uno sano y el otro infectado por el VIH), el preservativo no garantiza con un 100% de probabilidad el no contagio del miembro no infectado.

Muchos son los datos que avalan esta hipótesis, pero para mí el más significativo es el ocurrido a finales de los años 80, cuando un nutrido grupo de hemofílicos se infectó por el VIH. Muchos de ellos vivían en pareja y utilizaban el preservativo para impedir que su compañera se contagiara. Sin duda hay que pensar que, por ser gente que mantenía una relación de pareja estable, utilizaría el preservativo siempre y poniendo los adecuados medios para hacerlo lo más correctamente posible. Pues bien, el porcentaje de miembros sanos de la pareja infectados fue de 5% al año. Es decir, en diez años de convivencia habitual el 50% de los miembros sanos se habrían contagiado. Creo que es este un dato de evidencia médica importante, especialmente si se tiene en cuenta que las relaciones heterosexuales son la principal causa de contagio por el VIH en África.

2. La experiencia africana más demostrativa de que, junto con el preservativo hay que utilizar otros medios para poder erradicar el sida, es la de Uganda.

En ese país se puso en marcha un proyecto epidemiológico denominado ABC, por las siglas inglesas de abstinencia, fidelidad y preservativo.

Es decir, la primera medida a tomar es que se potencie la abstinencia de relaciones sexuales hasta vivir en pareja con una persona sana a la que se deberá ser fiel. Para aquellas personas que no pudieran cumplir estos requisitos se les recomendaba utilizar el preservativo. Es decir, el uso del preservativo sería un remedio para los promiscuos. Pero no una solución para la población general, como ampliamente se ha demostrado, en Uganda, en donde, tras aplicar el programa ABC, ha sido el primer país africano en el que se ha conseguido reducir la infección por VIH. Ahora también se ha logrado en Kenia y Zambia.

Con independencia de estas razones médicas el Papa manifiesta que sin una educación en el amor, en donde la sexualidad no sea tomada únicamente como un objetivo de placer inmediato, no se solucionará el problema. Esto lo confirman los resultados de las campañas que se basan únicamente en promover el uso del preservativo, que han fracasado, tanto en África como en nuestro país.

No puedo, por razones de espacio, extenderme más en comentar los abundantes datos que existen en relación con la limitada eficacia del uso del preservativo para reducir la infección por el VIH, pero sí afirmar que los datos médicos indican que el preservativo tiene un porcentaje de fallos objetivos y que lo que sugieren, tanto el señor Soria como el subdirector general, no tiene otra evidencia que la ideológica.

No anda errado el Papa. Como de otra forma no podía ser, y con su declaración en Yaundé, no ha hecho otra cosa que alertar sobre algo que todo el mundo sabe, que el sida no se erradicará, y menos en África, hasta que una sana educación sexual haga llegar a la población la idea de que el uso de la sexualidad va mucho más allá de conseguir un placer pasajero, para insertarse en algo mucho más profundo y bello como es el amor humano.

Las Provincias. 25.03.2009 

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