El “padre” de la oveja “Dolly” alerta sobre los peligros de clonar a seres humanos. (16-mar-03)

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El ‘padre’ de la oveja ‘Dolly’ alerta sobre los peligros de clonar a seres humanosLos cientí­ficos predicen daños cerebrales y circulatorios devastadores en los niños clónicos JAVIER SAMPEDRO | Madrid La intención declarada por Severino Antinori, un célebre especialista italiano en reproducción asistida, de empezar a clonar niños en los …

El ‘padre’ de la oveja ‘Dolly’ alerta sobre los peligros de clonar a seres humanos

Los cientí­ficos predicen daños cerebrales y circulatorios devastadores en los niños clónicos


JAVIER SAMPEDRO | Madrid

La intención declarada por Severino Antinori, un célebre especialista italiano en reproducción asistida, de empezar a clonar niños en los próximos meses ha disparado todas las alarmas en la comunidad cientí­fica internacional. Dos pioneros en la clonación de mamí­feros, Rudolf Jaenisch e Ian Wilmut, publican mañana en la revista Science un durí­simo alegato contra los planes de Antinori. Según los cientí­ficos, la técnica que pretende usar el italiano, inventada por ellos mismos, conducirá fatalmente a graví­simas malformaciones en los pocos niños clónicos que logren nacer.

Antinori, muy conocido en Italia por haber inducido gestaciones viables en mujeres que habí­an sobrepasado de largo su edad fértil, armó un escándalo en Roma a principios de este mes al anunciar que tení­a todo dispuesto para empezar a clonar niños en el plazo de unos meses, incluidas unas 600 parejas estériles de Italia y Estados Unidos que se habí­an prestado voluntarias a la experiencia. El ginecólogo hizo este anuncio arropado por el biólogo molecular israelí­ Avi Ben Abraham y por el médico Panaiotis Zavos, del Instituto Americano de Andrologí­a (EE UU).

Antinori se encontrará mañana una durí­sima argumentación técnica destinada expresamente a disuadirle de sus planes, publicada por una de las dos revistas cientí­ficas más influyentes del mundo, y puesta en la pluma de los propios investigadores que han inventado y puesto a punto la técnica que el ginecólogo italiano pretende usar para clonar niños: Ian Wilmut, del Instituto Roslin, el padre de la oveja Dolly, y Rudolf Jaenisch, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), lí­der en la clonación de ratones.

La clonación ya se ha usado con éxito en ovejas, ratones, vacas, cabras y cerdos, y siempre con la misma técnica: se extrae de una célula del animal adulto el núcleo, que contiene el genoma completo, y se introduce en un óvulo al que previamente se ha extraí­do su propio núcleo. El embrión resultante, que es genéticamente idéntico al adulto original, se implanta unos dí­as después en el útero de una hembra.

Jaenisch y Wilmut están convencidos de que pretender clonar niños con esta técnica es, por el momento, ‘peligroso e irresponsable’. No sólo el método es muy ineficaz -en los demás mamí­feros se precisa una media de 200 intentos para lograr un nacimiento-, sino que los pocos niños que llegaran a nacer tendrí­an un altí­simo riesgo de padecer daños irreparables y devastadores: insuficiencias respiratorias, problemas cardiovasculares, daños inmunológicos, malformaciones renales y deficiencias mentales.

‘Si se intenta la clonación humana’, concluyen Jaenisch y Wilmut, ‘los embriones que no mueran temprano pueden convertirse en niños y adultos anormales’. Será interesante saber cuántas de las 600 parejas que se han presentado voluntarias ante Antinori persistirán en su empeño tras conocer ese dictamen.

Hasta ahí­ la guerra de poder a poder. Lo demás es ciencia pura. ¿Por qué predicen los cientí­ficos semejantes desastres, si está demostrado que el embrión clónico contiene todos los genes de un humano adulto perfectamente saludable? La razón es que algunos genes de la célula adulta están activados y otros están reprimidos, a veces de forma muy estable. Cuando el núcleo se transfiere a un óvulo, ese patrón de actividad genética tiene que reprogramarse para adoptar el patrón tí­pico de un embrión.

La reprogramación es un proceso bastante natural. Las células que, en el curso normal de la vida, dan lugar a los óvulos y a los espermatozoides ejecutan esa reprogramación sin ningún problema. Pero cuentan para ello con meses o años. El núcleo adulto introducido artificialmente en un óvulo sólo tiene unos minutos, y por eso el proceso falla muy a menudo. Si falla mucho, el embrión se muere. Pero lo peor es que falle sólo un poco, porque entonces el niño nacerí­a a una vida que no merecerí­a tal nombre.

Precisamente ayer, la comisión de Energí­a y Comercio de la Cámara de Representantes norteamericana dedicó la jornada a debatir la clonación humana, con 16 comparecientes invitados, informa desde Chicago Ricardo M. de Rituerto. Los dos invitados más espectaculares eran Panaiotis Zavos -uno de los aliados de Antinori- y el llamado Rael, el lí­der de una secta canadiense que asegura que su grupo va a clonar en un laboratorio secreto de Estados Unidos al hijo fallecido de una pareja de sus correligionarios.

Los legisladores eran claramente contrarios a ese tipo de experimentos. Lo que querí­an decidir ayer era si la clonación se puede evitar con la actual legislación o es necesario redactar una explí­citamente dirigida contra esta posibilidad técnica.

 

El Paí­s, 16-mar-2002

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