La permisividad de la normativa y el bajo coste de las técnicas atrajeron en 2004 a 1.000 extranjeras para someterse a terapias de fertilidad Los expertos creen que la cifra aumentará cuando nuestro país autorice los «bebés medicamento» En nuestro país es fácil acceder a un tratamiento de fecundación in vitro, …
La permisividad de la normativa y el bajo coste de las técnicas atrajeron en 2004 a 1.000 extranjeras para someterse a terapias de fertilidad
Los expertos creen que la cifra aumentará cuando nuestro país autorice los «bebés medicamento»
En nuestro país es fácil acceder a un tratamiento de fecundación in vitro, con técnicas avanzadas y a un precio muy inferior que el de otros países. Un millar de extranjeras aprovecharon en 2004 estas condiciones y vinieron a someterse a una terapia de reproducción asistida. Con la ley que prepara Sanidad, además, será posible concebir «bebés medicamento», lo que consolida España como el destino preferente de este «turismo».
Unas quieren tener hijos por fecundación in vitro y no están casadas, o bien no tienen acceso a donantes de óvulos o esperma. Otras pretenden hacer un diagnóstico preimplantacional para tener un niño libre de una enfermedad hereditaria y en su país, o está prohibido o es demasiado caro. Un millar de extranjeras encontraron como salida el año pasado acudir a una clínica española, según datos de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología.
Si, como ha anunciado la ministra de Sanidad, España se convierte en el cuarto país del mundo en autorizar la concepción de «bebés medicamento» para curar a un hermano enfermo, el año que viene podrían ser muchas más. Con la nueva Ley de Reproducción Asistida que prepara Elena Salgado, nuestro país se convertiría, junto con el Reino Unido, en uno de los más permisivos en la materia. Los expertos señalan este factor, unido a los avanzados medios técnicos y profesionales con los que cuentan las clínicas y al moderado coste de las intervenciones, como causas de que, en los últimos años, España se haya convertido en destino preferente del «turismo reproductivo».
Alemanas e italianas. El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) es el mayor centro del sector en España. El director de su delegación en Madrid, Juan Antonio García Velasco, explica que más de un tercio de sus pacientes extranjeras son alemanas, pues en su país está prohibida la donación de ovocitos para fecundación in vitro. De hecho, más de un 80 por ciento de los «turistas» de la reproducción acuden a España en busca de una donación de gametos.
Pero, últimamente «hay un aluvión de parejas italianas». El motivo es que en Italia se ha prohibido recientemente no sólo la donación de óvulos y esperma, sino también el diagnóstico preimplantacional, utilizado para asegurarse de que el futuro hijo no tendrá una dolencia hereditaria. «En los congresos te abordan los compañeros italianos para preguntar si nos pueden enviar pacientes», explica. Las mujeres de este país, así, han llegado a suponer un 20 por ciento de las pacientes extranjeras del IVI.
Otras llegan movidas por otros motivos. «El precio de un tratamiento para el diagnóstico preimplantacional ronda los 6.000 euros en España, y en Estados Unidos es más del triple». Por ello, asegura que muchas parejas aprovechan sus «vacaciones» en nuestro país para someterse a estas terapias.
Rocío Núñez, directora de laboratorio de la Clínica Tambre coincide con su colega del IVI en el aumento de las pacientes italianas. «Todas las parejas quieren tener un hijo sano», señala. Pero también apunta otras causas del «turismo reproductivo» en nuestro país. «Hay países, como Suiza y Holanda, donde es posible conocer a los donantes de semen y óvulos, y claro, no tienen. Otros, como Francia, exigen que los donantes ya sean padres».
Roberto Matorras, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, señala que «algunos países tienen legislaciones obsoletas, y sus ciudadanos van donde hay leyes razonables». Eso es, a su juicio, lo que lleva a los extranjeros con dificultades para ser padres a nuestro país.
Sin embargo, hay quien indica otros factores como causa del éxito de España en reproducción asistida. El caso de Nicola Chenery, una británica que asegura haber seleccionado el sexo de su bebé en una clínica española, es el ejemplo más conocido. La selección de sexo o de raza está expresamente prohibida en la ley, pero, si lo que dice esta mujer es cierto, denotaría una importante falta de control.
Una alternativa. La nueva ley que prepara Sanidad quiere evitar esta falta de control con los «bebés medicamento». Por ello, exigirá evaluar «caso por caso» para dar el permiso. Pese a las restricciones, algunos expertos ven más inconvenientes que ventajas en esta autorización. Gonzalo Herranz, catedrático de Bioética de la Universidad de Navarra y secretario de la Comisión de Deontología de la Organización Médica Colegial, propone una alternativa: crear un banco de células de cordón umbilical.
«España, con gran crédito mundial en materia de trasplantes de órganos, podría crear, con un presupuesto de unos 200.000 euros, un banco de 100.000 muestras». Con él, a su juicio, las familias no tendrían que concebir un hijo para tratar a otro enfermo. Herranz defiende esta opción, además de por los reparos éticos que ofrece la terapia para tener un «bebé medicamento», porque la posibilidad de que ésta fracase «es del 70 por ciento».
Rosa Serrano en La Razón
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filosofiarlo como seria
para filosofiarlo necesito un trabajo