El desarrollo material del último medio siglo ha traído un espectacular progreso en salud. La mejora de la higiene, la alimentación y la asistencia sanitaria ha dado sonadas victorias contra las infecciones, que en otros tiempos provocaban gran mortandad. Pero en los últimos años se observa una excepción en el retroceso general de las infecciones: la expansión de enfermedades de transmisión sexual (ETS), precisamente porque van unidas a un estilo de vida.
Las jóvenes de 15-19 años, seguidas a corta distancia por las de 20-24, presentan la mayor prevalencia de clamidia, con gran diferencia sobre los demás grupos de edad, según las estadísticas de los CDC relativas a 2006. Estos mismos datos muestran que esta y otras ETS experimentan un repunte últimamente. El mayor aumento, sin interrupción desde 2001, es el de la sífilis, registrado en su mayor parte entre hombres homosexuales. La incidencia de la sífilis se considera un buen indicador de promiscuidad sexual y también de propagación del sida, pues facilita la transmisión del VIH.
Se estima que la probabilidad de convertirse en seropositivo se multiplica por cinco si existe una infección previa de sífilis. De hecho, en Estados Unidos ya se observa un nuevo aumento de las infecciones con el VIH en los homosexuales.
En España, las estadísticas del Ministerio de Sanidad revelan igualmente un ascenso de las ETS desde el cambio de siglo, después de una considerable reducción en la década anterior. Los casos de sífilis pasaron de 1,77 por 100.000 habitantes en 2000 a 4,31 en 2006; los de gonorrea, de 2,65 a 3,59 en el mismo periodo.
El preservativo, recomendación única y continua del ministerio, tiene utilidad limitada, como se está comprobando. Lo mejor sería intentar cambiar ese estilo de vida, como las autoridades sanitarias hacen con otros. A mediados de marzo se dio a conocer en España los resultados de la Encuesta Nacional de Salud correspondiente a 2006. En el capítulo sobre estilos de vida, junto a datos menos halagüeños, aparece que el 26,4% de los mayores de 16 años fuman a diario. En 1993, la proporción era casi el doble. Si a la vez que se obtienen tan grandes avances contra el tabaquismo rebrotan las ETS, habría que plantear un cambio de estrategia.
Publicado en La Gaceta, 27-03-2008