El análisis empírico realizado ha permitido comprobar que en algunos casos las mujeres se enfrentan a desigualdades que, con demasiada frecuencia, pueden convertirse en el origen de una doble discriminación, por el hecho de ser mujer y también por el hecho de ser madre.
Es evidente que una sociedad desarrollada, que tiene entre sus objetivos prioritarios el logro de la igualdad entre hombres y mujeres, debe profundizar en un mayor conocimiento de esta realidad y reconocer la necesidad de proteger ciertas diferencias o más bien desigualdades, que tienen su origen en la maternidad.