Francia: una próxima ley permitirá a los enfermos terminales rechazar tratamientos. Se desarrollarán los cuidados paliativos y la eutanasia no será despenalizada

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El gobierno francés va a presentar una ley que permitirá a los enfermos terminales rehusar tratamientos y dejar que llegue la muerte. Pero la modificación legal no pretende despenalizar la eutanasia al estilo de Holanda y Bélgica. El cambio ha sido anunciado por el ministro de Sanidad, Philippe Douste-Blazy, en una …

El gobierno francés va a presentar una ley que permitirá a los enfermos terminales rehusar tratamientos y dejar que llegue la muerte. Pero la modificación legal no pretende despenalizar la eutanasia al estilo de Holanda y Bélgica.

 

El cambio ha sido anunciado por el ministro de Sanidad, Philippe Douste-Blazy, en una entrevista concedida a “Le Figaro” (27 de agosto). El gobierno hará suyas las recomendaciones de un comité, compuesto por 31 diputados de todas las tendencias polí­ticas, que estudió el acompañamiento a los moribundos. En el informe que entregó el pasado junio proponí­a instituir un derecho a “dejar morir”, consagrando el rechazo del encarnizamiento terapéutico, el refuerzo de los cuidados paliativos y el respeto de la voluntad expresada por los enfermos terminales.

“No se trata de despenalizar la eutanasia, pues eso levantarí­a la prohibición de dar la muerte”, ha aclarado el ministro. “Ningún jurista, ningún profesional de la medicina consultado por la comisión parlamentaria ha reivindicado tal cosa. Descarto, pues, el modelo legislativo holandés o belga”.

Se trata de aprobar un modelo original, que no exigirá ningún cambio en el Código Penal, sino en el Código de Salud Pública y en el Código de Deontologí­a Médica. “La ley instaurará el derecho a morir con dignidad. Con esta ley, los enfermos incurables podrán escoger su muerte. Las familias podrán acompañar al enfermo hasta el último momento y el personal médico ayudar en las decisiones difí­ciles sin tener que exponerse al riesgo de responsabilidad civil que no tiene por qué soportar”.

El texto legal fijará distintos procedimientos para adoptar la decisión, según el estado de consciencia del enfermo. Habrá una “frontera intocable” entre los enfermos que todaví­a tienen esperanzas de vivir y los terminales.

En caso de desacuerdo entre la voluntad del enfermo consciente y los médicos, el paciente podrá recurrir a otro comité de médicos, distintos de los que le atienden. Si el enfermo está inconsciente y ha redactado previamente una especie de “testamento vital”, el equipo médico deberá consultarlo, si bien no está obligado a ponerlo en práctica. La ley preverá una consulta sistemática con los parientes del enfermo, pero en último término la decisión corresponderá a los médicos. Si el enfermo no ha manifestado su voluntad, para tomar la decisión de abandonar el tratamiento se necesitará el acuerdo colegial de al menos dos médicos.

Douste-Blazy ha dicho que además pedirá al primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, más medios para desarrollar los cuidados paliativos. En 2003 habí­a 1.150 camas reservadas a los cuidados paliativos, en unidades de este tipo o en servicios especializados (geriatrí­a, oncologí­a…). En todo el paí­s funcionaban 291 equipos móviles de cuidados paliativos.

El doctor Michel Ducloux, presidente del Consejo Nacional de la Orden de Médicos, se ha declarado muy satisfecho de la iniciativa del gobierno de desarrollar los cuidados paliativos y de modificar el Código de Salud Pública.

El anterior ministro de Sanidad habí­a solicitado también un informe sobre este tema a Marie de Hennezel, psicóloga clí­nica que desde hace años dirige un servicio de cuidados paliativos para enfermos terminales. En su informe, entregado en octubre de 2003  la psicóloga se manifestaba en contra de legislar sobre la eutanasia, y en cambio pedí­a que se desarrollaran los servicios de cuidados paliativos.

Marie de Hennezel señalaba la ambigí¼edad con que a menudo se utiliza el término “eutanasia”, y pedí­a que no se confundieran tres situaciones distintas: la interrupción de tratamientos terapéuticos activos que son ya inútiles; los cuidados paliativos que se dirigen a tratar el dolor y la angustia del paciente; y la eutanasia, “que es un acto deliberado de provocar la muerte”.

A su juicio, lo que está en juego en este debate es principalmente “el acompañamiento” de los enfermos terminales. Más que hacer una ley sobre la eutanasia, lo importante es formar al personal médico para que aprenda a “comunicarse con el enfermo” y a aplicar los cuidados paliativos.

Publicado en Aceprensa 111/04

 

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