¿Investigación con embriones humanos?: Una muestra más de la polí­tica anti-vida “. Entrevista con Justo Aznar

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Los pasados 20 y 21 de octubre, se debatió  en la Asamblea General de las Naciones Unidas el proyecto de convención internacional contra la clonación humana. Prácticamente todos los paí­ses están de acuerdo en prohibir la clonación reproductiva. Sin embargo, el debate sobre la llamada clonación terapéutica despierta un fuerte enfrentamiento entre los paí­ses que defienden esta opción y los partidarios de prohibir cualquier tipo de clonación. Los que están a favor defienden la propuesta de Bélgica, que quiere que se deje abierta la puerta para que cada paí­s establezca su propia regulación. La otra opción defiende la propuesta de Costa Rica y Estados Unidos en el sentido de prohibirla totalmente. También el Vaticano se ha dirigido a la ONU para pedir que se prohí­ba cualquier tipo de clonación humana.

España, que se habí­a manifestado a principios de año en contra, prefiere esperar ahora a que se inicie el debate en la Asamblea General para definir su postura. Por otra parte,  la ministra de Sanidad, Elena Salgado, anunciaba a finales de septiembre que se estaba ultimando el decreto que hará posible que la investigación con células madre embrionarias sea legal y que, a finales de octubre,  se podrá poner en marcha. Salgado explicaba entonces que la intención de su ministerio es que este tipo de investigaciones empiece a desarrollarse “en todo el Estado al mismo tiempo”. Previamente, el 9 de julio, el Gobierno central daba luz verde a los proyectos de abrir un centro en Barcelona, el Centro de Investigación en Medicina Regenerativa, y otro en Granada, el “Nodo Central del Banco Nacional de Lí­neas Celulares”, destinados ambos a los estudios con embriones para la obtención de células madre. El presupuesto asignado para estos centros es de 9 millones de euros para cada proyecto hasta el 2007.

Cabe recordar que los embriones para extraer células madre pueden provenir de los embriones clonados exclusivamente con fines terapéuticos (clonación terapéutica), de los bancos de embriones congelados de las clí­nicas de reproducción asistida y de los embriones fecundados in vitro con la finalidad de investigar. Sin embargo, en ningún caso estas investigaciones han conseguido obtener resultados terapéuticos satisfac-torios. Los únicos estudios que han podido aplicarse terapéuticamente en algunos casos con excelentes resultados son aquellos que emplean células madre adultas, especialmente los que utilizan células extraí­das del propio paciente.

Para hablar sobre este tema y sobre una evidente contradicción, la que permite al Gobierno socialista invertir grandes cantidades de dinero en investigaciones que manipulan y destruyen embriones humanos, ignorando al mismo tiempo los resultados obtenidos con las células madre adultas, nos hemos puesto en contacto con el Jefe del Departamento de Biopatologí­a Clí­nica del Hospital Universitario La Fe de Valencia, el doctor Justo Aznar. Sus respuestas pueden ayudar a entender una cuestión que despierta un intenso debate en la sociedad y que tiene un especial interés para todas las personas afectadas por enfermedades degenerativas, que esperan resultados de este tipo de investigaciones y que también exigen el máximo de transparencia en la información que se publica respecto a este controvertido tema.

A pesar de que sólo las células madre adultas han resultado eficaces en ciertos tratamientos terapéuticos, como la regeneración cardiaca en casos de infartos, cientí­ficos de 67 paí­ses han apoyado recientemente la clonación terapéutica y piden a la ONU que sólo prohí­ba la reproductiva. ¿Qué opinión le merece esta decisión?

 

– Ciertamente, la clonación terapéutica se podrá utilizar a medio o largo plazo para su uso en la medicina regenerativa y reparadora, pero en el momento actual esto dista mucho de poder ser una realidad pues, para poder hacerlo, habrí­a que obtener un clon del paciente al que se quieran transplantar las células hipotéticamente generadas. Como se sabe, hasta el momento solamente se ha clonado un ser humano, al que se le permitió vivir 14 dí­as, según los autores coreanos que lo generaron. Sin embargo, para conseguirlo tuvieron que realizar un gran número de experiencias previas que fracasaron. Por este motivo, en el momento actual, es  impensable aplicar una técnica tan poco eficiente para un uso clí­nico. Estimo que lo que se debe apoyar y es lo que a mi juicio ya están haciendo en los últimos meses algunos foros cientí­ficos de gran nivel, es el uso de las células madre adultas para poder reparar tejidos lesionados que deban ser sustituidos.

La ONU está debatiendo la posibilidad de prohibir, o no, cualquier tipo de clonación humana. Paí­ses como Costa Rica y Estados Unidos se decantan por prohibirla totalmente, mientras otros quieren reglamentarla directamente desde sus respectivos paí­ses. ¿Cómo valora este debate, con posiciones tan opuestas?

 

– Indudablemente, las decisiones contradictorias que en este tema se generan son fruto de la disparidad de opiniones existente entre los investigadores y gran parte de la sociedad, debido fundamentalmente a los aspectos éticos tan negativos que la clonación terapéutica conlleva. Para conseguir los objetivos cientí­ficos que con ella se persiguen hay que destruir gran cantidad de vidas humanas y, especí­ficamente la del embrión clónico obtenido para conseguir las células que han de ser transplantadas. Esta dificultad ética hace que, a pesar del interés cientí­fico que las experiencias con embriones clonados pudieran tener, éstas no sean admitidas por la negativa carga ética que tienen.

-En el caso de España, ¿qué opina de la postura de las administraciones en general, más inclinadas a apoyar la investigación con embriones?

 

– Parece que en este momento, en España, queramos ser pioneros de cualquier actividad cientí­fica o actitud social que vaya en contra de valores reconocidos como propios de nuestra sociedad, como pueden ser el valor de la vida humana, la estabilidad matrimonial, la enseñanza religiosa en la escuela, el mantenimiento de los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede, el uso de sí­mbolos religiosos en las instituciones públicas, etc. Por ello, una muestra más de esta polí­tica es la promoción de la investigación con embriones humanos. Es un peldaño más en una escalera en la que al final lo que se pretende es despojar al ser humano de la intrí­nseca dignidad que como tal le corresponde, para poder utilizarlo como una cosa al margen de su propio bien.

-¿Y qué le parece el anuncio que hizo en su dí­a el Gobierno español de que dotará con 18 millones de euros a los centros de Andalucí­a y Cataluña para investigar con embriones humanos?

– Sin duda, esto es un asunto polí­tico que a muchos ciudadanos nos llama la atención, pues no parece de recibo que se puedan destinar cantidades tan importantes a cargo de fondos públicos cuando tantas necesidades hay en la Sanidad. Unas necesidades que no hace falta enumerar, porque son de todos conocidas.

 

-En su opinión, ¿a qué se debe que también la mayorí­a de los medios de comunicación tiendan a informar más sobre los supuestos éxitos obtenidos en investigaciones con células madre embrionarias?

 

– Creo que la opinión de los cientí­ficos está variando sobre la conveniencia de utilizar células embrionarias para la medicina regenerativa y reparadora, pues sin duda existen datos fehacientes de que las adultas son más eficientes. Pero, sin embargo, los medios de comunicación siempre van por detrás de los avances de la ciencia. Estoy seguro que en los próximos meses vamos a ver manifestaciones objetivas en estos medios sobre el gran valor que las células madre adultas van a tener para la medicina de este siglo XXI.

 

-Y con respecto a la industria biotecnológica, ¿por qué cree que continúan apoyando la investigación con embriones?

 

El problema del apoyo de la industria biotecnológica es un problema difí­cil de enjuiciar, pues es sabido que muchas de las empresas, y entre ellas la que financió las investigaciones para clonar a la oveja Dolly, han quebrado o cerrado por no considerar rentables económicamente  a corto o medio plazo, los proyectos que habí­an propuesto. 

-Desde su punto de vista, ¿qué futuro espera a ambas lí­neas de investigación y qué perspectivas de obtener resultados terapéuticos tienen?

 

– Sin duda, aún se tardará tiempo en poder utilizar las células madre adultas o embrionarias en la medicina regenerativa y reparadora, pero, así­ como con las primeras se prevé que en un plazo de 5 a 10 años puedan estar siendo aplicadas en protocolos clí­nicos habituales, con las segundas, con las embrionarias, la gran mayorí­a, por no decir todos los investigadores que trabajan en este área de la medicina, están de acuerdo que el plazo para su posible aplicación asistencial es por el momento impredecible.

 

-Que usted conozca, además de las intervenciones llevadas a cabo en la Clí­nica Universitaria de Navarra y otros hospitales españoles, con corazones infartados, ¿qué aplicaciones terapéuticas positivas se han obtenido con la utilización de células madre adultas?

 

– Existen otros campos de la medicina, además del que se refiere al tratamiento de los infartos de miocardio, en los que se están obteniendo esperanzadores resultados. Por ejemplo, el área de la reparación de las lesiones de ligamentos de rodilla, de córnea y epiteliales, aunque también se han conseguido en otras áreas de la patologí­a médica.

 

-¿Qué les dirí­a a los pacientes con enfermedades degenerativas y otras susceptibles de curarse en el futuro con células madre?

 

– Les dirí­a que miren con esperanza el futuro que se avecina pues, sin duda, con el uso de las células madre adultas se van a dar espectaculares cambios en el tratamiento de enfermedades tan importantes  como  pueden  ser,  entre  otras, el Alzheimer, Parkinson,   diabetes,   infarto   de   miocardio,   lesiones   traumáticas  y degenerativas nerviosas.  Forum Libertas, 23-XI-2004

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