keywords: pdd, pds, píldora del día después Con motivo de la autorización para dispensar con receta médica en farmacias la denominada píldora del día siguiente se plantea la necesidad de conocerla adecuadamente, conocimiento indispensable para establecer un adecuado juicio de valor sobre la misma. Seguramente en relación con este fármaco son …
keywords: pdd, pds, píldora del día después
Con motivo de la autorización para dispensar con receta médica en farmacias la denominada píldora del día siguiente se plantea la necesidad de conocerla adecuadamente, conocimiento indispensable para establecer un adecuado juicio de valor sobre la misma. Seguramente en relación con este fármaco son tres los aspectos más debatidos: a) su eficacia, b) su mecanismo de acción y c) si realmente con su utilización se prevé que puedan disminuir los embarazos de adolescentes.
Especialmente importante es conocer su mecanismo de acción, pues el juicio ético que puede merecer su utilización depende fundamentalmente de cómo actúe.
Cuando el nuevo fármaco (Norlevo) se administra según la pauta prescrita: dos pastillas antes de transcurridas 72 horas desde la relación sexual, su eficacia es de aproximadamente el 80%. Normalmente la posibilidad de un embarazo tras una única relación sexual es del 8%. Con este fármaco esa probabilidad desciende al 1.1%. Es decir se pueden evitar 7 de cada 8 posibles embarazos que hipotéticamente podrían ocurrir en 100 relaciones sexuales (Lancet 352;478,1998).
Con respecto al segundo punto, su mecanismo de acción, el debate suele ser más impreciso. Con frecuencia se indica que puede actuar tanto por un mecanismo anovulatorio, impidiendo la ovulación y por lo tanto la fecundación, como antimplantatorio, dificultando que el embrión se implante en el útero, por tanto abortivo. Pero raramente se dan datos objetivos al respecto. Repasando la literatura he encontrado cinco trabajos sobre este tema. Dos de ellos de carácter experimental y tres realizados en mujeres. Estos tres últimos son los que más interesan. Para llevarlos a cabo, después de administrar el fármaco, se realizó un seguimiento hormonal que permitió evaluar con seguridad científica si se produjo o no ovulación. Hay que hacer una salvedad. Estos trabajos se realizaron utilizando como contracepción de emergencia el método de Yuzpe (100 ug de etinilestradial y 500 ug de levonorgestrel) y no con el Norlevo que se ha comercializado en España, que contiene 750 ug de levonogestrel, pero esto para nada invalida los resultados obtenidos, más bien como más adelante comentaremos los refuerzan.
Pues bien, en los tres trabajos realizados en mujeres se comprueba que la píldora del día siguiente actúa como anticonceptivo en el 27% de los casos (Fértil Steril 32;297,1979), el 33% (Exp Clin Endocrinol) y 21% (Contraception 33;539,1986). Es decir, en conjunto se puede afirmar que en más del 75% de las veces la píldora del día siguiente evita el embarazo por un mecanismo antimplantatorio, y por tanto abortivo. Pero aún hay más. Como muy bien se sabe la ovulación se produce hacía la mitad del ciclo sexual femenino, por lo que la evitación de un embarazo por efecto anovulatorio solo se puede producir cuando la relación sexual se haya tenido antes de la ovulación, es decir en la primera parte del ciclo, lo que estadísticamente se tiene que dar en menos de la mitad de los casos, pués en los ciclos menores de 28 días, el acortamiento del ciclo sexual siempre se realiza a costa de la primera parte del ciclo, por lo que se reduce el tiempo para tener relaciones sexuales antes de la ovulación. Si además a ello se añade, que en esta primera parte se tiene la regla, y no parece éste precisamente un momento muy adecuado para mantener relaciones sexuales, es obvio que el tiempo para tener relaciones sexuales en la primera mitad del ciclo siempre será menor que en la segunda parte del mismo. Todo ello apunta a concluir que ese 25% aproximadamente de casos en que la píldora actuaría por un mecanismo anovulatorio, habría que reducirlo aproximadamente a la mitad. Más aún, dado que los estudios aquí comentados se realizaron utilizando como contracepción de emergencia del método de Yuzpe y en nuestro país se va a utilizar el Norlevo, que como hemos dicho, solo contiene progesterona, el efecto anovulatorio aún será menor, por lo que razonablemente se puede decir que en no menos de un 85% de las veces, (incluso este porcentaje puede ser mayor), la píldora del día siguiente actúa por un mecanismo antimplantatorio, es decir por un mecanismo abortivo.
Con respecto a la tercera pregunta: Si realmente con la utilización de la píldora del día siguiente se prevé que pueden disminuir los embarazos de adolescentes, el dar una respuesta objetiva parece más difícil, pero se puede realizar alguna aproximación al tema. Desde un punto exclusivamente teórico, los embarazos se reduciría en el 80% aproximadamente, pués este es el índice de eficacia del fármaco. Sin embargo, el tema no es tan simple, pués con la introducción de estos métodos anticonceptivos, así como con la introducción del uso del preservativo, se introduce también una trivalización de las relaciones sexuales, que induce a incrementar el número de contactos y a rebajar las precauciones que con respecto a ellas se tienen, lo cual puede incrementar el número de embarazos. En este sentido, no son muchos los datos objetivos que hay en la literatura científica, pero si hay algunos. En un reciente e interesante trabajo (BMJ 321;488,2000), se realiza una evaluación sobre el efecto que la utilización habitual de anticonceptivos u otros métodos contraceptivos tiene sobre el embarazo de adolescentes y sobre la tendencia a abortar, en caso de que el sistema contraceptivo falle y el embarazo prosiga. En este trabajo se comprueba que las adolescentes que habitualmente utilizaban la consulta contraceptiva previamente a su embarazo, tenían un riesgo de quedarse embarazadas 3,32 veces mayor que las que no la utilizaban. Las que habían utilizado la píldora anticonceptiva, 2,96 veces mayor, y las que habitualmente utilizaban el preservativo 2,70 veces mayor. Es decir, las adolescentes que habitualmente utilizaban métodos contraceptivos, seguramente por incrementar el número de contactos sexuales, quedaban más frecuentemente embarazadas, lo que claramente apoya la tesis anteriormente comentada. A más anticonceptivos más relaciones sexuales y a la postre más embarazos. Con respecto específicamente a la píldora del día siguiente, las adolescentes que ya la habían utilizando previamente a su embarazo, tenían un riesgo de embarazo 1,35 veces mayor que las que no la utilizaban. Con relación al número de embarazos que terminaban en aborto, las adolescentes que habían utilizado la píldora del día siguiente previamente a su embarazo, tenían 2,8 veces más posibilidades de que su embarazo terminara en aborto, que las que no lo habían utilizado. Para las que lo habían utilizado en los 12 meses previos al embarazo, el riesgo de aborto fue 3.01 veces mayor.
Es decir no parece claramente demostrado que la contracepción de emergencia tenga inevitablemente que reducir el número de embarazos de adolescentes, incluso parece que puede producir el efecto contrario. Por ello, habría que preguntarse si el remedio más eficaz para luchar contra esta terrible plaga de los embarazos de adolescentes no habría que buscarlo más en una adecuada educación de la sexualidad, que en la indiscriminada promoción de los métodos contraceptivos. Ya nos hemos referido a este tema en números anteriores de Provida Press (nº 62 y 63), en donde se han comentado distintos tipos de experiencias, la mayor parte de ellas realizada en EEUU, que muestran la eficacia de una educación sexual orientada a valorar la relación sexual como una parte importante del amor humano, a promover la continencia hasta edades más adultas, especialmente hasta que la vida en pareja se consolide, como el mejor medio para prevenir los embarazos de adolescentes.