El investigador, Juan Carlos Izpisúa Belmonte (Hellín 1960) pronunció ayer una conferencia sobre Células madre del adulto: estado actual y aplicaciones futuras en Medicina reparadora y regenerativa, en la V reunión de la Sociedad regional de Hematología-Hemoterapia, que ayer terminó en Albacete. Izpisúa Belmonte es bioquímico farmacéutico, trabaja desde hace …
-¿Qué fue lo que le impulsó a iniciar sus investigaciones en el estudio de la biología del desarrollo?
-E primer lugar, tratar de entender la forma en la que llegamos a ser lo que somos, cómo a partir de una célula en un período relativamente corto de tiempo, que varía según las especies (por ejemplo, en el humano es de aproximadamente dos semanas), se forma un embrión que básicamente tiene ya la forma del organismo adulto.
-¿Qué tratan de encontrar?
-Tratamos de averiguar cómo en ese período tan breve una célula se divide en dos, cuatro, ocho, y así sucesivamente, cómo estas células se distribuyen en el espacio y dan lugar a la forma del organismo adulto y en suma conocer los mecanismos genéticos y celulares que hacen que seamos así. Este trabajo aparte de la propia satisfacción intelectual para responder a unas preguntas de carácter más filosófico, también podría tener ciertas implicaciones clínicas.
-¿Cuáles?
-Conocer la forma de crecer una célula durante el desarrollo embrionario y cómo se diferencia en todos los órganos y tejidos que constituye nuestro organismo. Pienso que conocer los mecanismos de diferenciación a los distintos tipos celulares nos puede dar quizás alguna idea de la manera de inducir este proceso in vitro.
-¿Estamos lejos todavía de lograr este proceso de diferenciación a diversos tipos celulares en el laboratorio?
-Sí, muy lejos todavía. El mensaje que quiero enviar ahora y aquí es el de evitar dar falsas esperanzas sobre la obtención de resultados en actuaciones clínicas. Por muy diversos intereses políticos e incluso de los científicos o con la sal y pimienta que se le añade a estos temas desde los medios de comunicación se ha empezado a crear una visión sin fundamento sólido de lo que este tipo de aplicaciones con células pueden hacerse. Creo que hay que dar un paso atrás en este asunto.
-¿Por qué razones?
-Todavía desde el laboratorio conocemos muy poco sobre la diferenciación de las células, por lo que pensar que de manera inmediata vamos a poder hacer el paso a la aplicación clínica es generar falsas esperanzas, sobre todo entre los enfermos. Creo, en consecuencia, que no es justo ni apropiado hacerlo, porque estamos en una fase de la investigación muy primitiva, independientemente de lo que se oye y digan ciertas personas. Pienso que hay que ser muy críticos con la opinión de determinadas personas que sin fundamento científico alguno afirman que en breve se pueden curar enfermedades con este tipo de actuaciones con células madres.
-¿En qué están trabajando ahora?
-Nuestras líneas de investigación ahora son la diferenciación cardíaca y la ósea para tratar de entender los mecanismos por los que una célula embrionaria (madre) se diferencia en una célula ósea o cardíaca. Este proceso se puede estudiar a distintos niveles: a un nivel morfológico (que es la etapa de hace 20 años), a un nivel celular (que se puede abordar desde hace diez años), y ahora últimamente hemos entrado en un nivel molecular. En este último nivel el objeto de estudio son los genes que están implicados tanto en la división de esas células primeras, como en darles forma posteriormente en el espacio y en el tiempo.
-¿Existe un programa genético que determina la jerarquía de los acontecimientos que se suceden durante el desarrollo?
-Sí, y esa jerarquía de genes es lo que estamos intentando averiguar. Y aunque se han hecho unos avances espectaculares en los últimos años, estamos muy lejos de haber descifrado todos los componentes. Sabemos, por ejemplo, que en primer lugar son los genes maternos los que dictan los primeros estadios del desarrollo del embrión, los que determinan cómo se deben comportar esas células primeras. Más adelante, en un momento concreto del desarrollo son los genes zigóticos, es decir, los que vienen del padre y de la madre los que se ponen a funcionar, según se ha podido comprobar.
-¿Cómo valora la polémica surgida en España sobre la investigación con células madre?
-Hay intereses de todo tipo detrás de esta polémica que desde luego no conducen a nada desde el punto de vista práctico para el enfermo. Sería más apropiado salirse del círculo mediático en el que se han visto envueltas este tipo de actividades y hacer algo más sólido y serio antes de hablar.