Las células madre embrionarias no sirven para curar ni para investigar. Entrevista con la Dra. López Moratalla

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La doctora López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular e investigadora en Tolerancia Inmunitaria, de la Universidad de Navarra, analiza en esta entrevista para ALBA las razones del fraude de la clonación terapéutica. Un negocio solapado en la investigación científica que no respeta la vida ni la dignidad humana, …

La doctora López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular e investigadora en Tolerancia Inmunitaria, de la Universidad de Navarra, analiza en esta entrevista para ALBA las razones del fraude de la clonación terapéutica. Un negocio solapado en la investigación científica que no respeta la vida ni la dignidad humana, y en la falsa esperanza de la curación de enfermedades.

Son muchas las personas que han oído hablar de la expresión ‘clonación terapéutica’, pero desconocen el significado de ésta. ¿En qué consiste y qué se pretende con la misma?

– En realidad es un término ambiguo y a la vez falso. Clonar significa producir un individuo (en este contexto, desarrollo hasta la fase de embrión) a partir de la información genética de una célula de un paciente, con el fin de obtener células que puedan servir para investigar una enfermedad. Es una utopía pensar que puedan servir para curar, y una grave responsabilidad afirmar que puedan necesitarse para curarle en el futuro. No tiene ningún sentido terapéutico ni científico, ni es racional intentar curar un ser humano a costa de crear otro para que le aporte sus ‘partes’.

Es evidente que las células madre embrionarias no sirven ni para curar ni para investigar. Con la técnica de “transferencia nuclear” (que traducen a “clonación terapéutica”) se pretende dar largas a los intentos de obtener células más maduras que las embrionarias y conseguirlas ‘a la carta’ para comercializarlas y que las pueda usar algún científico para investigar. Y las largas se dan so capa de que con ellas van a curar a alguien.

– Recientemente ha sido publicada una noticia en la que se informaba de que Miodrag Stojkovic, uno de los investigadores más interesados en que se investigue sobre la clonación con fines terapéuticos, ha sido nombrado subdirector del Centro de Investigación Príncipe Felipe, de Valencia. ¿ Qué valoración hace usted de este nombramiento?

– Miodrag Stojkovic forma parte del equipo de Allison Murdoch, de la Universidad de Newcastle, del Reino Unido, que en agosto de 2005 reclamó compartir el éxito del equipo de Corea del Sur (ahora demostrado un descomunal fraude), ya que supuestamente habían creado un único “blastocisto de transferencia nuclear”, que murió antes de que pudieran obtener células madre humanas de tipo embrionario. El interés del Gobierno en este tipo de nombramientos es obvio: mantener, contra toda evidencia científica, las promesas de apoyar la investigación con embriones para “curar”. La ley de biomedicina que pretenden aprobar tiene como fin legalizar tal planteamiento injustificado e injustificable.

– Miodrag Stojkovic ha afirmado que no entiende a los científicos que rechazan la experimentación con embriones por motivos éticos o religiosos argumentando que quieren proteger una vida. ¿Cuál es su opinión sobre estas declaraciones?

-La cuestión es obvia; la agenda del lobby pro investigación con embriones y clonación humana tiene una cita clave: no permitir que el debate se centre en la discusión científica de los resultados, sino enfrentar a la comunidad científica y a la sociedad con un falso problema entre ciencia y religión. El lema es claro: hacer creer a la sociedad que los defensores de las células embrionarias tienen motivaciones exclusivamente científicas, mientras que los oponentes (o simplemente que trabajan y conocen la eficacia curativa probada de las células del propio enfermo, las llamadas ‘células madre de adulto’) sólo tienen motivos religiosos. El progreso científico, afirman, debe ser defendido de la religión; quieren hacer creer que cualquier planteamiento ético que proponga buscar soluciones que respeten la vida de un ser humano es un retroceso para el progreso científico, que se acompaña con la indiferencia por el sufrimiento de los enfermos incurables y sus familias.

Mucho dinero en juego

Es comprensible -añade Moratalla- que el dinero tiente a algunos, pero las presiones más fuertes o más generalizadas van por otra vía. Este lobby tiene muy pocos científicos detrás y ninguno serio. Pero está muy bien orquestado: dos de las revistas de más impacto popular (Nature y New England Journal of Medicine), en las que cualquier investigador sueña con publicar, obligan a declarar que se es partidario de investigar con embriones aunque se trabaje con células de adulto. La posibilidad de publicar en ese nivel hace que muchos investigadores guarden silencio acerca de la verdad de los estudios de medicina regenerativa. A nadie le interesa crearse enemigos por criticar el falso potencial terapéutico de las células embrionarias. Por otra parte, los medios de comunicación hacen ‘noticia’ cualquier declaración en esa línea, y no consideran ‘noticia’ los enormes avances realizados en estos años en la medicina regenerativa real y que se ajusta a principios éticos.

– Para el trabajo de investigación embrionaria se requiere de la donación de óvulos por parte de mujeres en edad fértil. ¿Existe algún tipo de problema de carácter físico en la donante?

Sí, claro que existen y la comunidad científica y médica está alertada. De hecho, junto al artículo de los de Corea del Sur (que habían usado como donantes de óvulos chicas muy jóvenes), la misma revista Science publicaba un comentario de David Magnus y Mildred Cho de la Universidad de Stanford, en el que observaban que entre un 0,3 y un 5 a un 10 por ciento de las mujeres a las que se induce la hiperproducción de óvulos experimentan un grave síndrome de hiperestimulación ovárica que produce dolor -a veces requiere hospitalización-, fallo renal, posible infertilidad en el futuro, e incluso la muerte. Un riesgo que no beneficia precisamente a las donantes en una investigación de dudoso interés. Pero además hace de suyo irracional un procedimiento terapéutico que tenga óvulos como material de partida para las ‘milagrosas’ células.

Ésta es la cuestión nuclear; este sistema de generar células ‘a la carta’ requiere de una gran cantidad de óvulos de mujer, y el medio que se tiene para que se produzcan en abundancia es una verdadera explotación. Lo de menos es que se les gratifique, más o menos generosa o tacañamente, para suplir gastos de transporte, ausencia del trabajo, molestias, como se hace con cualquier persona voluntaria en una investigación biomédica. El problema es la explotación que supone el procedimiento en sí mismo. Es curioso que las mismas molestias de la multiovulación para la mujer que quiere ser madre se consideran lo suficientemente fuertes para que las clínicas de FIV congelen los embriones en vez de repetir el tratamiento y la punción. Pero la realidad es que el negocio de la compraventa de óvulos ha entrado en la opinión pública bajo la capa humanitaria de una donación para hacer ‘feliz’ con la gestación de una criatura a mujeres sin óvulos o a las que se les pasó la edad de la maternidad.

– ¿Se puede creer en la posibilidad de una donación totalmente gratuita?

– Una mujer puede hacer esto en particular y gratuitamente, por una hermana, una amiga… pero no para que se lucren terceros. Si se presenta así es porque la realidad está amañada por los intereses económicos de centros de reproducción asistida que están asociados a los ‘bancos de células madre’.

– En España ya existen bancos de células madre como el de Granada. ¿Qué futuro piensaque pueden tener estos centros? ¿Tienen algo que ver estos bancos con los centros de reproducción asistida?

-Por supuesto; los bancos de células embrionarias necesitan óvulos y los centros de FIV los consiguen y cultivan. España se ha convertido en la capital europea de las donantes de óvulos, y más después de las trampas de Corea. Según los últimos datos publicados sobre donación de óvulos en Europa, en España ha au¬mentado de forma llamativa y alarmante. Concretamente, en el año 2004, 1.577 ciclos de FIV (de un total de 14.519) han sido con óvulos donados y han dado lugar a 1.416 transferencias de embriones a la mujer receptora. Un porcentaje llamativamente alto, y desde luego mucho más alto que en el total de Europa, donde se han llevado a cabo 6.530 ciclos con óvulos donados del total de 279.267 ciclos. Las condiciones mínimas puestas en España para la FIV hacen que varios centros sean un reclamo para mujeres extranjeras que tienen obstáculos legales en sus países, entre los que destacan principalmente Alemania e Italia.
Los datos cantan: el Instituto Valenciano de Infertilidad, el IVI (relacionado con el centro al que se incorpora este investigador serbio), realizó un tercio de sus tratamientos (2.400 en el año 2004) a extranjeras. Y el 80% de la clientela del Centro Mar&G de Granada procede del extranjero, especialmente de Francia e Italia, que acude por la disponibilidad de óvulos. Ambas ciudades españolas compiten con otras (Barcelona, Bilbao) por los centros de investigación con embriones. Estamos ante todo un negocio que mueve millones de euros, amparado por la legislación que quiere implantar el Gobierno, a costa de la salud de chicas donantes de óvulos.

Publicado en la Revista ALBA, el 27 enero 2006

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