“Los farmacéuticos podrían negarse a dispensar determinados medicamentos como la Píldora del día Después (PDD) por razones científicas”, ha afirmado el experto en Bioética y profesor de la Universidad de Navarra, José López Guzmán, que desarrollará esta “objeción de Ciencia” en una próxima publicación científica. La Ley de Garantías y el … “Los farmacéuticos podrían negarse a dispensar determinados medicamentos como la Píldora del día Después (PDD) por razones científicas”, ha afirmado el experto en Bioética y profesor de la Universidad de Navarra, José López Guzmán, que desarrollará esta “objeción de Ciencia” en una próxima publicación científica.
La Ley de Garantías y el Código de Ética Farmacéutica y Deontología de la Profesión respalda esta “objeción de Ciencia”, un término que ha sido usado con anterioridad por algunos entendidos, pero del que no se dispone de bibliografía específica.
La denominada objeción de Ciencia consiste en la posibilidad de que el farmacéutico pueda cuestionar la conveniencia de determinados tratamientos, basándose en su competencia y cualificación técnica, sin recurrir a la objeción de conciencia y promoviendo la buena praxis profesional. “No puede existir un profesional si no tiene libertad de conciencia y responsabilidad por sus actos. Si no se reconocen estos dos elementos el farmacéutico podría considerarse un técnico, pero no un profesional”, afirma José López Guzmán.
Respecto a la dispensación de la Píldora del día Después, el farmacéutico puede oponerse a dispensarla, puesto que es abortiva y además “no hay estudios representativos en los que se demuestre que la utilización de la PDD en las menores de 16 años sea segura”, tal como se reconoce en el propio prospecto de Norlevo, “ya que los datos disponibles en adolescentes menores de 16 años son muy limitados”. “Es evidente que esta píldora no es segura para ese sector de la población, como se plasma en los propios prospectos editados por los laboratorios fabricantes”, ha afirmado durante el V Simposio de la Asociación Española de Farmacéuticos Católicos.
La PDD actúa en la mayoría de los casos por un mecanismo anti-implantatorio y, por tanto, abortivo. Sus efectos adversos más graves se producen ante la insuficiencia hepática, que precisa control médico, y aumenta el riesgo de cáncer de hígado y páncreas. Produce náuseas (42% de las personas que la toman) y vómitos (16%). En una evaluación que incluía doce estudios sobre 4.500 mujeres, se detectaron también sangrado vaginal (31%), vértigos o mareos (20%), dolor abdominal (15%), fatiga (13%), dolor de cabeza (10%), aumento de la sensibilidad mamaria (8%), diarreas (3%) y retraso de la menstruación (5%). Hay además un 1% de incremento de embarazo ectópico después de utilizar la PDD. (Obstet Gynecol 76; 552, 1990).
Publicado en Camineo.info Juan Cavarrías, 5.07.2007