Nuevos avances en la diferenciación de las células madres procedentesde tejidos de adultos (1-jun-2001)

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NUEVOS AVANCES EN LAS Tí‰CNICAS DE OBTENCIí“N DE Cí‰LULAS DE DIFERENTES TEJIDOS A PARTIR DE Cí‰LULAS MADRE DE TEJIDOS ADULTOS.           la obtención de células de diferentes tejidos a partir de células madre de tejidos de adultos, es un esperanzador campo de investigación que abre la puerta al desarrollo de tejidos …

NUEVOS AVANCES EN LAS Tí‰CNICAS DE OBTENCIí“N DE Cí‰LULAS DE DIFERENTES TEJIDOS A PARTIR DE Cí‰LULAS MADRE DE TEJIDOS ADULTOS.

          la obtención de células de diferentes tejidos a partir de células madre de tejidos de adultos, es un esperanzador campo de investigación que abre la puerta al desarrollo de tejidos con vistas a la medicina reparadora sin tener que recurrir a la denominada clonación terapéutica, y por tanto sin tener que utilizar embriones humanos, que se pierden en el camino experimental, para conseguir sus objetivos. Esto hace que este tipo de experiencias no tengan ninguna dificultad ética, al contrario sean un esperanzador camino de avance de cara a la medicina del siglo XXI.

          Pués bien, los avances en este campo son tan rápidos, como espectaculares. Nuevos descubrimientos han venido a sumarse a este campo.

          En uno de ellos, un equipo del Centro del Cáncer de la Universidad de Yale (Cell 105;369,2001), refiere que han conseguido desarrollar células de hí­gado, pulmón, intestino delgado y grueso y piel, a partir de células madre adultas de médula ósea. Uno de los hallazgos más positivos es que las investigaciones iniciales realizadas en un modelo experimental con ratones, se han podido también demostrar en humanos. Esto, según comentan los autores, encabezados por  Diane S Krause, sugiere la gran posibilidad de las células de médula ósea para diferenciarse en células  de otros tejidos. Por la facilidad para obtener células de médula ósea, se desprende la importancia que este hallazgo puede tener de cara a la medicina reparadora, aunque como sus autores apuntan, hay ahora que averiguar como se producen estos cambios de tipo celular, para poder  pensar en su aplicación clí­nica en humanos.

          En otro interesante trabajo (Nature 411;42,2001), un equipo de investigadores del Instituto Salk de la Jolla, California, dirigido por Fred Cage, ha conseguido obtener células madre de cerebros de cadáveres que pueden diferenciarse hací­a diversos tipos de células neurológicas. Las células se obtuvieron antes de transcurridas 20 horas desde el fallecimiento del donante. Aún no se sabe bien las posibilidades reales de este tipo de experiencias, pero sin duda, como sus autores opinan, las mismas abren una nueva posibilidad para que células madre neuronales, puedan obtenerse, con vistas a la medicina reparadora, a partir de cerebros de cadáveres. Sin duda, una interesantí­sima variedad de la donación de órganos.

          En un tercer trabajo (Nature 410,702,2001) un equipo del New York Medical College, conducido por Piero Anversa, ha demostrado que células de médula ósea de ratones pueden ser trasplantadas a tejido cardiaco infartado de otros ratones, desarrollando en ellos nuevo tejido cardiaco y vasos sanguí­neos. Por adecuadas técnicas de ingenierí­a genética, los autores han demostrado que las células cardí­acas desarrolladas provení­an sin ninguna duda de las células de médula ósea del ratón donante. Después de 7 a 11 dí­as las células de médula ósea del donante se transformaban en células de músculo cardí­aco y emigraban hací­a la zona lesionada del corazón del receptor. Después de 9 dí­as del transplante, el tejido cardiaco nuevo ocupaba el 68% de la porción infartada del corazón implantado. Dado que el tamaño del infarto es un factor decisivo para el pronóstico vital del paciente, se comprende la importancia clí­nica que estos hallazgos pueden tener en un futuro inmediato.

          También un equipo de la Universidad Columbia de Nueva York, describen estos dí­as (Nat Med 7;430,2001) que células madre adultas de médula ósea humana, inyectadas en ratones a los que dos dí­as antes se les habí­a producido un infarto experimental, pueden desarrollar en la zona infartada nuevos vasos sanguí­neos. La mejora conseguida persistí­a 4 meses después del transplante, lo que hace pensar a los autores que la recuperación del tejido cardiaco puede ser permanente. Si se tiene en cuenta que gran parte del daño cardiaco en un infarto se debe a la dificultad de oxigenar el músculo lesionado, se comprende la importancia que puede tener el regenerar con rapidez vasos que permitan reoxigenar la zona infartada.

Como es natural, en los dos últimos experimentos comentados, el que las células donantes puedan ser obtenidas de la médula ósea del hipotético paciente hace que se eviten todos los problemas de rechazo inmunológico que ahora se producen.

          Sin duda, todo lo anterior abre nuevas y objetivas posibilidades a la medicina reparadora, sin que sea necesario recurrir a la utilización de células embrionarias, lo que evita todas las dificultades éticas que su uso conlleva.

     Justo Aznar.

 

   Fuente: Provida Press                                          

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