La revista Nature ha presentado esta semana dos nuevos métodos para la obtención de células madre de tipo embrionario que no implican necesariamente la destrucción de embriones y que han sido aireados por todos los medios de comunicación. Los experimentos se han llevado a cabo sólo con ratones, y aunque …
La revista Nature ha presentado esta semana dos nuevos métodos para la obtención de células madre de tipo embrionario que no implican necesariamente la destrucción de embriones y que han sido aireados por todos los medios de comunicación. Los experimentos se han llevado a cabo sólo con ratones, y aunque sus autores se manifiesten optimistas, todavía hay que esperar para ver que éxito tienen con primates o con embriones humanos.
La primera de las técnicas –llevada a cabo por Rudolf Jaenisch (del Instituto de Tecnología de Massachusetts)-, ha consistido en tomar un embrión de 8 células y separarle 1. El embrión, es capaz de continuar su desarrollo, y, si se implanta en el útero, puede llegar a nacer. La célula embrionaria separada es la que hay que conseguir que se estabilice y se pueda utilizar como célula madre.
La segunda de las técnicas –que ha desarrollado Robert Lanza (del Instituto de Medicina Regenerativa de Carolina del Norte)-, tiene que ver con la clonación. A un óvulo se le quita el núcleo, con lo que se queda sin la mayor parte de su carga genética. Por otro lado se toma una célula de un individuo adulto, por ejemplo de la piel, y se le quita el núcleo. Este núcleo es el que se inserta en el óvulo desnucleado que pasa a tener la constitución genética del adulto.
Previamente en los cromosomas del núcleo que se transfiere se desactiva el gen que pone en marcha la implantación del embrión en el útero, con lo cual el embrión originado nunca se podrá desarrollar como individuo adulto. Sus células son las que se utilizan como fuente de células madre embrionarias. Hasta aquí el aspecto científico.
Desde el punto de vista bioético, ambos métodos han sido presentados como el “camino para esquivar las objeciones éticas” que se suelen poner a la obtención de células embrionarias mediante el método de la destrucción de los embriones, que es el habitual.
Efectivamente, lo positivo de estas nuevas investigaciones, en el caso de que tuviesen éxito con embriones humanos, es que no se parte de embriones que resultan irremisiblemente dañados.
Pero también hay otros aspectos que me parece importante señalar. El primero es que estamos hablando de embriones que se obtienen por fecundación in vitro, a los que se les quita una célula. Ahora bien, el pensar en utilizaciones terapéuticas supondría tender a que los seres humanos naciesen habitualmente por esta técnica. Puede ser interesante volver a ver la película Gattaca, para hacerse una idea de cómo quedaría maltrecha la libertad humana en ese tipo de sociedad. Por otra parte la misma utilización de la fivet es cuestionada por muchos bioéticos como método válido de fecundación. Además, también bastantes biólogos tienen importantes dudas sobre que sea inocuo para el ser humano que va a nacer privarle de una de sus células en estado embrionario.
El segundo método, que es del tipo de clonación, supone obtener un embrión, que llamamos no viable porque no podrá desarrollarse al haberle privado de su capacidad de implantarse en el útero. Ahora bien, me parece que el que se le prive de esta capacidad no le quita el que estemos hablando realmente de un embrión humano. Por ello con este método propiamente no se evita la destrucción de embriones humanos.
Esta situación me plantea dos reflexiones.
La primera es que me da la impresión de que algunas noticias se lanzan más por el interés de los propios generadores de la noticia que por el valor real de ella. En este caso estamos hablando de poderosas empresas biotecnológicas, y del reparto de los dineros públicos en Estados Unidos, que hasta ahora han estado vedados para las investigaciones que agradan al embrión humano. El mismo Lanza ha reconocido que su trabajo “sólo se puede hacer realidad con el respaldo de la financiación gubernamental y de las grandes compañías farmacéuticas”.
La segunda es que me parece de poco valor ético plantear las cosas respecto a los embriones humanos como si fuesen un obstáculo para el desarrollo de la ciencia. Incluso para los que dudan de que un embrión sea una persona humana, la sola duda debería moverles a actuar con el respeto y la prudencia que siempre se merece la dignidad humana.
Comentario editorial en Nature: https://www.bioeticaweb.com/content/view/4099/45/