ONU: Por una prohibición mundial de la clonación humana (5-oct-02)

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ONU: Por una prohibición mundial de la clonación humana Se suman los temores éticos y las preocupaciones por la salud NUEVA YORK, 5 octubre 2002 (ZENIT.org).- Las Naciones Unidas discutieron la semana pasada una propuesta para imponer una prohibición mundial a la clonación humana con fines reproductivos. El pasado diciembre, la …

ONU: Por una prohibición mundial de la clonación humana


Se suman los temores éticos y las preocupaciones por la salud

NUEVA YORK, 5 octubre 2002 (ZENIT.org).- Las Naciones Unidas discutieron la semana pasada una propuesta para imponer una prohibición mundial a la clonación humana con fines reproductivos. El pasado diciembre, la Asamblea General creó un comité ad hoc con el objetivo de formular una convención internacional para dicha prohibición.

El comité se habí­a reunido previamente desde el 25 de febrero al 1 de marzo; los informes de prensa indicaban que cualquier prohibición tendrí­a ante sí­ un largo camino. Una nota de prensa del comité afirmaba que su trabajo está en las fases preliminares de identificar las cuestiones legales que podrí­a respaldar esta convención.

Al término de sus sesiones en febrero, el comité afirmaba que la clonación reproductiva de seres humanos es “una posibilidad preocupante e inmoral de la biotecnologí­a… Ha suscitado preocupaciones morales, religiosas, éticas y cientí­ficas y tiene implicaciones de gran envergadura para la dignidad humana”.

Si las Naciones Unidas siguen adelante con la prohibición, “esto tendrí­a un extraordinario significado, principalmente porque (la ONU) nunca antes han llegado a ningún tratado sobre bioética”, decí­a George Annas, un profesor de ética en la Universidad de Boston, en un reportaje del USA Today del 23 de septiembre.

Pero la sesión de la semana pasada se estropeó por la falta de acuerdo sobre el tipo de prohibición a llevar a cabo. Según el último Friday Fax, del Catholic Family and Human Rights Institute, Francia y Alemania estaban a favor de prohibir solamente la clonación con fines reproductivos, y no con fines de investigación. Más de 20 naciones, incluyendo otros miembros de la Unión Europea, Estados Unidos y el Vaticano, se han expresado a favor de prohibir la clonación para cualquier propósito, sea el que sea.

La preocupación sobre la posible clonación humana se ha levantado en parte por las declaraciones del doctor italiano Severino Antinori, que ha declarado que ya está trabajando en la clonación de bebés.

Los cientí­ficos afirman que cualquier intento de crear un clon humano podrí­a ser peligroso, observaba la BBC el 24 de septiembre. El animal clonado más famoso, la oveja Dolly, fue el único éxito de 247 intentos. Además, muchos fetos clonados de animales se desarrollan con anormalidades severas y suelen ser ví­ctimas de abortos espontáneos, poniendo con frecuencia en riesgo la vida de la madre. Los clones que sobreviven sufren con frecuencia graves problemas de salud y malformaciones.

Antinori afirma que ha encontrado la forma de escoger los embriones para evitar el número de embarazos fallidos; ahora bien, otros doctores dudan que dicha selección sea posible, informaba la BBC.

Daños a los derechos humanos
Tres profesores del área de salud –George Annas, Lori Andrews y Rosario Isasi– publicaron recientemente un artí­culo apoyando la idea de una prohibición global de la clonación en la American Journal of Law and Medicine (Vol. 28, Nos. 2 y 3).

Los autores rechazan la clonación y la creación de bebés con material genético modificado. También rechazan la idea de que los cientí­ficos o las compañí­as comerciales decidan la alteración de la estructura fundamental de un ser humano. Además, dicen, el foro apropiado para tal decisión son las Naciones Unidas.

Su razonamiento comienza con la afirmación de que todos los humanos son fundamentalmente iguales, con igual dignidad y derechos. La clonación y las alteraciones genéticas “pueden ser crí­menes contra la humanidad como única raza”, advierten.

También, existe el peligro real de que los niños producidos con caracterí­sticas genéticas predeterminadas puedan terminar privados de sus derechos fundamentales. Este temor no es infundado, observan los autores, puesto que la ciencia genética tiene una historia de abusos cometidos contra los derechos humanos. Y la modificación genética que conduzca a la creación de una nueva subespecie humana podrí­a también conducir al genocidio o a la esclavitud, advierten.

El tratado internacional que proponen requerirí­a que cada nación prohibiera la clonación o la modificación genética de seres humanos. También defienden el establecimiento de normas que regulen el trabajo de los centros de investigación en este campo. Y recomiendan la creación de un cuerpo internacional de supervisión para imponer el tratado –aunque admiten que establecer una supervisión satisfactoria y reforzar los mecanismos es la parte más ardua de la implantación de una prohibición global–.

Su propuesta no se detiene aquí­. Sugieren también otros procedimientos que deberí­an prohibirse. Entre ellos: la gestación de un ser humano fuera del cuerpo de la madre; la transferencia de un embrión humano a un animal; la creación de embriones sólo para fines de investigación; y el trasplante de material reproductivo de animales a humanos. También expresan su preocupación sobre las patentes de genes humanos.

Con respecto a la reproducción humana, los autores observan que, “todo cientí­fico cree que es inseguro provocar un embarazo humano con un embrión clonado”. Muchos cientí­ficos también creen que la clonación y las alteraciones genéticas nunca serán seguras porque los resultados siempre serán imposibles de predecir. Aunque sólo fuera por razones de salud, aseguran, “el tratado estarí­a justificado”.

Los tres autores derrumban el argumento usado por Antinori y por aquellos que defienden la clonación como una ayuda a las parejas infértiles. Defienden, además, que este punto de vista ignora los derechos y los intereses de las mujeres y de los niños que quedan involucrados.

La clonación también tiene algunas consecuencias preocupantes, continúa el artí­culo del American Journal of Law and Medicine.. El niño podrí­a ser gemelo genético de su progenitor, una relación que nunca antes ha existido en la sociedad humana. Y lo que es más, una réplica genética de un progenitor estéril podrí­a ser asimismo estéril y sólo se podrí­a reproducir por clonación.

Eugenesia
Los que proponen la clonación afirman que es una parte del progreso cientí­fico que beneficiará a los humanos. Pero los autores advierten que la clonación humana, combinada con la manipulación genética, podrí­a conducir a una nueva tendencia eugenésica: “niños de diseño”. Si tales intentos tienen éxito, podrí­a emerger una nueva especie “post-humana”, que podrí­a mirar a los humanos “normales” como inferiores, fijando así­ las bases para serios conflictos entre los dos grupos.

Los autores defienden que las mayores realizaciones de los seres humanos no han sido cientí­ficas sino polí­ticas y sociales, es decir, el desarrollo de los derechos humanos y la democracia. “La ciencia no puede decirnos lo que debemos hacer, o incluso cuáles son los objetivos; por el contrario, los seres humanos deben dirigir la ciencia”, insisten. Una prohibición de la clonación humana y de la alteración genética “busca preservar la democracia, la libertad y los derechos humanos universales para todos los miembros de la especie humana”.

Mientras continuaban las reuniones del Comité de las Naciones Unidas, durante la semana pasada, el gobierno coreano anunciaba que prohibirí­a la clonación humana, informaba UPI el 24 de septiembre. Corea del Sur no tiene actualmente normas efectivas sobre la clonación. Esto habí­a suscitado el temor de que el paí­s podrí­a usarse como un laboratorio para esta controvertida investigación.

El parlamento coreano espera aprobar la propuesta del gobierno durante este mes, afirmaba Kwon Joon-wook, un responsable de polí­tica médica en el Ministerio de Salud. La legislación podrí­a también prohibir la fertilización artificial hí­brida entre seres humanos y animales y el tratamiento genético de huevos fertilizados, embriones y fetos. Además, ilegalizarí­a la investigación con células madre embrionarias y el uso de la información genética individual con fines educativos, laborales o de compañí­as de seguros.

“La salvaguarda de los seres humanos de la esta generación y de las futuras generaciones y el progreso de los derechos humanos fundamentales resulta una tarea fundamental de las Naciones Unidas”, declaró el representante del Vaticano, el arzobispo Renato Martino, en su alocución de la semana pasada al comité. Prevenir la clonación humana ayudará a preservar estos derechos.

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