Pro choice:¿ tolerancia o indiferencia?

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En una ocasión entré en un organismo público y cuando me sentaba para resolver el problema que me había llevado allí, la persona que me atendía me sacó a colación la cuestión del aborto: “Yo era contraria a que se llevase a cabo, pero ahora pienso que, aunque yo nunca …

En una ocasión entré en un organismo público y cuando me sentaba para resolver el problema que me había llevado allí, la persona que me atendía me sacó a colación la cuestión del aborto: “Yo era contraria a que se llevase a cabo, pero ahora pienso que, aunque yo nunca lo realizaría, hay que entender y aceptar que otras personas aborten”.

Este modo de entender ésta y otras cuestiones similares: “yo nunca lo haría, pero que los demás hagan lo que quieran” es un modo afrontar estos temas muy difundido en la cultura postmoderna. En el área anglosajona se suelen utilizar los términos “pro choice”: “que cada uno elija”, diríamos nosotros.

Se entiende que este planteamiento tiene un fundamento muy importante en el deseo de que la sociedad se construya sobre el respeto mutuo. Vivimos en una sociedad plural y todos debemos respetar las opciones íntimas que los demás pueden hacer, y en especial, sobre el sentido último de la existencia. Nadie, ni siquiera el Estado -cuanto menos otras instituciones o los mismos medios de comunicación- debería pretender manipular o forzar a un ser humano, en lo que se refiere a su sentido de la vida. Cuestión distinta es plantearse si abortar debe incluirse en eso que llamamos “cuestiones personales” . Indudablemente la decisión de llevarlo a cabo es siempre personal, pero el resultado afecta a la vida de otro ser humano a la que se pone término. A estas alturas de la ciencia prenatal, cuando estamos viendo las ecografías que se hacen de los fetos en el seno materno, continuar afirmando que forman parte del cuerpo de la madre es un arcaísmo pasado de moda.

Por otra parte, algunos pretenden identificar la cuestión del aborto, con las opciones religiosas. Quizás un cierto acostumbramiento, en épocas pasadas, a buscar en la religión la respuesta a todas las cuestiones de la vida, ha llevado a meter en el marco de la religión también la cuestión del aborto. Es evidente que en estos momentos supondría una gran ignorancia –si no es malevolencia- continuar con este discurso. Cuestiones religiosas son la Misa de los domingos, o el conocimiento del Corán, o la celebración judía del Yom Kippur. El aborto no entra dentro de estas cuestiones.

El aborto consiste en acabar con la vida de un ser humano inocente cuando está en el seno de su madre. Me parece que no tiene especial relevancia si jurídicamente ya es persona o no. Lo digo porque me parece que el derecho debe acomodarse a la realidad, y no al revés. Basta con considerar que estamos ante un ser humano

La postura pro choice, se desentiende de lo que le acontece al feto que uno no lleva en su seno. Entiendo que una mujer en un momento difícil pueda recurrir al aborto, pero no entiendo que la sociedad, en frío, pretenda desentenderse de lo que les ocurre a todos esos seres humanos. Además desentenderse de ellos lleva a desentenderse de sus madres, porque sólo se les ofrece un medio técnico para salir del paso, cuando lo que necesitarían de la sociedad sería que la sociedad les ayudase a resolver los problemas –laborales, sociales, económicos- que frecuentemente lleva consigo la maternidad.

La postura pro choice, en este caso, me parece de una gran incoherencia en una sociedad que quiere desarrollar solidariamente los derechos humanos. Si pensamos que la vida de un ser humano por estar en el seno materno no es depositaria de los derechos de cualquier ser humano, entonces promovamos el aborto. Si, por el contrario, pensamos que sí los posee, promovamos restringir o cambiar las leyes que permiten abortar. En cualquier caso no pretendamos desentendernos de la cuestión porque somos cada uno, con nuestras opciones personales, los que vamos construyendo la sociedad actual y la futura.

Comments 1

  1. Feminazi says:

    Defiendes una postura clara antiabortista protegiéndote en argumentos que, aunque intenten sonar neutrales, dejan en evidencia tu opinión. Si una mujer quiere abortar, va a abortar, sea legal o no, haya clínicas especializadas o no. Mira lo que pasaba en España durante el franquismo, las prácticas ilegales en condiciones insalubres o los viajes a Londres para intentar abortar “y no morir en el intento”. Creo que eso deja claro lo que el Estado (y la sociedad) debería de hacer, y es efectivamente el Pro choice. Para otros temas, me vale, pero para este, no. Aquí huele a conservadurismo y un poquito a machismo paternalista, eh…

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