Repercusión de la espiritualidad en el afrontamiento de la vida y de la muerte

Estudio desde la perspectiva de los profesionales de enfermería

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Resumen:

La espiritualidad es la dimensión humana que guía al hombre en la reflexión de su propia existencia, para intentar descubrir el por qué y para qué vive. Esta búsqueda de sentido es todavía más frecuente en aquellos que sufren una enfermedad avanzada e incurable. Habitualmente, sin embargo, esta necesidad no es reconocida por el enfermo, lo cual dificulta su detección y manejo en la atención y cuidado diario por parte de los profesionales sanitarios. Éstos, para poder establecer una relación de ayuda efectiva, deben contemplar también esta dimensión espiritual dentro del concepto de atención integral que se ofrece a todos los pacientes, sobre todo a los que se encuentran en una fase avanzada de la enfermedad. Con este trabajo hemos intentado, por un lado, conocer la opinión de Enfermeras y TCAE sobre la espiritualidad a través de una encuesta de diseño propio. Por otro, hemos querido descubrir cuál es la repercusión espiritual que esta experiencia de sufrimiento del paciente tiene sobre los profesionales, así como si el cultivo de la espiritualidad de estos, expresada de diferente manera, puede tener efectos positivos también en aquellos. Para ello se han seleccionado profesionales sanitarios de una unidad de oncología que viven diariamente el impacto del sufrimiento y la muerte de sus pacientes.

  1. Introducción

Las acciones de los profesionales sanitarios deben estar guiadas por una ética adecuada, que les ayude a la
toma de decisiones orientadas al bien del hombre. Pero ¿Cómo sabemos qué es bueno o malo para el hombre sin caer en el relativismo o en el reduccionismo? Para ello necesitamos alcanzar una visión holística del ser humano, que incluya todas sus dimensiones, sin llegar a despreciar o infravalorar ninguna de ellas porque todas conforman a la persona como un ser único, irrepetible e incondicionado.

En el devenir de la existencia humana existen momentos de crisis, generadas por acontecimientos amenazantes de la vida; p.e. las enfermedades. La vivencia personal de la enfermedad y del dolor puede llegar a transformarse en sufrimiento debido a la interpretación y las conclusiones que se extraen del mismo. El dolor nos alerta de aquello que no funciona con normalidad, pero en ocasiones pierde esta función y como afirma Robert Spaemann: “en lugar de estimularnos a una actividad, nos condena a la pasividad. En este sentido hablamos aquí del sufrimiento”.

En el trabajo personal de afrontamiento de esta situación aparecen preguntas de calado existencial: ¿Por qué me sucede esto a mí?, ¿Qué sentido tiene mi vida?, etc. Todas ellas nos introducen de lleno en  la dimensión espiritual de la persona, aspecto no reconocido habitualmente ni por el paciente ni por los profesionales que los atienden. Y sin embargo es un pilar fundamental del ser humano y se hace más evidente en la fase final de la vida, cuando los sentidos están más abiertos a todo aquello que no podemos comprender. En estos momentos aparece el sufrimiento espiritual. ¿Cómo podemos aliviarlo o disminuirlo? El reto que se plantea a los profesionales sanitarios no es tanto eliminarlo como, desde el respeto a la persona, ayudarle a afrontarlo y a descubrir un sentido en lo que está viviendo…

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