El respeto a las personas y la actuación por el bien del otro implica dar una adecuada difusión a datos conocidos pero poco difundidos. Un análisis de la relación entre salud y homosexualidad nos muestra que la actividad homosexual tiene unos costes humanos y económicos que paga toda la sociedad. El …
El respeto a las personas y la actuación por el bien del otro implica dar una adecuada difusión a datos conocidos pero poco difundidos.
Un análisis de la relación entre salud y homosexualidad nos muestra que la actividad homosexual tiene unos costes humanos y económicos que paga toda la sociedad. El estilo de vida homosexual no es una forma como cualquier otra de vivir, y el Estado debería tener en cuenta los costes sociales de fomentarlo.
VIH y enfermedades sexuales
“A pesar de toda la educación sobre SIDA, los epidemiólogos predicen que en un futuro cercano el 50% de los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres serán seropositivos”. [1]
“Los epidemiólogos estiman que un 30% de todos los homosexuales varones de veinte años serán seropositivos o habrán muerto de SIDA para cuando tengan 30 años. Esto significa que la incidencia del SIDA entre los homosexuales varones de 20 a 30 años es unas 430 veces mayor que entre el conjunto de la población heterosexual.” [2]
“Incluso antes de la epidemia del SIDA, un estudio con hombres que tenían relaciones sexuales con otros hombres encontró que el 63% había contraído una enfermedad de transmisión sexual a través de su actividad homosexual”. [3]
La naturaleza del sexo anal y su mayor frecuencia en homosexuales son una explicación fisiológica de porqué el VIH y otras infecciones se transmiten con tanta eficacia en estas relaciones.
La fisiología humana deja claro que el cuerpo humano no fue diseñado para acomodar esta actividad. El recto es significativamente distinto a la vagina en lo que respecta a la adecuación para la penetración del pene. La vagina tiene lubricantes y el apoyo de una red de músculos. Está compuesta por una membrana mocosa con un epitelio estratificado en varias capas que permite aguantar la fricción sin daño y resistir las acciones inmunológicas causadas por el semen y el esperma.
En cambio, el ano es un delicado mecanismo de músculos pequeños que forman un pasaje de “sólo salida”. Repitiendo trauma, fricción y estiramiento, el esfínter pierde su tensión y habilidad para mantener un cierre firme. Consecuentemente, la penetración anal conduce al escape de material fecal que fácilmente puede llegar a ser crónico. El potencial de daño se ve aumentado por el hecho de que el intestino tiene sólo una única capa de células separándolo de tejido altamente vascular, es decir, sangre. Por lo tanto, cualquier organismo que se introduzca por el recto tiene mucha mayor facilidad para establecer un punto de inicio para la infección de lo que tendría en una vagina.
Más aún, la eyaculación tiene componentes que son inmunosupresores. En el curso de la fisiología reproductiva normal, esto permite al esperma evitar las inmunodefensas de la mujer. El resultado final es que la fragilidad del ano y el recto, junto con el efecto inmunosupresor de la eyaculación, hacen de la relación ano-genital una manera muy eficaz de transmitir el VIH y otras infecciones. La lista de enfermedades encontradas con extraordinaria frecuencia entre varones que practican la homosexualidad, como resultado de las relaciones anales, es alarmante: cáncer anal, Chlamydya trachomatis, cryptosporidium, giardia lamblia, herpes simples virus, el VIH, el virus del papiloma humano, isospora belli, microsporidia, gonorrea, hepatitis viral tipo B y C, sífilis. [4]
Parámetros clave de la diferencia entre el comportamiento de los varones homosexuales y el de los heterosexuales
|
Homosexual |
Heterosexual |
Comparación homosexual-heterosexual |
Media de parejas sexuales en la vida |
50 |
4 |
12.1 |
Monógamos (*) |
<2% |
83% |
41:1 |
Media de parejas sexuales en los últimos 12 meses |
8 |
1,2 |
7:1 |
Sexo anal en los últimos 12 meses |
65% (con hombres) |
9,5% (con mujeres) |
13.1 |
* A efectos de este estudio se define monogamia como la fidelidad 100% a un cónyuge o pareja. El 26% de los heterosexuales tiene sólo una pareja en su vida (recordemos que el 50% de los matrimonios en EEUU, cuando se hizo el estudio, acaban en divorcio; alguien que se vuelve a casar no estaría en este 26% pero sí en el 83%. [5]
En su análisis de estos parámetros el Dr. Satinover explica por qué los homosexuales varones corren tanto riesgo. “El homosexual típico (ni que decir tiene que hay excepciones) es un hombre que practica frecuentes episodios de penetración anal con otros hombres, a menudo con muchos hombres diferentes. Estos episodios son 13 veces más frecuentes que los actos heterosexuales de sexo anal, con 12 veces más parejas distintas que los heterosexuales”. [6]
Abuso de sustancias [7]
El alcoholismo afecta entre el 20% y el 30% de la población homosexual. El 35% de las lesbianas tiene un historial de exceso de bebida, compárese con el 5% de mujeres heterosexuales.
Además, aproximadamente un 30% de homosexuales y lesbianas son adictos a las drogas.
Depresión, suicidio y otras patologías
Archivos de General Psychiatry: “la gente homosexual esta en un riesgo sustancialmente mayor ante algunas formas de problemas emocionales, incluyendo suicidios, depresión grave, desorden de ansiedad, desorden de conducta y dependencia de la nicotina“. [8]
Violencia doméstica
a) Según las estadísticas del FBI de 1999, en EEUU se produjeron 1.317 incidentes de agresiones entre homosexuales, desde el asalto hasta las injurias graves. [9]
b) También en 1999, según datos de la Coalición Nacional de Programas Antiviolencia, hubo 3.120 incidentes de violencia doméstica homosexual registrados en San francisco, Nueva York, Chicago, Boston, Los íngeles, Colorado, Cleveland y Columbus. [10]
c) También en 1999 la revista Clinical Psychology Review revisó 19 estudios sobre violencia doméstica homosexual: el 28% de las parejas homosexuales de ambos sexos registraron violencia física; en concreto se registró violencia en el 48% de las parejas lesbianas y en el 38% de las parejas de varones. En un estudio sólo de parejas lesbianas, se registraban maltratos psicológicos entre un 73% y un 90% de las parejas. Más de un 30% de las lesbianas habían estado en una relación donde al menos había sucedido una agresión física. [11]
Otro informe importante es el de los National Institutes of Health del año 2000: “los convivientes del mismo sexo registraron una violencia con la pareja íntima significativamente mayor que los convivientes de sexos opuestos”. El 39,2% de las lesbianas declaró haber sido agredida físicamente, acosada o incluso violada por su pareja del mismo sexo. Entre los varones homosexuales, un 15,4% admitió haber sufrido estas actividades. [12]
Abuso sexual infantil
Archives of Sexual Behavior (2001): el 46% de los hombres homosexuales y el 22% de las mujeres homosexuales fueron sexualmente molestadas en su infancia por una persona del mismo sexo. En cambio, entre la población heterosexual sólo un 7% de los hombres y un 1% de las mujeres sufrió acoso o abusos sexuales en su infancia por una persona del mismo sexo. [13]
David Finkelhor, experto en abuso sexual infantil, dice: “los chicos que fueron sexualmente molestados por hombres mayores tuvieron, al crecer, cuatro veces más posibilidades de implicarse en actividad homosexual que los que no fueron víctimas. Más aún, los adolescentes a menudo relacionaban su homosexualidad con sus experiencias de abuso sexual“. [14]
1. Diamond, E., Delaney, R., Diamond,S., Fitzgibbons,R. et al. 2004, Homosexuality and hope, Catholic Medical Association (www.cathmed.org); versión en español en http://www.narth.com/docs/eeuu.html
2. Satinover, J. (2003). Homosexuality and the Politics of Truth. Grand Rapids, Michigan: Hamewith Books, p.57
3. Diamond, e., et al.
4. May, W. (2004). “On the Impossibility of Same-Sex Marriage: A Review of Catholic Teaching”. The National Catholic Bioethics Quarterly. Summer 2004. 314.
5. Satinover. p. 54-55 (Datos tomados de The Social Organization of Sexuality: Sexual Practices in the United States, y de una serie de estudios sobre comportamiento homosexual y cambio del comportamiento, incluyendo el estudio Multicenter AIDS Cohort Study, basado en casi 5.000 hombres homosexuales).
6. Ibid., p.55
7. McGill University Student Health Services. 2004. “Substance abuse in the Gay and Lesbian Community”. http://www.mcgill.ca/studenthealth/information/gay/substanceabuse/
8. Whitehead, N. “Homosexuality and Mental health Problems”. www.narth.com/docs/whitehead.html (citando 3 ponencias con comentarios de Archives of General Psychiatry, una revista de reconocido prestigio médico. Un comentario dice: “la fuerza de los nuevos estudios es su grado de control”.)
9. Traditional Values Coalition. 2002. “Domestic Battering”. http://traditionalvalues.org/pdf_files/DomesticBattering.pdf
10. Ibid.
11. Ibid.
12. Ibid.
13. Dailey, T. “Homosexuality and Child Abuse”. Family Research Council. Número 247. www.frc.org/get.cfm?i=IS02E3&v
14. Ibid.
Publicada por IVAf.org