Traducido del inglés: Martes, 20 de abril, 2004 Lunes, 12 de abril (HealthDayNews) — La mayoría de los doctores consideraron el género, la raza, y el ingreso cuando decidieron si recetar medicamentos poderosos a pacientes de SIDA en los 1990, sugiere nueva investigación. Los doctores parecían pensar que algunos grupos eran …
Traducido del inglés: Martes, 20 de abril, 2004
Lunes, 12 de abril (HealthDayNews) — La mayoría de los doctores consideraron el género, la raza, y el ingreso cuando decidieron si recetar medicamentos poderosos a pacientes de SIDA en los 1990, sugiere nueva investigación.
Los doctores parecían pensar que algunos grupos eran automáticamente menos probables de tomar los medicamentos según se ordena, comentó el coautor del estudio doctor Mitchell D. Wong.
“Los latinos se trataron más tarde que los blancos, las mujeres recibieron tratamiento después de los hombres, los pobres recibieron tratamiento más tarde que los adinerados”, expresó Wong, profesor auxiliar de medicina en la Universidad de California, Los Angeles.
Además, añadió, el tratamiento para negros a menudo se pospuso sin tomar en cuenta si los doctores eran escrupulosos con respecto a proveer tratamiento a pacientes que ellos no pensaban que seguirían instrucciones.
Aunque Wong dijo que el estudio no confirma la existencia de racismo en los consultorios, considera que parece mostrar que los médicos están haciendo presunciones basándose en la raza y otros factores. “Si nuestra hipótesis es cierta, los médicos están percibiendo a estos pacientes como que son menos cumplidores” con el régimen de medicamentos, comentó.
Los hallazgos aparecen en la edición de abril de la Journal of General Internal Medicine.
Aunque los doctores diagnosticaron por primera vez casos de SIDA en los Estados Unidos a comienzos de 1980, tratamientos eficaces no aparecen hasta mediados de los 1990. Compañías de medicamentos comenzaron a producir una variedad de medicamentos conocidas como inhibidores de proteasa, que permiten a los pacientes niveles más bajos del virus de SIDA en la sangre.
Inicialmente, los doctores temen que los pacientes puedan enfermarse más de no poder seguir regímenes medicados estrictos y complicados que indicaban las veces exactas que necesitaron tomar las drogas, indicó Wong.
Aunque, desde entonces, avances han hecho que los medicamentos sean más fáciles de tomar, los doctores todavía están preocupados acerca de pacientes quienes no los toman según lo indicado, añadió. El riesgo es que el virus usará la pausas breves del tratamiento para desarrollar resistencia y tornarse inmune a los medicamentos.
En el nuevo estudio, Wong y sus colegas examinaron encuestas de 1,717 pacientes de SIDA y 367 doctores de 1996 a 1999.
Casi 90 por ciento de los doctores manifestaron que el cumplimiento seguir las directrices fue un factor importante en las prácticas recetadas. Estos doctores eran más propensos a retrasar el tratamiento para mujeres, latinos y pobres.
Casi todos los doctores, incluyendo aquellos que no se preocuparon por el cumplimiento, eran más propensos a retrasar el tratamiento para negros que para blancos, encontraron los investigadores.
Sin embargo, la investigación no mostró que ninguno de los retrasos en el tratamiento redujo el lapso de vida de los pacientes.
Posponer el tratamiento no es siempre algo malo, dijo el doctor David Bangsberg, profesor asociado de medicina en la Universidad de California en San Diego. Puede tener sentido si los pacientes necesitaban tratarse para la depresión o el abuso de drogas, añadió.
“El problema viene cuando la terapia se retrasa al punto donde alguien se enferma severamente o muere”, sostuvo. “Se llega el punto en que hay que tratar a todos”.
Tanto Wong como Bangsberg afirmaron que el próximo paso es ayudar a los doctores a tomar decisiones acerca de comenzar y posponer el tratamiento.
Por Randy Dotinga Reportera de HealthDayNews