Un bioético de Stanford pretende cerrar la brecha entre ética y ciencia de las células madre embrionarias.

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Puede ser posible obtener células madre embrionarias sin la creación de un embrión, afirma un bioético conservador americano que pertenece al Consejo Presidencial de Bioética. Frustrado por el venenoso estancamiento entre aquellos que ven al embrión como un ser humano y aquellos que lo despachan como un mero tejido humano, …

Puede ser posible obtener células madre embrionarias sin la creación de un embrión, afirma un bioético conservador americano que pertenece al Consejo Presidencial de Bioética. Frustrado por el venenoso estancamiento entre aquellos que ven al embrión como un ser humano y aquellos que lo despachan como un mero tejido humano, el doctor William Hurlbut argumenta que es posible usar la tecnologí­a clonadora para crear un ser que nunca podrá devenir en un embrión, y mucho menos en un niño.

De acuerdo con el Boston Globe, la idea de Hurlbut, que el llama “transferencia nuclear alterada”, tiene el apoyo de importantes oponentes de la investigación con células madre embrionarias. El arzobispo de San Francisco, William Levada, quien se encarga de los asuntos doctrinales de los obispos católicos en EEUU, ha escrito incluso al presidente George Bush apoyando la idea. Ahora Hurlbut planea presentar su propuesta en el Consejo de Bioética.

La técnica funcionarí­a así­: antes de comenzar el proceso clonador, el ADN de una célula de la piel serí­a alterado para prevenir el desarrollo del trofodermo, la capa externa de las células que con el tiempo se convierte en placenta. Sin el trofodermo, la masa celular nunca puede llegar a ser un embrión. Sin embargo, sí­ crecerí­a lo suficiente como para permitir la recolección de células madre. Algunos cientí­ficos destacados están intrigados con el asunto. Uno de ellos, Evan Snyder, del Instituto Burnham, en La Jolla, planea solicitar una subvención del nuevo Instituto de Células Madre de California para ver si puede llevarlo a cabo con ratones.

A pesar de las voces alentadoras de los aliados cristianos, como la de Robert George, de Princeton, Hurlbut se enfrenta a una batalla difí­cil para persuadir a bioéticos y al público de que esta masa celular no es un embrión. El escollo perenne del estatuto moral del embrión es si la potencia biológica de ser humano constituye una persona humana. Aparte de las enormes complicaciones técnicas implicadas en hacer su idea realidad, será difí­cil alcanzar un acuerdo acerca de si tal potencialidad ha sido suprimida o nunca existió en absoluto.

 

Extraí­do de BioEdge 143. Traducción Guillermo Moreno

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