La ciencia aún no tiene criterios ciertos para identificar, en estos casos, cuándo hay verdaderamente un organismo humano unicelular (el equivalente a un cigoto generado por fecundación) o cuándo aquello manipulado es sólo una célula –y en cuanto tal, sin objeción moral para experimentar con ella. Esto es lo que pasa, por ejemplo, con la clonación, en la que la ciencia no ha podido todavía discernir en qué momento exacto la célula intervenida comienza a ser un organismo.
El problema, naturalmente, se vuelve urgente cuando estas técnicas empiezan a ser aplicadas en seres humanos.