El gobierno australiano ha concedido las primeras licencias para investigar con embriones a dos clínicas de fecundación in vitro (IVF). Se ha dado luz verde a Sydney IVF y a Melbourne IVF para descongelar a 1060 embriones y experimentar sobre 860 de ellos. De acuerdo con una ley aprobada …
El gobierno australiano ha concedido las primeras licencias para investigar con embriones a dos clínicas de fecundación in vitro (IVF). Se ha dado luz verde a Sydney IVF y a Melbourne IVF para descongelar a 1060 embriones y experimentar sobre 860 de ellos. De acuerdo con una ley aprobada en 2002, los embriones deben ser los sobrantes de tratamientos de fecundación in vitro y deben haber sido producidos antes del 5 de abril de 2002.
Aunque los medios de comunicación subrayan la esperanza de los tratamientos de enfermedades degenerativas con embriones derivados de células madre, solo 50 de los 1060 embriones están destinados actualmente a este propósito. Muchos de los otros son para ser usados en la investigación y en la creación de una mejor cultura mediática del crecimiento de embriones. Sin duda, esto tendrá eventualmente considerables beneficios comerciales para la Sydney IVF, que ha sido autorizada a experimentar con 740 embriones. La Sydney IVF distribuye por todo el mundo su cultura mediática de la fecundación in vitro a través de una asociación americana, la Cook IVF.
Sydney IVF utilizará también 50 de estos embriones para la producción de células madre. El director médico y profesor Robert Jansen, centrándose en estos planes, aclamó el anuncio como un día “muy histórico” para la ciencia australiana. «Estas investigaciones tienen como fin último tratar enfermedades degenerativas”¦ y esperamos que lesiones espinales», dijo al periódico The Age.
Al menos 12 aplicaciones más están siendo consideradas por el Consejo Nacional de Investigación Médica y Salud. Otra destacada clínica de fecundación in vitro, Monash IVF, desea embriones para el profesor experto en células madre Alan Trounson y para el entrenamiento de embriólogos.
A diferencia del enconado debate nacional que se produjo en 2002, la noticia de las licencias concedidas ha suscitado pocos comentarios. El ministro de sanidad de Victoria, la alaba como «el comienzo de nuevas oportunidades para el tratamiento de personas con enfermedades». El senador de Tasmania, Brian Harradine, enemigo de la experimentación con embriones, por otra parte dijo que el Consejo Nacional de Investigación Médica y Salud había distribuido «licencias para matar». «Una sociedad civilizada no debería reducir el estatus del ser humano a una herramienta experimental o rata de laboratorio», dijo.
Publicado en BioEdge