El aborto vuelve a la agenda polí­tica en el Reino Unido y Australia

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El aborto ha vuelto a la agenda polí­tica del gobierno en el Reino Unido. El London Times ha informado que el Primer Ministro Tony Blair se ha repensado la ley para tomar en consideración el cambio cientí­fico. Este cambio en el clima polí­tico ha sido provocado por las impresionantes imágenes …

El aborto ha vuelto a la agenda polí­tica del gobierno en el Reino Unido. El London Times ha informado que el Primer Ministro Tony Blair se ha repensado la ley para tomar en consideración el cambio cientí­fico. Este cambio en el clima polí­tico ha sido provocado por las impresionantes imágenes a todo color de bebés sonriendo y moviéndose en el vientre de su madre creadas por el obstetra Stuart Campbell. Los miembros del Parlamento británico están empezando a advertir que los fetos son viables a las 22 semanas, aunque el tiempo legal máximo para abortar sea de 24 semanas.  Asimismo, un contundente documental, Mi feto, realizado por la hija del fundador del servicio para el aborto Marie Stopes International, ha subrayado las complejidades éticas del aborto. ~ Times (London), 8 de julio.

 

            En Australia, también, el apoyo del gobierno al aborto ha sido cuestionado por el ministro de salud Tony Abbott.  El aborto, dice, “refleja nuestro descrédito como sociedad. Si los movimientos se hicieran para prohibir sin ambigí¼edades los abortos tardí­os, yo, sinceramente, los apoyarí­a como movimientos dignos de consideración.” Un visionado del documental Mi feto ha hecho que algunas feministas importantes se sumen a expresar sus reservas. “Nosotras estamos por la elección, no somos pro-abortistas, y en esto hay una gran diferencia”, dijo la feminista Eva Cox al The Australian. ~ Australian, 14 de julio.

 

            Y en los estados Unidos, un artí­culo en el New York Times acerca de una mujer que tuvo que “reducir” a dos de sus trillizos para acomodar su estilo de vida ha horrorizado a muchos lectores. Amy Richards, de 34 años, querí­a un bebé, pero la posibilidad de tener trillizos era una imposición imposible.  “Me voy a tener que mudar a Staten Island”, escribí­a. “Nunca podré salir de casa porque tendré que cuidar de esos niños. Tendré que empezar a hacer la compra en Costco y llevarme grandes jarras de mayonesa.” A pesar de los recelos de su novio, un obstetra practicó una reducción selectiva inyectando potasio clorhí­drico en el corazón de dos de sus fetos. 

 

(Extraí­do de BioEdge Issue 129)

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