EL FUTURO DEL EMBRION EXCEDENTE José Jara Rascón, Coordinador de Bioética de la Asociación Española de Andrología Desde diversos medios se está anunciando como inminente la posible decisión de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida de solicitar la aprobación del uso de embriones para experimentación. Dicha decisión merece …
EL FUTURO DEL EMBRION EXCEDENTE
José Jara Rascón, Coordinador de Bioética de la Asociación Española de Andrología
Desde diversos medios se está anunciando como inminente la posible decisión de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida de solicitar la aprobación del uso de embriones para experimentación. Dicha decisión merece un atento examen, ya que se podría acusar a los miembros de la comisión de representarse a sí mismos, en vez de representar el sentir de la sociedad. En su informe anual anterior, la comisión abordaba el espinoso tema de la congelación de embriones recordando el sinsentido que suponía, ya en 1998, tener más de 25.000 embriones en cámaras frigoríficas. Se proponían como solución animar a los progenitores a su implantación en sí mismos o a donarlos a otras personas infértiles, considerando menos deseables su utilización para experimentación o su simple destrucción. Sin embargo, según se ha filtrado, en el nuevo informe prevalece la opinión de destinarlos a la investigación.
¿Es verdaderamente planteaba esta opción a las parejas que han acudido a un centro de reproducción asistida para lograr tener un hijo? ¿Puede un embrión pasar de ser el posible hijo deseado a ser material de desecho, no reciclaba, útil sólo para ser desmenuzado bajo un microscopio? Da la impresión de que se ha escogido un camino equivocado, porque como la propia comisión recordaba en su informe anterior, no parece que prolongar el tiempo de congelaci6n vaya en detrimento de la viabilidad de los embriones, por lo que las opciones más respetuosas con la vida embrionario serían disminuir el número de nuevos embriones congelados y la utilización de los existentes para su progresiva implantación, previa donación, en las nuevas parejas que, sin descendencia propia, elijan esta opción.
Desideologizar el debate
Esta postura se apoya en opiniones como la de que un embrión de 14 días es una vida más potencial que efectiva, confundiendo el concepto filosófico aristotélico sobre la potencialidad del ser con la realidad biológica, ya que la vida del embrión de 14 días posee un crecimiento tremendamente efectivo, que sólo se interrumpirá si alguna causa externa provoca su muerte.
Se debe recordar a la opinión pública lo que es observable para todo profesional que trabaja en reproducción asistida: que los embriones no son sólo conjuntos de células, sino organismos vivos de la especie humana en fase de desarrollo biológico con crecimiento y diferenciación autocontrolados que sólo necesitan un medio adecuado para desarrollarse. Sería, pues, deseable que este tema dejara de ser bandera en enfrentamientos políticos o ideológicos. La comunidad científica y la sociedad en general necesitan un consenso que no instrumentalice a los embriones como bienes de consumo ni mucho menos como armas arrojadizas en la continua búsqueda de imagen pública. Los embriones deben dejar de ser carnaza para poner etiquetas de conservadurismo o progresismo. Disciplinas de partido, intereses ideológicos y radicalismos verbales han ido oscureciendo la realidad científica del fenómeno biológico que supone la vida en su periodo gestacional.
Sin embargo, ningún marco legislativo progresista debería considerar al embrión como un objeto sobre el que experimentar, ya que si existe una duda razonable sobre si son seres humanos o no, la actitud ética correcta sería abstenerse de cualquier acción que pueda ser irreversiblemente lesiva para su integridad, a menos que asumamos como algo elogiable la posibilidad de experimentar con seres humanos. Si consideramos a los embriones como vidas humanas, aunque no haya consenso sobre si jurídicamente son personas, su estatus será intocable. Si los consideramos como objetos, aunque se califiquen como un “bien protegible”, como recientemente ha hecho el Tribunal Supremo, su consideración será otra muy distinta. También son bienes protegibles los animales de granja y obsérvese lo que eso significa.
Por eso puede que aún sea necesario recordar que la vida embrionario o preembrionaria es humana. No es prehumana, ya que no da lugar a ningún prehomínido como el austratopitecus, ni es comparable a un gameto, porque tiene la misma dotación genética que cualquier otro niño o adulto humano, con las propiedades biológicas necesarias para autodesarrollarse en su entorno biológico natural, el útero materno. Sólo si algo o alguien impide su desarrollo dejará de ser vida humana para ser sólo muerte humana y, en ese caso, sí se podrá destinar a la investigación.
(Diario Médico, 6.XI.2000)