La secta de los raelianos, que afirma que los extraterrestres crearon a los humanos en un laboratorio, anunció ayer en Miami su propia creación: el primer bebé clonado. La directora de la empresa Clonaid y obispa raeliana Brigitte Boisselier, afirmó que la pequeña Eva nació saludable, con un peso de 3,2 kilogramos y que está junto a su madre en un lugar que no quiso revelar. Tampoco presentó pruebas del experimento, aunque dijo que lo hará en una semana, cuando un equipo “independiente” verifique la clonación. La noticia fue recibida con enorme incredulidad y rechazo por los expertos de todo el mundo, que mostraron su gran preocupación por los efectos de un proceso que no cuenta con garantía científica. Boisselier explicó que la madre donó un óvulo al que supuestamente vaciaron de su contenido genético para luego insertarle el núcleo de una célula de ella misma (el mismo método empleado con la oveja Dolly). Después le implantaron el embrión resultante y, siempre según Boisselier, resultó un embarazo normal que acabó con el nacimiento de una réplica genética de la madre. La locuaz directora de Clonaid dijo que de momento el propósito de la clonación es ayudar a las parejas infértiles, pero que a largo plazo es la inmortalidad. El siguiente paso hacia esa perpetuación genética es “transferir el cerebro, la personalidad de la persona réplicada al clon” afirmó. Para añadir leña al fuego, la obispa raeliana, sin aportar en ningún momento prueba alguna, anunció que en febrero nacerán otros cuatro niños clonados, uno en el norte de Europa, dos en Asia y otro en Estados Unidos. La directora de Clonaid prosiguió su discurso afirmando que su empresa ha logrado un 50% de eficacia en los procesos, frente a menos del 2% recogido en la documentación científica. En concreto, afirmó que de diez intentos, cinco habían resultado satisfactorios. No reveló la identidad de las mujeres, pero dijo que una era lesbiana, y que dos habían decidido clonar las células de los niños que se les habían muerto. “Sin credibilidad” Uno de los pioneros en la técnicas de clonación, Robert Lanza, director de la empresa Advance Cell Technology de Boston, dijo que el anuncio “no tiene credibilidad científica”. Los expertos señalan que aparte de la enorme dificultad para obtener un embrión viable, pueden surgir problemas en los primeros meses o años de vida, a juzgar por las clonaciones hechas en animales, donde muchos han nacido con malformaciones y han envejecido o muerto prematuramente. El doctor Rudolf Jaenisch, biólogo del Whitehead Institute for Biological Research en el MIT, opinó que “no es responsable clonar seres humanos antes de saber más sobre todo lo que puede ir mal. Es usar a los humanos como conejillos de indias”. Boisselier aseguró que Eva es completamente normal y retó a los incrédulos. “Tienen sólo ocho o nueve días para seguir diciendo que esto es un fraude”, afirmó, y anunció que en la primera semana de 2003 tiene previsto divulgar los resultados de las pruebas de ADN de la niña y su madre, una estadounidense de 31 años que acudió a Clonaid porque su marido era infértil. La noticia ha concitado el rechazo y la incredulidad de la comunidad científica, también en España. “Se trata de una auténtica temeridad”, afirmó el presidente de la Sociedad Internacional de Bioética, Marcelo Palacios. “Incluso Ian Wilmut, el padre de Dolly, ha abandonado esta técnica”, añadió. El profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y miembro del Grupo de í‰tica de las Ciencias de la UE, Pere Puigdomí¨nech, coincidió: “Para empezar, es poco creíble que hayan clonado a un ser humano. Pero si lo han hecho, se trata de un acto criminal que espero que persiga el país donde se haya producido”. También el investigador del Centro de Biología Molecular Carlos Alonso mostró sus dudas y rechazo. “No se puede aceptar la noticia hasta que no esté contrastada, pero en caso de que hubieran llevado a cabo la clonación, se trataría de una barbaridad”, afirmó. Por su parte la ministra de Sanidad, Ana Pastor, recordó la Conferencia Internacional sobre Biotecnología celebrada en Oviedo en 1997 se manifestó en contra de la clonación humana, y que esta posición “fue respaldada por científicos, expertos en ética, así como las propias autoriades sanitarias”. Las reacciones desde el resto del mundo también han sido contrarias. Entre ellas, la del presidente francés, Jacques Chirac, que ha pedido una prohibición mundial de la clonación. Las iglesias católica y ortodoxa han mostrado su rechazo por la acción. ROSA TOWNSEND / E. DE B (El País, 02-12-28) |