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Los elementos biológicos del hombre no son suficientes para afrontar las cuestiones bioéticas que se plantean en torno al concepto de persona, pero son necesarios para definir con precisión las propiedades de los seres humanos y los aspectos teológicos, filosóficos y jurídicos que son atribuibles a cada persona. El ser humano es un ser singular. En él que conviven dos dimensiones de distinta naturaleza, una material y otra espiritual, y precisamente esta es la principal de las diferencias entre el hombre y el resto de seres vivos. Pero además en el hombre aparece una nueva característica, única entre los seres vivos, la componente ética. Los valores y pautas del comportamiento moral y ético del ser humano deben considerarse de origen natural ya que han contribuido al éxito y supervivencia de la especie. El hombre no es solo Homo sapiens sino también Homo moralis. El reconocimiento de culpa, autodominio, solidaridad, amor, generosidad, altruismo y honestidad, entre otras, son cualidades innatas en los seres humanos. La antropología filosófica destaca el carácter único e irrepetible propio de cada ser humano, cada persona. Esto coincide plenamente con los datos de la ciencia, que destaca la identidad genética individual y singular de cada ser humano.
Sumario:
- Introducción
- Singularidad biológica humana
- Homo sapiens y homo moralis
- Genética y humanidad para todos los humanos, pero solo para los humanos
- ¿Cómo interpretar la similitud del ADN del hombre y los restantes homínidos?
- Dignidad, identidad genética y protección jurídica de la vida
- Referencias
Publicado en Cuadernos de Bioética XXIV 2013/1ª