keywords: homosexualidad, terapias homosexuales, género, informe kinsey, ppf, bisexualidad Es importante aclarar, que no voy a hablarles como terapeuta, puesto que no lo soy, sino como alguien que se dedica a coordinar la orientación y la ayuda a personas y familias con conflictos desde un Centro de Orientación Familiar …
keywords: homosexualidad, terapias homosexuales, género, informe kinsey, ppf, bisexualidad
Es importante aclarar, que no voy a hablarles como terapeuta, puesto que no lo soy, sino como alguien que se dedica a coordinar la orientación y la ayuda a personas y familias con conflictos desde un Centro de Orientación Familiar interdisciplinar, reconociendo la importancia de poner la ciencia, iluminada por la fe[1], al servicio del hombre.
Es posible que entre los presentes me esté escuchando alguna persona con inclinación homosexual. A ellas les dedico especialmente este trabajo, porque sé de sus sufrimientos y su soledad. A ellas todo mi respeto y mi deseo de que recuperen la esperanza y la confianza en lo que son desde su concepción: un varón o una mujer, esa condición revistiera en todas ellas el mismo grado de intensidad, tuviera las mismas manifestaciones e implicara la misma irreversibilidad. Cada persona con tendencia homosexual, como cualquier otra persona es única e irrepetible. Cada una de ellas, tiene una historia concreta que les ha conducido a la realidad en la que viven. Es necesario partir del supuesto de que existen diversos tipos de homosexualidad. Además, puede suceder que la tendencia homosexual se dé sola o también que se den añadidas otras alteraciones.
“Según Ovesey, podemos distinguir tres categorías diversas de motivación implicadas en las relaciones o tendencias homosexuales. La dependencia afectiva, el poder o dominio, y finalmente la gratificación sexual en sentido estricto. Por eso suele hablarse de «homosexualidad imaginaria» o temida, «pseudo-homosexualidad» y «homosexualidad manifiesta» En la homosexualidad imaginaria la atracción que se da es pasajera, puede tener lugar sin haber sido seguida de ningún tipo de experiencias homosexuales y afecta sobre todo a los varones adolescentes en periodos de inseguridad o depresión. La pseudo-homosexualidades se da en aquellos en los que la tendencia homosexual tiene como motivación principal la dependencia afectiva o el dominio, y sólo secundariamente la gratificación sexual. Con el nombre homosexualidad manifiesta se designa aquella en la que la gratificación sexual es la motivación principal. Tanto la homosexualidad imaginaria como la pseudo-homosexualidad son relativamente fáciles de superar. (Siempre que se pueda superar la parte no sexual del problema). Mucho más difícil de orientar es la homosexualidad manifiesta, sobre todo si la han desarrollado desde la pubertad”[2].
Con todo, existe una diferencia sustancial entre la problemática de la persona con inclinación homosexual, que vive su situación desde una manera privada y la llamada cultura “gay”, promovida por intereses económicos y políticos, que tendría unas connotaciones muy distintas.
Según un informe difundido en el mes de julio por el diario El País, y no existiendo una cifra que tenga un carácter oficial, los estudios demoscópicos aceptan que entre un 6% y un 8% de la población española es de tendencia homosexual. Mundialmente, ha sido difundido el término como se reconoce el estilo de vida pública de una persona que se declara homosexual: Son los llamados DINK: (Doble Income, No Kids, Doble sueldo sin Hijos. Una persona con orientación homosexual de nivel económico medio, gasta unas 50.000 pesetas mensuales en ocio, casi el doble que el español tipo, y un 300% más que las personas heterosexuales en su cuidado personal. Esta realidad contribuye a que el colectivo homosexual, esté promocionado por la sociedad capitalista, siendo susceptible a todo tipo de manipulaciones y ofertas económicas que reportan grandes beneficios a negocios y empresas. Los intereses económicos han movido a los políticos a defender la cultura gay. Unas 500 empresas están dedicadas al colectivo gay, que dispone de sus propias revistas, empresas de servicios, editoriales, librerías o agencias de viajes. Esta irrupción del colectivo gay como fuente de negocio es también una forma de enviar un mensaje: Dinero es poder. Esta realidad es semejante, aunque mucho más desarrollada en otros países, especialmente en EE.UU[3].Este es la causa de que últimamente hayamos observado en anuncios televisivos y diversos medios de comunicación una profusión de imágenes y signos representado al prototipo de persona con orientación homosexual con su pareja, liberada, feliz y sin complejos.
Por otro lado, es imposible desligar el problema de las personas con inclinación homosexual de su atención pastoral desde la Iglesia, no sólo, porque la Iglesia tenga la obligación de velar por todos sus hijos, sino porque cada vez más, y desde hace ya varios años, comprobamos como grupos de personas que se declaran homosexuales abiertamente, defienden públicamente que la homosexualidad es un don de Dios, a través de la llamada teología gay[4]. Sin ir más lejos, hace un mes y medio se celebró en Valencia un congreso de cristianos que se declaraban homosexuales, y que difundieron sus conclusiones a todos los obispados de España. Solicitaban por parte de la Iglesia no sólo que confirmara que su inclinación psicosexual no es contraria a la doctrina católica, sino a considerarla como un don de Dios.
Con referencia al movimiento homosexual la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó: Una de las tácticas utilizadas es la de afirmar en tono de protesta, “que cualquier crítica, o reserva en relación con las personas homosexuales, constituye simplemente una forma de injusta discriminación“[5].
No voy a dedicarme en esta ocasión a reflexionar sobre un tema que nos llevaría todo el tiempo disponible, pero si me van a permitir entrar de lleno en una realidad a veces olvidada: al hombre, que es un ser ético, sea de la condición que sea le sigue preocupando, si lo que hace está bien o esta mal, porque si no le preocupara, no lo intentaría justificar, ni defender, incluso amparándose en la Ley de Dios. Esta es una buena noticia para el hombre de esta sociedad que vive sumergido en la tibieza moral y en la tristeza del ser. El hombre no se puede sustraer a su conciencia y busca razones para reafirmarla. Presente en el corazón de la persona, la conciencia moral le ordena en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal. “Quiso Dios dejar al hombre en manos de su propia decisión“ (Si 15, 14), “de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a í‰l, llegue libremente a la plena y feliz perfección“ (GS 17) Nosotros somos pues, la conciencia del universo. Sin embargo, existe un reduccionismo biológico que no sabiendo explicar lo que hay de inmaterial y de trascendente en el hombre, prefiere negarlo[6].
¿Cuáles han sido los engaños que han oscurecido la conciencia en el hombre?
2) LA MANIPULACIí“N DE LA CIENCIA Y LA SEXUALIDAD HUMANA: LA REVOLUCIí“N SEXUAL, un Itinerario hacia la cultura homosexual
La confusión que hoy está vigente en el ámbito de la sexualidad humana, tiene unos factores determinantes muy precisos: el cientifismo empirista y la bioética laicista, han reducido a la persona humana a un mero ente biológico sin referencia trascendente alguna. Se defiende la autonomía moral, desvinculada de la verdad sobre el hombre y se pierde el reconocimiento de la dignidad humana.
La sexualidad humana, es una facultad constitutiva de la persona que atraviesa todo el ser, abrazando todos sus dinamismos. “La sexualidad, concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con el otro[7]“ La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico y en el espiritual, con su impronta consiguiente en todas sus manifestaciones“[8]
La manipulación de la sexualidad humana desde la llamada revolución sexual, está siendo causa directa de la destrucción del hombre, de la destrucción de los matrimonios y de la desintegración de la familia y de la sociedad. Con diferentes sofismas, se ha llegado al corazón del hombre, porque la sexualidad atraviesa el corazón del hombre, y se le ha robado la posibilidad del don, de donarse al otro haciéndole justicia en su dignidad, confundiéndose genitalidad con sexualidad. Veamos cuales fueron las causas de esta llamada “revolución sexual”
* El Informe Kinsey[9]: palabra de un dios
En 1948, el zoólogo norteamericano Alfred C. Kinsey conmovió al mundo con la publicación de su tratado “El comportamiento sexual en hombres varones”, (Sexual behavior in the Human Male), la más completa encuesta sexual llevada a cabo en hombres norteamericanos. En 1953, publicó su segundo volumen “El Comportamiento Sexual en las Mujeres” (Behavior in the Human Female) Kinsey, que había sido educado en la religión metodista, compartió la visión sobre el hecho de que los cristianos habían heredado la aproximación casi paranoide del comportamiento sexual de los judíos. Estos dos libros, sirvieron de base para la revolución sexual y toda la educación sexual que se imparte hoy en las escuelas públicas en Estados Unidos y también en gran parte del mundo. La tesis de Kinsey colocó a todos los actos sexuales al mismo nivel moral, social y biológico, ya sea dentro o fuera del matrimonio, entre parejas del mismo sexo u opuesto, e incluso cuando el sexo involucra a niños y animales. Al declarar que la “ciencia” no ha encontrado ningún valor en la moral sexual tradicional, el informe de Kinsey, como se conoce, proporcionó el fundamento “científico” de la revolución sexual americana[10].
La Dra. Judith Reisman, judía de nacimiento, vivía en EE.UU. En 1966, su hija de 10 años sufrió un abuso sexual por un niño de 13 años, que era muy querido para ella. A raíz de esto llamó a un familiar en quien confiaba mucho, para oír decir “que quizás lo había buscado ella, puesto que los niños tienen actividad sexual desde el nacimiento” Después llamó a una buena amiga y le dio la misma contestación. En ese momento sin saberlo dijo “entré en el mundo de Kinsey”[11]. A través de numerosos años de estudios e investigaciones, en 1981, la Dra. Judith Reisman descubrió públicamente el papel del abuso sexual en los estudios de Kinsey, en una ponencia presentada al V Congreso de Sexología de Jerusalén. En 1990 la Dra. Reisman y Edward W. Eichel escribieron el libro esclarecedor “Kinsey, Sexo y Fraude”, que revela la evidencia de cómo los niños sufrieron abusos sexuales por adultos en nombre de la “ciencia”. Ella documentó, en los trabajos de Kinsey, más de 300 niños desde los dos meses de edad hasta los 15 años de edad.
También, la Dra. en Bioética Marta Tarasco[12], en su revisión sobre las consecuencias del informe Kinsey, fue concluyente. Kinsey, defendió que todos los comportamientos sexuales que se consideraban desviados son normales, mientras que propuso que el ser exclusivamente heterosexual es anormal y producto de inhibiciones culturales y de condicionamientos sociales. Después de 40 años, en los cuales se había dado credibilidad absoluta a dichos datos, con las terribles consecuencias que conllevaron para la sociedad a nivel moral e intelectual, científicos de varios países junto con el F.B.I. demostraron la falsedad de tales conclusiones y el poco rigor científico en las mismas. Los datos habían sido estadísticamente manipulados porque la muestra era manifiestamente sesgada, con un número importante de presos, exhibicionistas, pedófilos y vejadores sexuales, incluyendo en la metodología vejaciones y estimulación sexual de adultos a niños de meses. Kinsey y sus colaboradores, se propusieron cambiar los valores morales tradicionales, con la siguiente estrategia:
– a) Defender el establecimiento de que la bisexualidad es la orientación sexual para gente normal y sin inhibiciones.
· Esto alentaría a las personas heterosexuales a tener prácticas homosexuales, ya que la heterosexualidad sería solo una opción en un rango de múltiples conductas sexuales.
· Cambiaría la norma de sexualidad heterosexual, con su estructura familiar tradicional y los valores y roles del comportamiento sexual convencional.
– b) Propuso un plan para que en la sociedad los niños fueran educados en la bisexualidad y entrenados por miembros de generaciones superiores.
* Consecuencias de las divulgaciones científicas del Informe Kinsey
La ideología Kinsey ha sido promovida por la organización de “Paternidad Planificada”, la organización que más promueve la anticoncepción y el aborto en el mundo, y por el “Consejo para la Información y Educación Sexual de los Estados Unidos” (“Sex Information and Education Council of the United States), conocida vulgarmente como SIECUS, una influyente organización que aboga por la temprana educación sexual gráfica de los niños y adolescentes. SIECUS fue fundado con la ayuda de Pomenroy, coautor del informe Kinsey y ha tenido enorme importancia en la formación de generaciones de psicólogos y “sexólogos” de América y del resto del mundo.
1) El mito del 10%[13]. Durante años se ha estimado que el 10% o más de la población es de orientación homosexual. Pero desde hace tiempo existen muchas evidencias de que el índice del 10% es un porcentaje demasiado alto. Las encuestas hechas con grandes cantidades de personas en EE.UU., Canadá, Gran Bretaña, Francia, Noruega, Dinamarca y otras naciones, muestran un cuadro de experiencias homosexuales de un 6% o menos, y de una incidencia exclusivamente homosexual de un 1% o menos.
2) La influencia de sus teorías alcanzaron a la sociedad y a la ciencia, contribuyendo decisivamente en 1973 a la desaparición en el catálogo de enfermedades mentales (APA)[14] de la homosexualidad como patología, a menos que fuese egodistónica, es decir, (que la persona con inclinación homosexual no se encuentre cómoda con dicha inclinación)
3) Intentar comprobar que la homosexualidad tiene base genética, para demostrar que es innata en la persona, natural e inmutable. íšltimamente se ha hecho especialmente famosa la teoría que plantea que el hipotálamo de los homosexuales es diferente al de los heterosexuales (Le Vay), sin repercusiones significativas. La ciencia no es neutra, y cada estudio que se realiza pretende una finalidad concreta. El estudio sobre el hipotálamo fue desarrollado por un investigador homosexual de EE.UU., con la finalidad de conseguir apoyo del Estado para estas personas. Sin embargo, hay que señalar que, incluso científicos de la escuela de Kinsey que opinaban claramente que la conducta homosexual es normal y plenamente aceptable, afirmaron: “Es de vital importancia que todos los profesionales en el campo de la salud mental tengan presente que el hombre o mujer homosexuales son fundamentalmente un hombre y una mujer por determinación genética y que tienen tendencias homosexuales por preferencia aprendida“[15].
4) Existe una decisión multinacional de promover el erotismo y la pornografía, que enriquecen a las personas que dominan ese campo, bajo el señuelo de que se están ampliando innovadoramente las numerosas formas de satisfacción en el hombre. (Si alguno de ustedes intenta acudir a la página WEB de la organización Courage, para la ayuda y terapia de personas con inclinación homosexual, se llevarán la desagradable sorpresa de que ha sido pirateada y aparece una completísima página pornográfica con todo tipo de propuestas). Es triste, pero es así de real.
5) Basados en los datos de Kinsey, los investigadores sexuales formularon una teoría de la sexualidad infantil que ha influenciado todo, desde las leyes contra los abusos sexuales hasta cómo y cuándo la educación sexual debe ser enseñada. Según el punto de vista de Kinsey, los niños son activos sexualmente desde el nacimiento, y por tanto, son capaces de tener relaciones sexuales a cualquier edad y merecedores de ellas como los adultos, y la sociedad debería reflejarlo alterando sus códigos morales.[16]. Con ello se ha favorecido la difusión de la pedofilia.
6) Kinsey, utilizó, además, el término adicción para referirse a las relaciones maritales, que preservan la fidelidad de la unión conyugal. Se produce una exaltación unilateral del sentimiento desligado de la razón y de la voluntad y una reducción de la sexualidad al hedonismo, idolatrando el placer. Las consecuencias más directas de tales divulgaciones científicas para la persona fueron: separar y justificar éticamente la actividad sexual y la procreación (sexo sin procreación), el ejercicio de la sexualidad fuera del matrimonio (amor libre), y la separación entre la actividad sexual y el amor.
7) Crisis de la identidad sexual (teoría del género). En estos últimos años dentro de un proceso que podría denominarse, de gradual desestructuración cultural y humana de la institución matrimonial se separa la identidad sexual y el género. Ser varón o mujer no estaría determinado fundamentalmente por el sexo, sino por la cultura. La sociedad ideal debería conducir a una indiferenciación sexual, en la que el feminismo y las personas con inclinación homosexual encontrarían la estabilidad jurídico-legal y social que propugnan sus relaciones sexuales.
8) Aparición de la crisis del varón: actualmente, existe una amenaza real a la masculinidad del hombre y a su papel en la sociedad. El estrés que produce en los hombres el no saber quienes son o qué se espera de ellos puede, dar lugar a un cúmulo de enfermedades. Este ha sido el motivo del Primer Congreso de la Salud de los Hombres celebrado en Viena, en el que los expertos analizan el impacto en la salud masculina de la transformación de roles en la sociedad. Los hombres encuentran difícil comunicar sus miedos. El Profesor Siegfried Meryn, presidente del Congreso, predice que existe riesgo de que el sexo masculino llegue a enfermar. ¿Qué implicaciones tiene para la salud del hombre la redefinición de su papel dentro de la familia, del trabajo y de la sociedad? [17] Cada vez la sociedad presenta y valoriza más las imágenes de la relación madre/hijo, olvidando la función fundamental de la figura del padre en la tarea educativa y de transmisión de valores. El aumento de divorcios, la relación monoparental y los adelantos técnicos de la procreación asistida, favorecen también la cultura del hijo sin padre (no eres necesario para engendrar un hijo, no eres necesario como compañero, no eres necesario porque lo que tu transmites como varón en tu identidad sexual, no es indispensable para la realización del hijo) [18]. El padre, en resumen es desposeído de su hijo y de su propia función.
7) Aparición de una crisis profunda de la paternidad a todos los niveles, ontológica, biológica, educativa y funcional, que ha llevado a la sociedad a asumir como algo natural la separación entre procreación y paternidad. Ya no es necesario el padre para procrear. Los hijos perderían definitivamente la figura del padre. El padre aparece como inexistente cuando se pretende que el hijo pueda depender de la elección única e individual de la mujer, a veces incluso de modo homosexual, en nombre de una biologización solitaria de la filiación[19].
8) Sustitución de las competencias del padre por el Estado. La ausencia de la figura del padre y de su función educadora está directamente relacionada con la sustitución de sus competencias por el Estado, que asume la tarea de promover el llamado Estado de Bienestar Social.
Vamos a desarrollar especialmente el punto que habla sobre la crisis de la identidad sexual, porque afecta directamente al desorden de la homosexualidad, como veremos más adelante.
3)CAUSAS DE LA CRISIS DE IDENTIDAD SEXUAL
En la dinámica integrativa de la personalidad humana un factor muy importante es el de la identidad. La persona adquiere progresivamente durante la infancia y la adolescencia conciencia de ser «sí mismo», adquiere conciencia de su identidad. Esta conciencia de la propia identidad se integra en un proceso de reconocimiento del propio ser y, consiguientemente, de la dimensión sexual del propio ser. Es por tanto conciencia de identidad y diferencia.
Un biólogo escribió: “desde el punto de vista físico-químico y de la termodinámica, los ácidos nucleicos del hombre y del cerdo son iguales. Y, sin embargo, el hombre es diferente a los cerdos, es más, hay muchos que no son cerdos. En los genes encontramos grabada la información propia de la especie que da lugar a las características de este o de aquel otro individuo, pero no encontramos, sin embargo, la información que origina la subjetividad del ser humano, su verdadera identidad, es decir, de los actos de amor, de fe y de esperanza , que son actos de libertad”[20].
Esta identidad de la persona está constituida por la unidad sustancial cuerpo-psique-espíritu, identidad que por su propia naturaleza es siempre sexuada (varón o mujer) conformando la identidad sexual. La crisis de la identidad sexual aparece fundamentalmente por dos motivos:
1. Crisis ontológica de la identidad
La persona no es algo que existe, sino alguien[21]. La persona humana responde a una Acción antecedente, amorosa y gratuita que le configura como una realidad ontológica creada, que le convoca a reconocer y buscar el Rostro que le ha dado la vida. El hombre es el único ser creado que se interroga por el sentido de la propia existencia y que busca su propia identidad. La crisis de la identidad sexual es fruto de la crisis ontológica de la identidad. Una sociedad que rechaza a su Padre[22], rechaza su origen y está abocada al suicido. Esto es un hecho constatado por psicólogos, pedagogos, psiquiatras, orientadores familiares y sacerdotes que recogen en sus gabinetes y centros las consecuencias son: depresiones, suicidios, adicciones a las drogas, búsqueda del riesgo en la vida e incapacidad para ser fiel. Perder la relación con nuestro origen, nos desdibuja la identidad sexual y nos impide desarrollar nuestra vocación de donación. Como consecuencia, la persona no se reconoce y pierde el deseo de ser persona. Solamente el que tiene la experiencia de sentirse querido y deseado como hijo, en el Hijo, tiene la capacidad de donarse con un amor fecundo esponsal y paternal.
La crisis ontológica de la identidad, por lo tanto, es la crisis del origen y sentido de la vida del hombre. Esta crisis ontológica tiene dos vertientes: hacia el origen de la vida (la crisis del hijo que no reconoce o rechaza al padre: crisis a nivel filial) y la crisis del hombre que es incapaz de donarse plenamente para engendrar una nueva vida: crisis de la paternidad; reflejada a nivel esponsal y finalmente conyugal (biológica, educativa y funcional) El fundamento de la crisis de la paternidad, según el catedrático de Psicología de la Universidad de Nueva York, Paul Vitz es por tanto la crisis de la negación de Dios como Padre. La crisis de fe, es la raíz de la crisis de la figura del padre, la crisis del padre, raíz de la crisis de la familia y la crisis de la familia, raíz de la crisis social.
2. Desvinculación de la identidad genérica y la identidad sexual (teoría del género)
Los expertos suelen distinguir entre identidad sexual (es decir, conciencia de identidad psico-biológica del propio sexo, y de diferencia respecto al otro sexo) e identidad genérica (es decir, conciencia de identidad psico-social y cultural del papel que las personas de un determinado sexo desempeñan en la sociedad). En un correcto y armónico proceso de integración, la identidad sexual y genérica se complementan, puesto que las personas viven en sociedad de acuerdo con los aspectos culturales correspondientes a su propio sexo. La categoría de identidad genérica sexual («gender») es, por tanto, de orden psico-social y cultural. Ahora bien, a partir de la década 1960-1970, ciertas teorías (que hoy suelen ser calificadas por los expertos como «construccionistas»), sostienen no sólo que la identidad genérica sexual («gender») sea el producto de una interacción entre la comunidad y el individuo, sino incluso que dicha identidad genérica sería independiente de la identidad sexual personal, es decir, que los géneros masculino y femenino de la sociedad serían el producto exclusivo de factores sociales, sin relación con verdad ninguna de la dimensión sexual de la persona. De este modo, cualquier actitud sexual resultaría justificable, incluida la homosexualidad, y es la sociedad la que debería cambiar para incluir, junto al masculino y el femenino, otros géneros, en el modo de configurar la vida social. La ideología de «gender» ha encontrado en la antropología individualista del neo-liberalismo radical un ambiente favorable.“[23]
Todo ello ha provocado una debilitación progresiva en la sociedad de la figura del varón especialmente y también de la mujer, desdibujándose su identidad masculina y femenina respectivamente, favoreciendo una cultura unisex que ha promovido la ambigí¼edad de la orientación sexual, dando lugar a una “ecología” homosexual y feminista.
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ES NECESARIO RECUPERAR UNA ANTROPOLOGíA ADECUADA
Para hacer una reflexión adecuada y fecunda sobre la homosexualidad, es preciso mantenerla dentro de un contexto antropológico[24] adecuado. “Como cualquier problema que afecta al hombre en profundidad, también el de la homosexualidad resulta complejo: son numerosos, diversos y difíciles los aspectos que implica. En esta complejidad se manifiesta la singularísima riqueza propia de la persona humana, a menudo definida con razón como misterio“[25]
El Santo Padre afrontó en su discurso al Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia el tema de la “exigencia de elaborar una antropología adecuada que trate de comprender y de interpretar al hombre en lo que es esencialmente humano“[26]. Desde la antropología adecuada podemos afirmar que la libertad brota y se orienta al amor y a la comunión[27]. Esta antropología refleja la verdad sobre el hombre como un ser espiritual encarnado a imagen de Dios, y abarca en la persona no solo dinamismos corporales (biológicos o físicos y psicológicos), sino también dinamismos espirituales, (memoria, inteligencia y voluntad), intrínsecamente inseparables de los otros. Esta libertad encarnada adquiere una expresión peculiar en el ejercicio de la sexualidad.
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COMO CONSECUENCIA
Una persona sin desorden en la unidad cuerpo-psique-espíritu, es decir, sin problemas de identidad (sexual), reconoce y aprecia su identidad y es siempre heterosexual.
«La homosexualidad “”se lee en el Catecismo de la Iglesia Católica nº 2357″” designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo». Hay que distinguir, en la homosexualidad, entre la tendencia o inclinación homosexual, y el comportamiento homosexual. Que la tendencia homosexual es objetivamente desordenada quiere decir que, aunque en sí y de suyo no es pecado, no es una tendencia neutra o indiferente o, menos todavía, buena. Es un desorden porque conduce a un ejercicio de la sexualidad que va en contra del bien de la persona, «hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada».
Es importante actuar con conciencia formada y con recta intención para dilucidar el problema de la homosexualidad.
La homosexualidad, contradice la verdad sobre la antropología adecuada porque, la diferenciación sexual es indicador de la recíproca complementariedad entre el hombre y la mujer y está orientada a la comunicación interpersonal, es decir, a sentir, expresar y vivir el amor humano. La alteridad nos conduce al deseo de ser más a través del otro. La relación homosexual, en cambio, es una forma de narcisismo: la persona del otro se concibe como objeto que se usa. Se puede decir de alguna manera que la incomunicabilidad es la regla de la homosexualidad. La antropología adecuada afirma el carácter esponsal del cuerpo[28]. Es necesario recuperar una antropología adecuada que restaure el ser del varón y de la mujer
Para llegar hasta las motivaciones que conducen a la orientación homosexual, hablaremos algo antes sobre la conducta humana.
4) NOTAS GENERALES SOBRE LA CONDUCTA HUMANA
1. La conducta sexual humana (puede ser objeto de decisión)
La conducta sexual humana es mucho más compleja que la animal; aunque ésta nos puede instruir acerca de algunos aspectos presentes en el hombre, en éste hay elementos propios, inexistentes en los animales. El principal es que la conducta sexual humana (al igual que cualquier otra conducta humana) puede ser objeto de decisión, puede ponerse o no por obra. Una decisión así no está dentro de las capacidades del animal: éste obra llevado por sus pulsiones instintivas y las circunstancias ambientales. Por esta razón, la conducta humana está en una permanente tensión entre las tendencias y las decisiones. Por otro lado, la educación humana no es, como en los animales, domesticación (creación de condicionamientos que se apoyan sobre los instintos), sino cultivo de la inteligencia y de la afectividad que permite al hombre decidir libremente, de modo que pueda resistir sus inclinaciones cuando le dificulten obrar bien, o fomentarlas cuando le ayuden (piénsese en el control de la ira para permitir la convivencia social o en el fomento del afecto maternal para permitir la educación de los hijos[29])
El moldeamiento de la conducta sexual, el modo en que esta se configura, no depende solo de factores biológicos, sino también de factores psicológicos y socioculturales. La grandeza y el drama de la libertad, afecta profundamente al hombre en el ámbito del desarrollo de la sexualidad. Precisamente por ello, es conveniente admitir la necesidad de la educación sexual que hagan posible el recto y libre uso de esa función.
2.La acción es teleológica (tiende a un fin en si misma)
Según el saber filosófico, (Cfr., Ricoeur, 1981), la acción es teleológica, se dirige siempre a un fin. La motivación es la que nos impulsa a actuar para conseguir ese fin. Luchamos y nos esforzamos en la medida que tenemos esperanzas de conseguir lo que deseamos. Normalmente, no luchamos por aquello que juzgamos imposible, aunque nuestro juicio sobre los recursos pueda ser falso y de hecho podamos alcanzar el objetivo con facilidad. Sin esperanza, sin expectativas, no existen razones para esforzarse ni para persistir en los intentos; no hay motivación. El estudio de la presencia o ausencia de expectativas, y de las consecuencias en uno u otro caso, constituye una de las áreas de investigación piscológica más importantes de los últimos años y se relaciona íntimamente con la educación y formación de la persona[30].
3. La motivación y la esperanza en el obrar
La motivación es un concepto que utilizamos para describir la actuación de fuerzas desde dentro del propio organismo o sobre este desde el exterior, que tienen como consecuencia el iniciar y dirigir el comportamiento. Motivo en su primera acepción es un adjetivo que refiere “que mueve o que tiene eficacia o virtud para mover“.
Los determinantes que actúan sobre la motivación son de diversos tipos: los debidos a la herencia (disposiciones idiosincrásicas de la persona que permanecen estables en el tiempo), los aprendidos (conductas desarrolladas y mantenidas por el aprendizaje, los que surgen de la interacción social (por efectos de presión o autoridad), los hedónicos (moverse hacia el placer) y los cognitivos (aquellos que la persona selecciona y procesa[31])
La fenomenología conceptualiza la motivación enfatizando la importancia de los mecanismos internos y subjetivos de la motivación, resaltando los aspectos relacionados con la necesidad, el deseo, la volición y la elección. Factores que tienen que ver con fenómenos conscientes. El concepto de motivación, además se utiliza para explicar las diferencias en la intensidad de comportamiento. La intensidad de la motivación está directamente relacionada con la esperanza de cambio[32].
¿Qué es lo qué nos mantiene expectantes, incluso cuando las cosas no salen como las hubiésemos deseado?: la esperanza. La virtud de la esperanza, corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad[33].
Las causas del abandono de toda esperanza son: la idolatría[34] (enfermedad del espíritu que le quita el poder a Dios y se lo concede a los hombres y a los falsos ídolos) y la pérdida del sentido del sufrimiento, relacionado muchas veces con trastornos psicosomáticos, que generan angustia y sensación de fracaso [35]. Las consecuencias de la pérdida de esperanza son la presunción y la desesperación[36].
4. La pérdida de esperanza y la teoría de la “˜indefensión aprendida”™ o “˜desamparo aprendido”™
Según los principios del condicionamiento, el aprendizaje ocurre por la asociación que se establece entre una conducta y sus resultados. Se aprende la relación causa o efecto entre dos variables viendo el resultado de la acción. Pero si no se descubre la relación entre la acción y los efectos que siguen de ella, se puede llegar a pensar que esa acción no conduce a los efectos deseados.
La teoría de la indefensión aprendida (Seligman, 1975) es en esencia la falta de fe, de la eficacia de la propia acción para cambiar el rumbo de los acontecimientos o para alcanzar los objetivos que se desean. Esta conclusión, sin embargo, puede basarse en un error de apreciación, o en que las estrategias de aprendizaje son ineficaces. Si esto fuera así, sería errónea la conclusión de que es inútil continuar con la acción. A la sensación de indefensión le acompaña la infravaloración personal con las frases típicas de: “no tengo remedio, nunca cambiaré, etc.” Muchas veces, decimos “no puedo” tras haber intentado insuficientemente o de manera equivocada cambiar en diferentes aspectos e incurrimos en el síntoma de la indefensión. El autor subraya, la palabra aprendida, para hacer constar que esta capacidad o indefensión es real solo porque se ha aprendido, no porque esté biológicamente determinada, y por tanto también se puede desaprender[37].
La tendencia homosexual aparece en el hombre como consecuencia de un estado de indefensión ante situaciones psicobiográficas que no puede controlar, y que afectan directamente a su identidad sexual.
La persona con inclinación homosexual, no ha podido asumir injusticias, experiencias traumáticas, humillaciones, sentimientos de inferioridad desarrollados en la infancia y en la adolescencia por diversos motivos. Esto le conduce a un desorden interno afectivo-sexual de carácter neurótico que intenta compensar dirigiendo su atracción sexual hacia personas del mismo sexo. Cuando la persona ha intentado muchas veces reconducir esa tendencia y ha fracasado en el intento, puede desarrollar la llamada indefensión aprendida.
Las consecuencias del fracaso en el intento de conseguir los objetivos, provocan una distorsión cognitiva, creando una predisposición negativa a encontrar nuevas estrategias de ayuda, junto a una falta de motivación. Al estado de desesperanza, sigue la depresión. Según Seligeman, la depresión es el estado de ánimo que se deriva de la comprobación subjetiva de que una situación traumática es incontrolable o se cree que no la va a poder controlar[38]. La persona pierde sus expectativas de cambio, cae en la abulia y la persona deja de luchar. Es el momento oportuno de intentar buscar ayuda terapéutica o de recibir el consejo de alguien que ya ha dejado de luchar hace mucho tiempo, y que sin resolver su conflicto, busca con quien identificarse, para ganar adeptos.
Vamos a poner un ejemplo real que ilustre el tema en dos personas con serias tendencias homosexuales. En función de los factores que motiven sus expectativas (formación moral, experiencia de fe, recursos terapéuticos, buenas amistades, ayuda espiritual, etc.), sus decisiones se moverán hacia la desesperanza o hacia la esperanza del cambio hacia la heterosexualidad: Los dos son varones, cristianos, casados y con familia. Ambos querían reconducir su tendencia homosexual y pensaron que el casarse sería una buena solución. Ambos tenían la ayuda espiritual que les proporcionaba la Iglesia, pero a lo largo de su matrimonio, sentían un sentimiento de frustración, ya que no se habían podido desligar de su tendencia homosexual, con el consiguiente sufrimiento moral. En un momento de su historia cada uno recibe dos consejos distintos: La primera persona lleva una vida aparentemente normal con su familia, auque tiene altibajos, pero recuperándose de las caídas a través del sacramento de la p