¿Qué desean hacer los padres biológicos con los embriones congelados sobrantes de procesos de fecundación in vitro?. Se acaba de anunciar que algunos grupos políticos quieren proponer al Parlamento que se reabra el debate sobre la Ley de Reproducción asistida de 1985, a fin de buscar soluciones para los más de …
¿Qué desean hacer los padres biológicos con los embriones congelados sobrantes de procesos de fecundación in vitro?.
Se acaba de anunciar que algunos grupos políticos quieren proponer al Parlamento que se reabra el debate sobre la Ley de Reproducción asistida de 1985, a fin de buscar soluciones para los más de 30.000 embriones congelados que existen en nuestro país.
Las posibilidades de los embriones congelados sobrantes de fecundación in vitro pueden ser:
a) mantenerlos congelados,
b) descongelarlos y transferirlos a una madre de alquiler, si alguna pareja desea adoptarlos,
c) utilizarlos para la investigación científica y
d) destruirlos.
Todas soluciones poco acordes con el bien de esos embriones, excepto la tercera, que sin embargo, es de difícil aplicación en la vida real. Por ello, nos parece de gran interés un reciente estudio publicado en The Lancet (345;69,2001) en el que se valora la opinión de 404 parejas que habían utilizado la fecundación in vitro, sobre lo que desearían hacer con “sus embriones” congelados. De ellas 107 (26%) tenían embriones congelados desde hacía más de 3 años, que es el plazo de tiempo máximo que la ley inglesa permite. De estas 107 parejas, 16 aún estaban sometidas a tratamiento. Para saber qué se podía hacer con los embriones, se intentó contactar con las 91 parejas restantes por medios muy diversos. Después de 3 meses, solamente 52 de las 91 (57%) pudieron ser localizadas. De ellas, 17 (33%) eligieron que se les donara a una pareja estéril para intentar la adopción; 5 (10%) eligieron que se utilizaran para experimentación científica; 15 (29%) deseaban que los dejaran congelados; 6 (12%)decidieron que iban a intentar que se les implantaran a ellos mismos y 2 (4%) no sabían qué decidir.
No parece que de esta evaluación se obtuviera una respuesta muy favorable para los embriones congelados, ya que únicamente un 33% de sus padres biológicos eligieron una solución éticamente correcta con la dignidad del ser humano, que no es otra cosa un embrión de nuestra especie, aunque esté congelado, ya que solamente 17 de las 52 parejas eligieron que fueran donados para adopción o que se les intentara transplantar a ellos mismos.
Estos, y otros datos similares de la literatura médica ayudan a pensar que la única solución éticamente correcta para los embriones congelados sobrantes de la fecundación in vitro, es precisamente que no se congelen, que únicamente se produzcan aquellos que han de ser implantados en sus madres.
COLABORACIí“N.
5. ¿PUEDE TENER ALGUNA JUSTIFICACIí“N CLONAR SERES HUMANOS?
* por Justo Aznar
El hombre es un fin absoluto, que nunca puede usarse como medio, por muy excelentes que parezcan los fines.
Kant.
Parece que se ha conseguido la clonación del primer ser humano. En muchas ocasiones me lo han preguntado, ¿cree usted que se clonarán seres humanos?, y siempre, con un cierto pesimismo, no exento de tristeza, he contestado afirmativamente. Creo que sí . Y añadía mi razón. Cuando se une la soberbia de un investigador por ser el primero en algo, con la tentación económica que supone la posibilidad de aprovechar ese algo para obtener ingentes cantidades de dinero, parece casi necesario que ese algo llegue. Lo que ocurre es que aquí ese algo es alguien. Un ser humano, igual que usted o que yo pero más, mucho más diminuto.
No cabe duda que producir tejidos u órganos, para pacientes que los necesitan es algo fantástico. Si además esos tejidos creados son compatibles inmunológicamente con los del paciente, se podría evitar el gran problema del rechazo, por lo que estas prácticas médicas podrían ser ¡serán!, una gran baza terapéutica en los próximos años. La denominada medicina reparadora será una de las principales opciones para curar en este siglo XXI en el que estamos. La gran dificultad ética es el medio utilizado para ello. Esto se puede conseguir clonando un embrión a partir de células somáticas (células maduras muy diferenciadas, como son las de cualquier tejido: hígado, piel, sangre, etc) de un adulto, que indudablemente puede ser un paciente que requiere un trasplante. El procedimiento técnico es de todos conocido. El núcleo de una célula adulta se somete a un proceso de desdiferenciación hasta convertirse prácticamente en una célula similar a las embrionarias. El núcleo de esta célula se transfiere a un ovocito humano, al que previamente se le ha desprovisto del núcleo, y después se estimula para que se inicie el desarrollo de un embrión. Cuando éste se ha dividido en varias células, se puede tomar una de ellas, que después, con adecuados medios de cultivo puede generar células de distintos tejidos: corazón, hígado, piel, tejido nervioso etc, que una vez obtenidos se podrían utilizar para ser transplantados al donante del núcleo utilizado para la clonación. El método es posible; las consecuencias médicas muy positivas; las posibilidades económicas, en este momento impensables. Luego si todo es tan positivo y lo podemos hacer hagámoslo. Esto es lo que ha debido de pensar el Consejo de Administración de Advanced Cell Thechnology, y como consecuencia ya tenemos al primer ser humano nacido por clonación en sus laboratorios. Indudablemente, la única dificultad para obtener tejidos a partir de él, es que para conseguirlo hay que destruir al embrión donante de las células madre, algo absolutamente reprobable desde un punto de vista ético. También hay otras dificultades médicas, como por ejemplo la tendencia a desarrollar procesos cancerosos o alteraciones en la maduración y crecimiento de estos embriones, pero en este aspecto no tenemos espacio ni siquiera para iniciar una reflexión científica sobre estas anomalías.
Sin embargo, hay una gran ventana de esperanza de cara a la medicina reparadora, y es la que valora la posibilidad de utilizar células madre de tejidos adultos, no de embriones. Recientemente se han descrito diversas experiencias que demuestran la posibilidad de que a partir de células madre puedan obtenerse otras de distintos tejidos. Esto también se ha conseguido a partir de células extraídas de cordón umbilical. En diciembre pasado se publicaron en Science dos trabajos que demostraron que células madre de médula ósea implantadas en animales de experimentación se podían transformar en células nerviosas (Science 1775;290,2000 y 1779;290,2000). A partir de estas experiencias, otros trabajos han venido a confirmar esta posibilidad. Por ello, muchos científicos se preguntan hasta que punto merece la pena continuar con estas investigaciones utilizando células embrionarias para estas investigaciones, cuando para conseguir tejidos y posiblemente órganos, se pueden utilizar células madre de tejidos adultos. En un reciente artículo de Science (292;438,2001) se presentan argumentos a favor y en contra de utilizar células madre de tejidos adultos, y, aunque el debate desde un punto de vista biomédico permanece abierto, la llave de la ética debería cerrarlo antes incluso de que se iniciara.
Como recientemente decía el profesor Josef Seifert, rector de la Academia Internacional de Filosofía de Liechtensten, “en una sociedad que defiende los animales y las plantas, es primero necesario abogar por la dignidad de la persona humana, que se distingue de los demás seres por ser el único en poseer la dignidad de suyo”. Ya hace más de dos mil años, Aristóteles nos recordaba que un hombre dormido no deja de ser un hombre, y ¿qué otra cosa son, según Seifert, sino hombres dormidos, los embriones humanos?. El respeto a esa humanidad naciente y por tanto a esos
embriones, que nacidos de clonación, quieren ser utilizados para la medicina reparadora, requiere que se termine con éstas experiencias. Es éste sin duda uno de los mayores retos que a esta sociedad del siglo XXI se le puede plantear.
Jefe del Departamento de Biopatología Clínica del Hospital La Fé de Valencia.
Provida Press os desea felices Navidades junto al Niño Dios que va a nacer en Belén, al que desde aquí pido que la Paz llegue a todos los hombres.
¡ FELIZ NAVIDAD!