Ví­nculo médico-paciente reduce el dolor (marzo-2002)

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Ví­nculo médico-paciente reduce el dolor   El Mercurio, Santiago de Chile, 5 marzo 2002.   La idea de Platón de que con bellas palabras se curan todas las enfermedades, fue puesta en práctica por un equipo médico de la Unidad Docente de Medicina de Familia y Comunitaria de Córdoba, en España.   El experimento, realizado en …

Ví­nculo médico-paciente reduce el dolor

 

El Mercurio, Santiago de Chile, 5 marzo 2002.

La idea de Platón de que con bellas palabras se curan todas las enfermedades, fue puesta en práctica por un equipo médico de la Unidad Docente de Medicina de Familia y Comunitaria de Córdoba, en España.

El experimento, realizado en 110 personas que sufrí­an de dolores músculo-esqueléticos, reveló que la buena comunicación entre médicos y pacientes reducí­a las molestias crónicas entre el 10% y el 20%, mientras mejoraba la movilidad y aliviaba la ansiedad en casi el 25%.

Todo el grupo recibió el mismo tratamiento: una mezcla de analgésicos, antiinflamatorios, antidepresivos y ansiolí­ticos. La única diferencia radicó en que de los 20 médicos de familia que atendieron a los enfermos, la mitad habí­a recibido un curso especí­fico de técnicas de comunicación, destinado a que lograsen aproximarse mejor a la gente, otorgándoles más apoyo, empatí­a y un seguimiento cercano.

Se trataba de que los pacientes pudiesen hablar lo suficiente, se sintiesen escuchados y discutiesen su situación, aclara el doctor Roger Ruiz, uno de los especialistas a cargo del estudio, quien agrega que los beneficiados con este tipo de atención mostraron resultados muy superiores al resto. No sólo se les redujo la intensidad del dolor, sino también el número de puntos en los que éste era más intenso; incluso cerca del 33% de los examinados manifestó sentirse con más energí­a.

Controlando el sufrimiento

La mayorí­a de los participantes padecí­a de fibromialgia, un mal discapacitante de origen aún desconocido, que también recibe el nombre de sí­ndrome de fatiga crónica o fiebre del yuppie (en alusión a los jóvenes ejecutivos norteamericanos) y para el cual persiste la búsqueda de nuevas terapias. Entre los sí­ntomas destacan, entre otros, el estado generalizado de malestar, fuertes dolores musculares – similares a la gripe- , desgano, cansancio y falta de movilidad.

Las conclusiones del experimento no son de extrañar para el doctor Fernando Lolas, psiquiatra de la Universidad de Chile y director del Programa Regional de Bioética de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quien reconoce en el lenguaje un importante sistema de defensa. En su opinión, el dolor es una experiencia sensorial subjetiva y personal, frente a la cual la función del médico es detectar lo que el paciente está sintiendo. Diagnosticar es poner una etiqueta, darle nombre a las cosas, lo que a su vez permite controlarlas.

La relación que se establece con los pacientes también es esencial si se considera que el especialista puede reemplazar un fuerte dolor con otras sensaciones. Como el canal de información del sistema nervioso tiene una capacidad limitada, uno lo puede llenar con cosas positivas, quitándole espacio a lo negativo, como lo serí­a la sensación de dolor, sostiene Lolas.

Más información

El médico reconoce que la relación médico-paciente se ha tecnificado mucho en el último tiempo y que los sistemas de salud conspiran de cierta manera contra la continuidad en la atención de las personas, ya que responden a procesos económicos como en cualquier otra actividad. Es muy probable que un paciente del sistema público nunca vea de nuevo al mismo médico que lo atendió hace dos semanas. Si esa modalidad perjudica la satisfacción del usuario, es materia de toda la sociedad resolver el problema.

El contacto médico-paciente se ha visto además influido por la mayor información a la que tiene acceso el afectado. Muchas veces, bastan diez minutos de Internet para que la persona que se siente enferma crea haber entendido su dolencia y, por lo tanto, cuando consulta al médico espera mucho más de él.

Por supuesto, los factores adversos enfatizan la importancia de formar adecuadamente a los estudiantes de medicina. En Chile, reciben cursos de ciencias sociales, bioética, psicologí­a médica y psiquiatrí­a. No obstante, Lolas estima que, con lo anticuado que pueda sonar, a la larga lo que pesa es la verdadera vocación.

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