Se atiende en primer lugar a las etapas en el desarrollo de la ciencia desde el punto de vista de su relación con el saber práctico: unidad de los principios supremos del saber en Grecia y en el Medievo, concepción mecanicista autónoma de la ciencia moderna y crisis de la neutralidad de la ciencia en la época contemporánea, entre otras razones debido al desajuste entre las consecuencias de la experimentación incontrolada y los límites en la naturaleza.
En segundo lugar, se aducen algunos criterios éticos básicos para conducir la investigación científica: la diferencia imborrable entre lo que es fin y lo que es medio, la dignidad de la persona y la existencia de bienes sustantivos inalienables, como el hábitat, la corporeidad humana, la ciudad…
La ciencia encuentra en estas realidades no sólo un límite, sino también un cauce para orientar su desarrollo.
Por último, se hacen valer estos criterios en orden a dirimir algunos problemas planteados por la reciente Biotecnología, como son la preservación de la identidad genética del ser humano y de su filiación natural, las
condiciones para que una muerte sea digna y los límites en la eliminación artificial del dolor.
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