Declaración de Asilomar

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Principios que guían las recomendaciones y conclusiones Aunque nuestras afirmaciones acerca de los riesgos que pueden implicar cada uno de los dife­rentes caminos de investigación, sobre la recom­binación de las moléculas de ADN pueden diferir, pocas personas, si es que existe alguna, creen que esta metodología esté totalmente exenta de riesgo. …

Principios que guían las recomendaciones y conclusiones

Aunque nuestras afirmaciones acerca de los riesgos que pueden implicar cada uno de los dife­rentes caminos de investigación, sobre la recom­binación de las moléculas de ADN pueden diferir, pocas personas, si es que existe alguna, creen que esta metodología esté totalmente exenta de riesgo. Los principios de prudencia para tratar con estos riesgos potenciales son:
Que la utilización de barreras adecuadas se considere como algo esencial en el proyecto expe­rimental, y que esta protección y aislamiento sean proporcionados al posible riesgo. Consiguiente-mente, junto a una escala de riesgos, debería exis­tir la correspondiente escala de protección y aisla­miento. La estimación de los riesgos será difícil e intuitiva al principio, pero mejorará a medida que se vayan adquiriendo nuevos conocimientos; en cada etapa habrá que comprobar que la protección y aislamiento son adecuados al riesgo posible. Parece lógico pensar que los experimentos que re-quieren operaciones a una escala mayor entrañen riesgos mucho más serios que los que se corren en los que se realizan en pequeña escala y, por tan­to, requieren unos procedimientos de protección y aislamiento más rigurosos. El uso de vehículos clónicos o vectores (plásmidos, fagos) y huéspe­des bacterianos, con una capacidad restringida pa­ra multiplicarse fuera del laboratorio, reducirían los riesgos de un experimento determinado. Por tanto, las formas de adecuar los niveles de aisla­miento a los riesgos potenciales podrán variar con el tiempo, especialmente cuando las técnicas de protección y aislamiento mejoren. Los medios pa­ra valorar y equilibrar los riesgos con los niveles apropiados de aislamiento y protección habrán de revisarse periódicamente. Es de esperar que a tra­vés de los canales de información, tanto formales como informales, nacionales e internacionales, la forma por la cual se hace frente a riesgos bioló­gicos potenciales y de protección sea razonable-mente consecuente.
El aislamiento de agentes potencialmente perjudiciales puede conseguirse de varias formas. La contribución más importante para limitar la pro­pagación de los ADN recombinantes es el uso de barreras biológicas. Estas barreras son de dos tipos: 1) Huéspedes bacterianos perjudiciales in-capaces de sobrevivir en un ambiente natural; 2) Vectores no transmisibles e igualmente perjudi­ciales (plásmidos, bacteriófagos u otros virus) capaces de desarrollarse solamente en huéspedes es­pecíficos. El aislamiento físico, ejemplificado por el uso de campanas o, donde sea posible, accesos limitados a laboratorios con una presión negativa, proporcionan un factor de seguridad adicional. Es de especial importancia someterse a una estricta y exigente práctica microbiológica, la cual pue­de limitar, en gran medida, el escape de organis­mos del medio experimental, y, por tanto, aumen­tar la seguridad de la operación. Por consiguien­te, la educación y formación de todo el personal implicado en los experimentos es esencial para la eficacia de todas las medidas de aislamiento.
En la práctica, estos diferentes medios de ais­lamiento se complementarán mutuamente y los adelantos sustanciales que se vayan consiguien­do para el desarrollo de huéspedes bacterianos y vectores podrían permitir modificaciones en los requisitos complementarios de aislamiento físico.
El aislamiento físico estricto y los procedi­mientos de laboratorio rigurosos pueden reducir, pero no eliminar, la posibilidad de agentes poten­cialmente peligrosos. Por lo tanto, los investiga-dores que basen su trabajo en huéspedes y vec­tores inactivados como una seguridad adicional deben comprobar rigurosamente la efectividad de estos agentes antes de aceptar su validez como ba­rreras biológicas.
Recomendaciones para adecuar los tipos de aislamiento a los tipos de experimentos
Ninguna clasificación de experimentos en cuanto a riesgos, y ningún conjunto de procedi­mientos de aislamiento puede prever todas las si­tuaciones posibles. Ante nuestras dudas actuales sobre los riesgos, los parámetros propuestos aquí se han concebido ampliamente y con intento de ofrecer una pauta provisional para los investiga-dores y centros relacionados con la investigación del ADN recombinante. Sin embargo, cada in­vestigador tiene la responsabilidad de decidir si, en un caso concreto, las circunstancias especiales justifican un nivel más alto de aislamiento que el que aquí se sugiere.
Tipo de contención
1.    Riesgo mínimo: Este tipo de aislamiento es adecuado para aquellos experimentos en los que los riesgos biológicos pueden valorarse con exac­titud y todo haga esperar que sean mínimos. Tal aislamiento puede lograrse siguiendo los proce­dimientos recomendados para los laboratorios de microbiología clínica. Estas medidas se centran fundamentalmente en no beber, comer, o fumar en el laboratorio, utilizar batas en el área de tra­bajo, el uso de pipetas taponadas con algodón o preferiblemente pipetas mecánicas y una rápida desinfección de los materiales contaminados.
2.    Riesgo bajo: Este nivel de aislamiento es apropiado para experimentos que generan bioti­pos nuevos, excepto cuando la información ase­quible indique que el ADN recombinante no pue­da alterar de manera apreciable el comportamien­to ecológico de las especies receptoras, aumente de manera significativa su patogenicidad, o impi­da un tratamiento efectivo de la posible infección resultante. Las características esenciales de este aislamiento (además de los procedimientos míni­mos, mencionado arriba) son la prohibición del uso de pipetas de boca, un acceso limitado al per­sonal de laboratorio, cabinas de seguridad bioló­gica para los procedimientos que pueden produ­cir aerosoles (por ejemplo, mezcla y sonicación). Aunque los vectores existentes pueden usarse en este nivel de aislamiento para trabajos de ries­go bajo, deberían adoptarse vectores y huéspedes más seguros, cuando se dispongan de ellos.
3.    Riesgo moderado: Tales medidas de aisla­miento son apropiadas para experimentos en los que haya probabilidad de generar un agente con un potencial significativo, en lo que se refiere a su patogenicidad o destrucción ecológica. Las carac­terísticas principales de este nivel de seguridad, además de las dos clases precedentes, son que las operaciones de transferencia deben realizarse en cabinas de seguridad biológica (por ejem­plo, campanas de flujo laminar), deben utilizarse guantes durante el manejo de los materiales infec­ciosos, las líneas de vacío deben estar protegidas por filtros y en los laboratorios de acceso limitado debe mantenerse una presión negativa, Sin embar­go los experimentos que ofrecen un riesgo mode­rado deben realizarse sólo con vectores y huéspe­des que tengan una capacidad muy reducida para multiplicarse fuera del laboratorio.
4.    Alto riesgo: Este nivel de seguridad está ideado para experimentos en los que el potencial de destrucción ecológica o patogenicidad del or­ganismo modificado puede ser grave y, por tanto, presenta un peligro muy serio para el personal del laboratorio o para el público. Las características principales de este tipo de medida son las mis-mas que se utilizan en el manejo de agentes mi­crobiológicos extraordinariamente infecciosos, y consisten en medidas de aislamiento del área de trabajo de otras áreas, mediante cierres de aire, un ambiente de presión negativa, la exigencia de cambios de indumentaria, ducha para el personal y laboratorios equipados con sistema para la inac­tivación o eliminación de agentes biológicos que pueden estar contenidos en el aire viciado y en los residuos líquidos o sólidos. Todas las perso­nas que ocupen estas áreas deberían llevar batas de protección y ducharse en cada salida del ámbi­to de aislamiento especial. El manejo de los agen­tes biológicos debe hacerse exclusivamente en cabinas de seguridad biológica, en las que el aire viciado se incinere o pase a través de filtros espe­ciales. El aislamiento para el trabajo de alto riesgo incluye, además de las características físicas y de procedimiento descritas arriba, el uso de vectores y huéspedes rigurosamente probados y cuyo de­sarrollo pueda ser confinado al laboratorio.
Tipos de experimentos
Cálculos precisos de los riesgos relacionados con diferentes tipos de experimentos son difíci­les de obtener, debido a nuestra ignorancia sobre la probabilidad de que los riesgos que se antici­pan se manifiesten. Sin embargo, los experimen­tos que implican la construcción y propagación de las moléculas de ADN recombinantes procedentes de: 1) procariotas, bacteriófagos y otros plás­midos; 2) eucariotas, han sido clasificados como de riesgo mínimo, bajo, moderado y alto para orientar a los investigadores en su elección de la protección apropiada. Estas designaciones debe-rían ser consideradas como valoraciones provisio­nales, que necesitarán una revisión a la luz de la experiencia futura.
Las mismas moléculas de ADN recombinante, como distintas de las células portadoras, pueden ser infecciosas para bacterias o para organismos superiores. Las preparaciones de ADN en estos experimentos, especialmente en grandes cantida­des, deberían ser inactivadas químicamente antes de su eliminación.
1. Procariotas, bacteriófagos y plásmidos bac­terianos: Donde la construcción de las moléculas de ADN recombinante y su propagación implica agentes procarióticos que se sabe que intercam­bian información genética de forma natural, los experimentos pueden realizarse con medidas de seguridad de riesgo mínimo. Siempre que los ex­perimentos hagan sospechar un riesgo potencial, debe asegurarse una protección más rigurosa.
Los experimentos que implican la creación y propagación de las moléculas de ADN recombi­nante a partir de ADN de especies que ordina­riamente no intercambian información genética, genera biotipos nuevos. Dado que tales experi­mentos pueden ofrecer riesgos mayores que los relacionados con los organismos originales, debe-rían hacerse, por lo menos, con las medidas de se­guridad recomendadas para experimentos de bajo riesgo. Si los experimentos implican organismos patógenos, o determinantes genéticos que puedan aumentar la patogenicidad de las especies porta-doras, o si el ADN transferido puede conferir a los organismos portadores nuevas actividades meta­bólicas no nativas para estas especies, y, por tan­to, modificar su relación con el medio ambiente, entonces debe utilizarse el aislamiento para riesgo moderado o alto.
Los experimentos que provoquen en los agen­tes patogénicos para el hombre un aumento de la resistencia a antibióticos o a desinfectantes, po­drían ser realizados sólo bajo condiciones de seguridad de riesgo moderado o alto, dependiendo de la virulencia del organismo implicado.
2.    Virus animales: Los experimentos que impli­can unión de genomas virales o segmentos de ge­nes a vectores procariotas y su propagación en cé­lulas procariotas deberían ser realizados con siste­mas de huésped-vector, con una capacidad de de­sarrollo nula fuera del laboratorio y con medidas de seguridad adecuadas para un riesgo modera-do. Los segmentos rigurosamente caracterizados y purificados de genomas virales no oncogénicos demostrablemente no transformantes de ADN de virus oncogénicos pueden unirse a vectores ac­tualmente existentes y propagados dentro del re-cinto exigible para un riesgo moderado; cuando se disponga de sistemas de huésped-vector más se­guros, tales experimentos pueden llevarse a cabo con medidas de bajo riesgo.
Los experimentos encaminados a introducir o propagar ADN no viral u otros agentes de bajo riesgo en células animales deberían utilizar como vectores sólo ADN animal de bajo riesgo (por ejemplo, viral, mitocondrial) y las manipulacio­nes deberían realizarse donde existan las medidas de aislamiento para riesgo moderado.
3.    Eucariotas: Los riesgos asociados con la unión fortuita de fragmentos de ADN de eucario­tas a vectores de ADN de procariotas y la propa­gación de estos ADN recombinantes en huéspe­des procariotas son los más difíciles de valorar.
A priori, el ADN de vertebrados de sangre ca­liente es más probable que contenga genomas vi­rales, potencialmente patógenos para el hombre, que los ADN de otros eucariotas. Por consiguien­te, los intentos de clonar segmentos de ADN de tales animales y particularmente los genomas de primates deberían realizarse sólo con sistemas de huésped-vector que tengan una capacidad demos­trada de crecimiento restringido fuera del labora-torio y con medidas de aislamiento adecuadas pa­ra riesgo moderado. Hasta que los segmentos clo­nados de ADN de vertebrados de sangre calien­te estén completamente caracterizados, deberían mantenerse en el sistema huésped-vector de má­xima restricción en laboratorios de contención de riesgo moderado; cuando tales segmentos clona­dos estén caracterizados, pueden ser propagados, como se ha sugerido para los segmentos purifica-dos de genomas virales.
A menos que los organismos sinteticen un pro­ducto conocido como peligroso (tales como toxi­nas, virus), los ADN recombinantes de vertebra­dos de sangre fría y todos los demás eucariotas inferiores pueden ser construidos y propagados con el sistema huésped-vector más seguro entre los disponibles, con medidas de aislamiento para bajo riesgo.
El ADN purificado de cualquier fuente, que realice funciones conocidas y puedan ser juzga-das como no tóxicas puede clonarse con vecto­res ordinariamente disponibles y con medidas de seguridad para bajo riesgo. (El término tóxico se aplica aquí para las toxinas, productos potencial-mente oncogénicos o sustancias que podrían perturbar el metabolismo normal, si se produjesen en un animal o planta por la presencia de un micro-organismo).
4. Experimentos que deben ser aplazados: Hay experimentos factibles que presentan tan graves peligros que su realización no debería emprender-se de momento con los sistemas huésped-vector ahora disponibles y con las medidas de protección actuales. Estos incluyen el clonaje de los ADN re­combinantes derivados de organismos, considera-dos como muy patogénicos (es decir, agentes etio­lógicos de las clases III, IV y V según la clasifica­ción del Departamento de la Salud, Educación y Bienestar Social de USA), el ADN que contenga genes tóxicos y experimentos a gran escala (más de 10 litros de cultivo) usando ADN recombinan­tes capaces de sintetizar productos potencialmen­te dañinos para el hombre, animales o plantas.
 
Realización
En muchos países, organizaciones nacionales empiezan a dar pasos encaminados a la elabora­ción de códigos o normas aplicables en la reali­zación de experimentos con riesgos conocidos o potenciales. Mientras éstos no estén perfectamen­te establecidos, urgimos a los científicos para que usen como una guía lo que se propone en este do­cumento. Además, hay algunas recomendaciones que podrían ser puestas en marcha de manera inmediata y directa por la comunidad científica.
Desarrollo de vectores y huéspedes más se­guros
Una importante y esperanzadora consecución de la reunión fue la verificación de que bacte­rias y vectores especiales con capacidad restrin­gida para multiplicarse fuera del laboratorio pue­den construirse genéticamente, y que el uso de estos organismos aumentará la seguridad de los ex­perimentos con ADN recombinantes en muchos órdenes de magnitud.
Los experimentos en este sentido están en fa-se de progreso, y en un futuro próximo se podrá disponer de variantes del bacteriófago, plásmidos no transmisibles y cepas especiales de Escheri­chia coli. Todos estos vectores podrían reducir extraordinariamente el riesgo potencial al mismo tiempo que ayudarán a mejorar la metodología. Otros sistemas de huésped-vector, especialmente las cepas modificadas de B. subtilis, bacteriófa­gos y plásmidos, pueden también ser útiles para fines concretos. Muy posiblemente se encontrarán vectores adecuados y totalmente inocuos para los huéspedes eucariotas, tales como levaduras, célu­las animales y vegetales fácilmente cultivables. Es probable que haya un continuo desarrollo en este área y los participantes de la reunión acordaron que sistemas huésped-vector en que se introducen mejoras que reduzcan los riesgos de la investiga­ción de ADN recombinante estarán a disposición de todos los investigadores interesados.
 
Procedimientos de laboratorio
Es responsabilidad del investigador principal informar al personal del laboratorio de los ries­gos de tales experimentos antes de que sean ini­ciados. Es necesaria una discusión libre y abier­ta para que cada participante en el experimento comprenda plenamente la naturaleza del mismo y cualquier riesgo que pueda implicar. Todo el per­sonal ha de ser adiestrado en lo que se refiere a las medidas de seguridad encaminadas a controlar los riesgos, incluidas las actuaciones de emergencia, en caso de que se presente un riesgo inesperado. Se recomienda también que se realice periódica-mente un control apropiado de la salud de todo el personal, incluida una monitorización serológica.
Intercambio de experiencia y cursos de adiestramiento
La investigación en esta área avanzará con ra­pidez y los métodos utilizados encontrarán aplica­ción en muchos problemas biológicos diferentes. Es imposible prever la gama completa de posibles experimentos y establecer un juicio preciso sobre cada uno de ellos. Por lo tanto, es esencial llevar a cabo una valoración continua de los problemas, a la luz de los nuevos conocimientos científicos. Es­to podría lograrse por medio de una serie de reu­niones de trabajo y conferencias anuales, algunas de las cuales deberían tener lugar a nivel interna­cional. Deberían existir, también, cursos para el adiestramiento de personal en los métodos impor­tantes, ya que es probable se interesen por este tipo de trabajo laboratorios que pueden no haber tenido una extensa experiencia en este área. Debe darse prioridad a la investigación que puede me­jorar y valorar la eficacia de las medidas de aisla­miento de los sistemas huésped-vector ya existentes y de los que puedan encontrarse en el futuro.
Conocimientos nuevos
Este documento presenta una primera valora­ción de los riesgos potenciales a la luz de los conocimientos actuales. Sin embargo, se sabe muy poco acerca de la viabilidad de cepas de bac­terias y bacteriófagos de laboratorio en diferentes nichos ecológicos del mundo exterior. Y menos aún se sabe acerca de si las moléculas de ADN recombinantes mejorarán o empeorarán la supervivencia de sus vectores y huéspedes en la natura­leza. Estas cuestiones son fundamentales en la va­loración de cualquier nuevo organismo que pueda construirse en el futuro. Es necesario emprender una investigación en esta área y darle una gran prioridad. Sin embargo, la mayoría de los biólo­gos moleculares que pueden construir moléculas de ADN recombinante no están realizando estos experimentos y será necesario facilitar una inves­tigación en colaboración entre ellos y grupos ex­perimentados en el estudio de la infección bacte­riana o la microbiología ecológica.
También debería realizarse un trabajo que haga posible la monitorización del escape o disemina­ción de vehículos clónicos y sus huéspedes.
Nada se sabe acerca de la capacidad de infec­ción potencial en organismos superiores de fagos o bacterias que contengan segmentos de ADN eu­carióticos y muy poco sobre la capacidad de in­fección de las moléculas de ADN por sí mismas. La transformación genética de las bacterias ocu­rre, sin duda, en animales, lo que sugiere que las moléculas de ADN recombinantes pueden retener su potencia biológica en este ambiente. Hay mu­chos interrogantes en este campo cuyas respues­tas son esenciales para una valoración correcta de los riesgos de los experimentos con moléculas de ADN recombinantes. Será necesario asegurar que este trabajo se planifique y se lleve a cabo; y será especialmente importante tener esa información antes de que se intente la aplicación a gran escala del uso de las moléculas de ADN recombinantes.

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