Según el informe de las Naciones Unidas Perspectivas de la Población Mundial 2022, India superará a China como país con mayor población mundial en 2023,
La ONU también prevé que la población mundial haya alcanzado los 8.000 millones de habitantes en noviembre 2022
Ya en marzo de 2022, circularon informes en las redes sociales chinas que afirmaban que la población de la India había superado a la de China, aunque posteriormente los expertos lo desmintieron.
En la actualidad, las mujeres de la India tienen menos hijos que sus madres. Sin embargo, a pesar de una menor tasa de fertilidad, la población del país sigue creciendo.
La idea de que el país debería adoptar algo parecido a la antigua “política de un solo hijo” de China ha ido pasando de los márgenes al pensamiento político.
Pero la idea de que la India debería emular la política demográfica de China en el pasado es, en el mejor de los casos, errónea, y en el peor, peligrosa.
Ambos países están luchando con el legado de las duras políticas de población, y unos controles de población más estrictos en la India podrían tener consecuencias desastrosas para las mujeres y las comunidades minoritarias.
Dados los crecientes vínculos de Australia con India, debería preocuparse por lo que la política demográfica podría significar para la erosión de las normas democráticas en India.
Consecuencias imprevistas
India puso en marcha el primer programa nacional de planificación familiar del mundo en 1952. La tasa de natalidad empezó a descender, pero sólo gradualmente, y el tamaño de las familias se mantuvo obstinadamente alto. El gobierno aplicó entonces la esterilización forzosa generalizada, sobre todo a los musulmanes y a los pobres de las ciudades, especialmente durante los años de “la emergencia”, entre 1975 y 1977.
En el caso de China tras la fundación de la República Popular China en 1949, la mortalidad infantil disminuyó considerablemente. Entre 1950 y 1980, la población china casi se duplicó. La “política del hijo único” -limitar los nacimientos por pareja mediante medidas coercitivas- se aplicó a principios de la década de 1980, y la fertilidad descendió drásticamente.
Tanto en India como en China, estas políticas demográficas tuvieron consecuencias imprevistas.
En China, el gobierno se encontró con que una vez que las tasas de fertilidad bajaron, se enfrentaron a una población envejecida. Incluso después de relajar las políticas de control de la natalidad para permitir a todas las parejas tener dos hijos en 2015, y tres hijos en 2021, las tasas de natalidad siguen siendo bajas, especialmente entre la clase media urbana favorecida por el gobierno.
En ambos países, la proporción de sexos sesgada causada por los abortos selectivos por sexo ha provocado una serie de problemas sociales, como los matrimonios forzados y la trata de personas.
China se ha encontrado con que, a pesar de haber dado marcha atrás, no puede deshacer esta rápida transición demográfica. Las parejas urbanas de clase media se enfrentan a una creciente presión financiera, que incluye el coste de criar a los hijos y de cuidar a los ancianos. Aunque el gobierno ha animado a las mujeres urbanas de “alta calidad” a dar a luz, las mujeres rurales y de minorías siguen siendo disuadidas de tener más hijos.
Al igual que en China, en algunos estados de la India, la educación de las mujeres y sus aspiraciones para sus hijos han contribuido a reducir las tasas de natalidad. Al igual que China, estos estados se enfrentan ahora a un envejecimiento de la población. Las tasas de natalidad en otros estados con alta población musulmana también han disminuido, pero a un ritmo más lento.
Impacto injusto
A pesar del descenso de las tasas de natalidad, algunos políticos han abogado por la adopción de algo parecido a la antigua política china de un solo hijo en los estados del norte con gran población musulmana. Estos llamamientos tienen menos que ver con la realidad demográfica y más con las preocupaciones de los nacionalistas hindúes mayoritarios en torno a la fertilidad musulmana y de las “castas inferiores”.
Lo que preocupa es que el próximo hito demográfico empuje a la India a adoptar políticas demográficas precipitadas. Éstas, a su vez, podrían afectar injustamente a las mujeres y a las minorías.
Cuatro estados indios con grandes poblaciones musulmanas ya han aprobado versiones de una “política de dos hijos”. Además, muchas de estas políticas incluyen incentivos para que las familias tengan un solo hijo. Y en 2021, un alto ministro del gobierno propuso una política nacional de “un solo hijo”.
Al igual que las anteriores políticas de control de la población, están dirigidas a las familias musulmanas y de castas inferiores, e ilustran una agenda nacionalista hindú más amplia con tendencias antidemocráticas.
Al igual que ocurrió en el momento álgido de la política de un solo hijo en China, los indios podrían perder puestos de trabajo en el gobierno y en otros lugares si se aprueban estas leyes a nivel nacional. Algunos estados y municipios indios ya han legislado para que las personas con más de dos hijos no puedan acceder a puestos de trabajo en el gobierno ni presentarse a cargos políticos.
Lo irónico es que la tasa de natalidad de la India y el tamaño de las familias están disminuyendo debido a las propias decisiones reproductivas de las mujeres. Muchas mujeres se someten a la anticoncepción quirúrgica después de tener dos hijos (o después de tener un hijo).
Sin embargo, los incentivos financieros para los médicos y las mujeres hacen que las mujeres más pobres se vean presionadas a someterse a estos procedimientos.
En otras palabras, la tendencia en la India es ya hacia familias más pequeñas. Como señala el propio informe de la ONU de 2022, no es necesaria una intervención drástica del Estado.
Publicado en The Conversatrion, Calls for a ‘one-child policy’ in India are misguided at best, and dangerous at worst, el 15 noviembre 2022. Traducción propia
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