La diversidad de pensamiento está en riesgo en las revistas médicas

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Hace un par de años, se nombró a una nueva editora para una de las revistas médicas más importantes del mundo, JAMA, o el Journal of the American Medical Association, y su red de revistas asociadas.

La Dra. Kirsten Bibbins-Domingo expuso sus objetivos en un editorial titulado “La urgencia del ahora y la responsabilidad de hacer más”. Aspiraba a garantizar que JAMA tuvieralos más altos estándares de integridad editorial y calidad, independientemente de cualquier interés especial”. Advirtió contra la “insularidad y el provincianismo”; Dijo que “es primordial que las voces en la sala donde se toman las decisiones representen diversidad de pensamiento, experiencia y orígenes”.

Sin embargo, cabe preguntarse qué tan comprometida está JAMA con la diversidad de pensamiento. Dos artículos en la edición del 4 de marzo de JAMA Internal Medicine promueven un enfoque estrecho y controvertido sobre el comienzo y el final de la vida.

El primero es un ataque salvaje a la asistencia sanitaria católica en los Estados Unidos por parte del editor asociado y el editor adjunto de la revista. Como “nota del editor”, hace suya la bandera de los derechos reproductivos.

Los hospitales católicos son una fuente importante de atención médica en los Estados Unidos para personas de todas las denominaciones. Es posible que las personas embarazadas [sic] no siempre tengan la opción de elegir dónde darán a luz si el parto se produce rápidamente y requieren transporte de emergencia al hospital más cercano”, escriben. “Debe haber un camino para garantizar que las personas embarazadas reciban la atención que desean, independientemente del hospital al que acudan”.

¿Y cuál podría ser ese camino? La implicación clara es que los hospitales católicos deberían verse obligados a brindar atención médica a: abortos, esterilizaciones y anticoncepción, sobre lo que tienen profundas objeciones morales.

El segundo es un alegato sentimental a favor de extender el suicidio asistido legal a todo Estados Unidos. Ambos autores son médicos: esposa e hija de un distinguido médico del estado de Washington, J. Randall Curtis, que murió de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) el año pasado. Escriben:

“Para Randy, el único final a su sufrimiento extremo mientras la ELA lo estaba matando fue el acto sobrecogedor de acelerar su propia muerte. En su caso, fue su propio médico más compasivo”.

Los seres queridos del Dr. Curtis son elocuentes al describir su dolor por la pérdida de un hombre al que amaban muchísimo. Pero sus argumentos a favor de la ampliación de la ley de Washington que permite el suicidio asistido son tendenciosos y distan mucho de ser originales. Sí, los médicos deberían ser compasivos. Sí, los pacientes deben tener autonomía.

Pero esto no agota la cuestión del “derecho a morir”. Los autores afirman alegremente que la ciencia compasiva protegerá el bienestar social. Es una suposición dudosa. Basta mirar al otro lado de la frontera, en Columbia Británica, donde la gente elige morir porque no puede acceder a cuidados paliativos ni a servicios sociales de apoyo.

Regresando a la política editorial de la revista JAMA, cabe preguntarse: ¿Representan estos artículos los más altos estándares de integridad y calidad editorial independientemente de cualquier interés especial”?

No. Muchas personas dirían que sí representan un interés especial: una campaña para negar la santidad de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.

En los Estados Unidos de hoy, por supuesto, ésta es una propuesta controvertida, con argumentos en ambos lados. Pero, ¿cuándo leerán los lectores de JAMA Internal Medicine una defensa de la asistencia sanitaria católica? ¿Cuándo leerán el desgarrador relato personal de una doctora que cuidó hasta el final a su ser querido terminal?

No muy pronto. La insularidad y el provincianismo han triunfado en JAMA. Cada vez parece más como si las principales revistas médicas del mundo hubieran sido capturadas por la cultura de la muerte.

 

Publicada en Mercatornet por Michael Cook | 06 de marzo de 2024 | Diversity of thought is at risk in medical journals

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