Resumen
En este artículo analizaremos en primer lugar qué es el transhumanismo como corriente cultural y cuáles son los principales problemas bioéticos que plantea, en particular, la perspectiva del denominado mejoramiento humano o human enhancement. En segundo lugar, sin pretensión de exhaustividad, veremos cuáles son los principales desafíos que plantean las ciencias emergentes para el siglo XXI; y en particular, las denominadas tecnologías convergentes o NBIC (nanotecnología, biotecnología, informática y ciencias cognitivas) aplicadas a la vida humana. Por último, señalaremos algunas de las cuestiones bioéticas más relevantes que todo investigador debería plantearse antes de aplicar dichas tecnologías convergentes en humanos y ofrecemos algunos puntos de referencia éticos que pueden resultar útiles.
Abstract
In this article we start by submitting a definition of transhumanism and then turn to the main bioethical problems that arise from it, with particular attention to the so-called human enhancement perspective. Secondly, and without being exhaustive, we shall seek to identify some of the main challenges posed by emerging sciences in the 21st century, specially with an eye to convergent technologies or NBICs (nanotechnology, biotechnology, informatics and cognitive sciences). And finally, we end up by enumerating some of the bioethical questions every researcher should take into account before considering applying any new technology on humans in the coming decades.
1. Fundamentos del transhumanismo y el mejoramiento humano
El transhumanismo ha sido definido como “El movimiento intelectual y cultural que afirma fundamentalmente la posibilidad y la conveniencia de mejorar la condición humana mediante la razón aplicada, especialmente mediante el desarrollo y la puesta a disposición de tecnologías para eliminar el envejecimiento y mejorar en gran medida la capacidad intelectual, física y psicológica”. De este modo, Nick Bostrom, director del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, y uno de los mayores teóricos de esta corriente, afirma que el transhumanismo, ahora denominado Humanity +, representa una nueva concepción del futuro del hombre; concepción que reúne científicos y expertos procedentes de distintos sectores del saber: Inteligencia Artificial, Neurología, Nanotecnología, y otros investigadores en biotecnología aplicada, junto con filósofos y hombres de cultura, todos ellos con el mismo fin: cambiar, mejorar la naturaleza humana y prolongar su existencia hasta, incluso, eliminar su condición mortal.
En la última década han sido escritos numerosos artículos y monografías sobre esta corriente y distintos aspectos de la misma. Desde nuestro primer artículo de 2009, en que analizábamos los fundamentos antropológicos y algunas cuestiones bioéticas, la bibliografía sobre transhumanismo ha proliferado, aunque no tanto aquella sobre la bioética del transhumanismo. Con este artículo pretendemos abordar aquello que para nosotros representa la punta de lanza de la vanguardia en la transformación que se producirá en las próximas décadas mediante la ciencia y la tecnología, para ampliar la mirada posteriormente a todos los desafíos que nos plantean las tecnologías emergentes y convergentes.
El transhumanismo no es una corriente homogénea, está formada por distintos autores y derivadas que van desde el transhumanismo más radical, como vía hacia el posthumanismo; es el caso, por ejemplo, de Anders Sandberg, de la Universidad de Oxford; y autores que, sin ser tan radicales, hablan del mejoramiento humano sin tener necesariamente el objetivo de una transformación radical de lo humano, como sería el caso de Julian Savulescu, alumno de Peter Singer, también de la Universidad de Oxford. Quizá alguien se pregunte qué diferencia hay entre un transhumano y un posthumano. En primer lugar, hemos de considerar que para un transhumanista el ser humano es considerado como “chatarra biológica”, imperfecta y mejorable. De esta imperfección nace el deseo de trascender dicha situación e ir hacia una mejora biofísica y psíquica. Un transhumano sería un humano mejorado en sus condiciones biofísicas y psíquicas (mediante genética, nanotecnología, fármacos, etc.); y un posthumano sería alguien notoriamente distinto, con capacidades que exceden a ambos, humano y transhumano. Las definiciones y distinciones entre ambos no están claras. Mientras el humano seguiría siendo humano con cambios accidentales, el posthumano sería alguien notoriamente distinto. Este último sería un ser “más perfecto” que el ser humano y el transhumano. Podría gozar de una prolongación de la vida sin deteriorarse, tendría mayores capacidades intelectuales (sería más inteligente que los demás), tendría un cuerpo conforme a sus deseos, podría engendrar copias de sí mismo, dispondría de un control absoluto de sus emociones. Los transhumanistas no especifican si el posthumano es orgánico o inorgánico. Anders Sandberg, teórico del posthumanismo afincado en Oxford, experto en inteligencia neurocomputacional, a saber, en intentar traducir nuestros actos psíquicos en algoritmos en un ordenador, afirma que podríamos llegar a realizar un trasvase del contenido sináptico de nuestro cerebro a un ordenador y seguir existiendo tras la muerte en una existencia postbiológica. Más allá de la imposibilidad práctica de esto hoy en día, y de una serie de premisas indemostradas, estos autores hablan de existencia posthumana como una suerte de existencia feliz futura. Nick Bostrom ha llegado a afirmar que el transhumanismo es un “humanismo laico tecnofílico” y en alguno de sus artículos plantea la extinción de los humanos a favor de los posthumanos.
Cuadernos de Bioética. 2021; 32(105): 133-139DOI: 10.30444/CB.92
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