El Transhumanismo de Julian Huxley. Una nueva religión para la humanidad
1. Introducción
El transhumanismo se ha convertido en uno de los objetos de debate filosófico más acuciantes en el siglo XXI. Francis Fukuyama, el filósofo que fuera asesor de la Administración Bush, advirtió en el año 2002, en su libro El fin del hombre, de las posibles consecuencias perniciosas de la revolución biotecnológica que estamos viviendo.
Se trata de una revolución, sobre todo tecnocultural, que en el ámbito de la filosofía española está encontrando su espacio. Son varios los autores hispanos que están abriendo el debate sobre este movimiento cultural en los últimos años. Por ejemplo, para Antonio Diéguez el transhumanismo es “la utopía del momento”. Un diagnóstico que comparte, asimismo, Elena Postigo, quien considera que, en virtud de la faltade pensamiento crítico dentro de la corriente, “el transhumanismo es autorreferencial y no entra en confrontación con otras teorías”. Para la filósofa segoviana es una de las razones por las que “el proyecto transhumanista es irrealizable en su totalidad” y se trata de una utopía en sentido estricto.
De todas formas, y a pesar del talante utópico de las propuestas transhumanistas, los tres filósofos, desde sus respectivas posturas, consideran que el mejoramiento humano o human enhancement, al tratarse de una ética relacionada con los sueños transhumanistas, es practicable y sobre ella se decide parte del debate actual. Pero ese es un asunto del que no nos ocuparemos aquí. En las siguientes páginas nos ocuparemos de la evolución filosófica de Julian Huxley hasta que definió su creencia religioso-ciéntifica como transhumanismo, que esencialmente es un misticismo científico de carácter marcadamente utópico del que no se han desprendido los autores posteriores.
No obstante, a pesar de que las esperanzas transhumanistas se encuentren dentro del plano de la utopía, el alcance académico y económico de este movimiento cultural va aumentando con los años. Ya sea por la publicación de bestsellers de contenido transhumanista –como Homo Deus, de Yubal Noah Harari–, las narrativas audiovisuales –Black Mirror, Westworld– o las noticias relacionadas con el mejoramiento humano –como el caso de las niñas editadas genéticamente por el genetista He Jiankui, condenado a tres años de prisión por las autoridades de la República Popular de China–, la cultura transhumanista se está abriendo un espacio en la sociedad del siglo XXI y su influencia parece que va a ir en aumento.
Un ejemplo de la popularización del transhumanismo es Raymond Kurzweil, uno de los transhumanistas más destacados a nivel internacional y que se inscribe dentro de la corriente singularista. El ingeniero estadounidense fue contratado como Director de Ingenieríade Google en el año 2012. Además, el gigante tecnológico creó en el año 2013 una empresa llamada California Life Company –Calico–, dedicada al mejoramiento biotecnológico del ser humano con el objetivo de detener el envejecimiento y el cáncer. Con esto podemos ver que las ideas transhumanistas están encontrando una base material y social suficiente para que su discurso no quede reducido a una minoría, sino que puede llegar a normalizarse al estar promocionado por las empresas tecnológicas más importantes a nivel internacional.
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