¿Qué hacemos con los no vacunados?

Cuestiones científicas y éticas

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El 11 de agosto de 2021 el Consejo de Emergencia Pública para la Crisis del Covid-19 de Israel ha presentado un documento de toma de posición ante la escalada de discursos políticos agresivos que se estaban llevando en Israel contra las personas no vacunadas. Al final de este artículo recogemos este documento en inglés y en español.

Nos estamos acostumbrando a una opinión pública que señala como responsables de las sucesivas ondas de contagios a los no vacunados. También se les señala como posibles responsables del colapso hospitalario por el aumento de casos graves.

En muchos países, los gobiernos obligan a vacunarse a sus funcionarios o trasladan a aquellos que no se han vacunado. Se establecen medidas de identificación (Green pass) que se convierten en medidas de discriminación para acceso a determinados recintos en función de si uno está o no vacunado, así como las decisiones de determinadas organizaciones privadas de imponer la vacunación a sus afiliados, plantean innumerables cuestiones tanto desde el punto de vista científico como desde el punto de vista ético.

Estos problemas son afrontados por el documento israelí titulado “La ciencia y la ética en relación con el riesgo que suponen las personas no vacunadas”.

Las principales afirmaciones de dicho documento son:

– Los datos obtenidos atestiguan la eficacia de la vacuna de Pfizer para prevenir las enfermedades graves y las muertes por Covid-19. Las vacunas mejoran, además, la tasa de recuperación y reducen el riesgo de requerir ventilación.

– El planteamiento del documento es ver el impacto de las personas no vacunadas sobre las personas vacunadas. En este sentido:

 

  1. Los datos científicos son:
    1. La tasa de individuos vacunados entre las personas con casos verificados de Covid-19 es muy próxima, incluso idéntica, a su proporción relativa en el resto de la población.
    2. La carga viral en individuos vacunados y no vacunados que han contraído la enfermedad es similar è esto significa que no hay diferencias significativas en la posibilidad de infectar a otros entre vacunados o no vacunados. Es decir, no se puede decir que me vacuno para evitar contagiar a otros, porque no es cierto (de hecho las personas vacunadas pueden ser superdifusores que contagien a otros vacunados).
    3. El riesgo de contagio que tienen las personas asintomáticas es 20 veces menor que las de pacientes sintomáticos. La eficacia de la vacunación en la prevención de la transmisión y el contagio no es significativa e incluso puede ser insignificante. Por lo tanto, un individuo no vacunado no es diferente en cuanto al riesgo directo de transmitir el virus a un individuo vacunado.
    4. El discurso de señalar a los no vacunados (ej. los jóvenes) como responsables de las olas de contagios es erróneo. Las personas no vacunadas no son las causantes de que la pandemia continúe, ni ponen en peligro a los vacunados.
    5. A medida que aumenta el % de vacunados el riesgo de colapso hospitalario disminuye porque el mayor porcentaje de las personas no vacunadas son jóvenes, con un % muy bajo de gravedad de la enfermedad.

 

Conclusión científica: No hay ninguna prueba científica que apoye la afirmación que las personas no vacunadas pongan en riesgo la salud pública en mayor medida que las personas vacunadas. La vacunación debe presentarse como un medio inmediato para proporcionar protección personal contra la enfermedad grave o la muerte, especialmente para las personas de alto riesgo.

Los individuos vacunados tienen un paraguas de protección que los protege de la enfermedad grave.

 

2. Desde el punto de vista ético:

    1. Atacar o señalar a las personas que no han podido recibir o han decidido no recibir la vacuna es una contradicción ética sin precedentes con los valores de la medicina en lo que respecta a la libertad de elección en todo lo relativo a los tratamientos médicos.
    2. Las políticas de salud pública no pueden basarse en la amenaza o en la discriminación. Las políticas de salud pública solo son eficaces cuando se basan en la educación y el diálogo.
    3. El discurso de que la culpa de los contagios la tienen los no vacunados lo único que hace es fomentar la ilusión, en las personas vacunadas, de que la vacunación los protege contra el contagio, alimentando comportamientos descuidados de las personas vacunadas en espacios públicos compartidos con poblaciones de alto riesgo.
    4. En toda sociedad democrática, el derecho a la protección de la sociedad prevalece sobre el derecho a la libertad del individuo sólo cuando existe un peligro real. Es un error restringir la libertad de una persona debido a un riesgo potencial remoto.

 

Resumen

Es necesario continuar con el esfuerzo de persuasión e información a los miembros de las poblaciones, especialmente de alto riesgo, que todavía no han sido vacunados con las dos primeras dosis.

La decisión de vacunarse debe quedar en manos de cada persona, según su comprensión y sus valores.

Es necesario acabar con las políticas de discriminación con los no vacunados. Explicar con información científica y veraz a la población que los individuos que aún no se han vacunado no son un factor que perpetúe la pandemia y ponga en peligro al resto de la población.

 

 

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